Segundo Primero de mayo bajo el gobierno Prodi...

Los trabajadores no tenemos nada que festejar

Hace un año llegaba al poder el gobierno de centro izquierda en Italia. El ala izquierda de la coalición, junto con la burocracia sindical, planteaba que luego de la derrota electoral muy relativa de Berlusconi los trabajadores y las clases subalternas en Italia podían confiar en un “gobierno amigo” que bien pronto se hubiera encaminado hacia la “alternativa”. No hubo ni “alternativa” ni tampoco fundamentalmente “alternancia” en la ofensiva que golpea sin cesar desde hace un año a los explotados en Italia mientras que Prodi, con sus socios europeos, logró relanzar con todo la ofensiva económica y militar del imperialismo italiano en el exterior, desde los Balcanes hasta Afganistán pasando por Líbano.

Mientras los sindicatos se aprestan a negociar la reforma de la edad jubilatoria, se está reforzando el sistema de los fondos de pensiones. Se están aplicando a rajatablas los recortes previstos por la ley presupuestaria de 2007 mientras se multiplican los regalos a los sectores más concentrados de la patronal, los que “inovan” y “producen”. Entretanto, aumenta el número de accidentes laborales, con al menos 1.200 muertos al año y decenas de miles de heridos graves.

Para los trabajadores italianos e inmigrantes y la juventud los últimos meses fueron tiempos negros. Gracias a la complicidad de las tres mayores centrales sindicales, la CGIL, la UIL y la CISL, gracias a la colaboración gubernamental del ala izquierda del prodismo, se impuso una tregua social mediante la cual pasaron todos los ataques sin la más mínima respuesta organizada y coordinada por parte del proletariado. Es más, sacando provecho de este clima, y ante la necesidad de refundar profundamente el panorama político italiano para poder llevar adelante el complejo y ambicioso proyecto de rearticulación del capitalismo italiano, la coalición prodiana logró avanzar, con el beneplácito de la gran patronal, Confindustria, en su proceso de refundación interna. Por una parte se está estructurando el nuevo Partido Democrático a través de la fusión de la Margarita y de la mayoría de los DS. Mientras tanto, el ala “izquierda” de los DS y los dos partidos “comunistas” (Refundación y PdCI) están discutiendo de las modadlidades para conformar un polo amplio más “reformista” que tendría que ser la otra pata de la coalición propatronal prodiana. Ambos partidos darían una mayor estabilidad al centro izquierda italiano y le permitiría alargar su base social para poder llevar a cabo su política de reestructuración.

Es en este contexto que tuvieron lugar las marchas del Primero de mayo. Las principales concentraciones organizadas por la burocracia sindical se centraron en el tema de la seguridad en los lugares de trabajo y la defensa de la “dignidad del trabajo”. En la manifestación nacional de Turín a la cual participaron los principales figurones del centro izquierda, el ex líder del PRC y actual Presidente de la Cámara Fausto Bertinotti tuvo la caradurez de plantear que la prioridad del gobierno tendría que ser, para los próximos cuatro años de legislatura, la seguridad en los lugares de trabajo, la lucha contra la precariedad y sobre todo una “urgente operación de justicia social basada en las pensiones y los salarios”, cuando el gobierno que respalda Bertinotti y al cual pertenece el ministro de la “solidaridad social” del PRC que participó a la marcha también, hace precisamente lo contrario. Luigi Angeletti, líder de la Uil, planteó sin sonrojarse desde el palco que el gobierno “ya no puede pedirles sacrificios a los trabajadores” mientras que en la agenda de las confedereaciones sindicales está el tema de la reforma de las pensiones y la renovación de los convenios laborales. Cuando se sabe que las confederaciones postergaron su llamado a la huelga general de 24 horas en el sector público en cambio de una promesa de aumento de 100 miserables euros por mes, bien se puede entender lo que son los “sacrificios” de Angeletti. Epifani, dirigente de la CGIL, recalcó por su parte que “no se puede proseguir así, utilizando un modelo de empresas que hacen dinero, acumulan ganancias pero no invierten y ahorran dinero en el terreno de la seguridad laboral”. ¿Cuál sería el modelo ideal para estos señores aue respaldan la obra “modernizadora” del capitalismo italiano del gobierno Prodi? Nada menos que la misma ciudad de Turín y el grupo Fiat, cuyo destino parecía ser el del « irremediable declive industrial » pero que logró « volver a alzar la cabeza ». Apreciarán este parecer los obreros despedidos de la empresa, los trabajadores del grupo Agnelli a lo largo y ancho del mundo, en cuyo sudor se basan las multimilionarias ganancias del grupo. No será una casualidad si estos mismos señores fueron duramente rechifaldos en una asamblea, en la mítica planta Fiat de Mirafiori de Turín, en dicembre del año pasado, cuando pretendían ilustrar y defender a los ojos de los metalmecánicos las proezas del gobierno Prodi .

Algunas manifestaciones alternativas fueron organizadas en otras ciudades importantes del país. Tuvieron sin embargo una acatamiento menor que los años precedentes, cuando Berlusconi estaba en el poder. La más concurrida de la manifestaciones alternativas fue la “May day” de Milán, con unos 60.000 manifestantes. Organizada en buena parte por la RdB CUB, el principal sindicato de base, participaron precarios, estudiantes, centros sociales y corrientes de extrema izquierda. Otras manifestaciones similares tuvieron lugar en Nápoles (ver crónica), Bérgamo y l’Aquila. En todo caso, el gran problema de estas marchas alternativas, más allá del hecho de que no logran agrupar a sectores consistentes de la clase ni disputarles el terreno a las confederaciones abiertamente conciliadoras continúa siendo la relación que siguen teniendo algunas de las corrientes que las organizan con el gobierno tanto como la estrategia de presión sobre el gobierno que defiende la gran mayoría de las direcciones de las organizaciones del sindicalismo de base y la izquierda de la CGIL, la Red 28 de abril.

Es cierto que el sindicalismo confederal logró imponer una tregua social indiscutida. Surgieron sin embargo en los últimos meses movimientos sociales y políticos antagonistas no directamente vinculados al terreno de la producción, como en el seno de los trabajadores inmigrantes, movimientos ciudadanos en defensa de las condiciones de vida y del medio ambiente, el movimiento contra la base de Vicencia para citar sólo unos ejemplos. Tampoco hay que olvidar el eco de las rechiflas de Mirafiori ni la importante victoria arrancada por los trabajadores de Atesia, el mayor centro de llamadas de Europa, en el cual los trabajadores obtuvieron su efectivización y aumentos salariales mediante una dura lucha contra la patronal ligada apoyada por la burocracia sindical cómplice. Desde este punto de vista, a la luz de las marchas del Primero de mayo, es más urgente que nunca coordinarse entre todos los sectores combativos organizados en el sindicalismo de base, la izquierda de la CGIL, las RSU, las estructuras autoorganizadas de los trabajadores, para imponer desde abajo, en asambleas de base, una agenda de los trabajadores que podamos discutir democráticamente para ir elaborando un programa de contraofensiva que tendría que tener como primer objetivo la preparación de la huelga general para empezar a contrarrestar los designios de la burgueía y su gobierno.

Por otra parte, si la burguesía y sus agentes en el seno del movimiento obrero están rediscutiendo de la articulación de sus partidos políticos para llevar adelante en mejores condiciones el complejo proceso de reestructuración del capitalismo italiano que prometió Prodi antes de llegar al gobierno, los trabajadores y los jóvenes de vanguardia no podemos quedarnos atrás sin hacer nada. Tampoco podemos dejar el espacio a los que después de haber participado a un sinnúmero de juntas locales y regionales, luego de haber apoyado el gobierno burgués de Prodi, votado su ley presupuestaria y los créditos de guerra, vuelven a descubrir las virtudes tímidas de la oposición al neoliberalismo y de la oposición a la guerra. Si queremos estar a la altura de los desafíos que plantea la situación, es menester sentar desde ahora las bases de un bloque clasista e internacionalista, fundado en la oposición consecuente al gobierno Prodi, a su política interna y exterior, y a las juntas locales y regionales de centro izquierda. Este bloque que habría organizar, dejando de parte sectarismo e intereses de aparato, representaría un primer paso para superar la fragmentación de la extrema izquierda en Italia, actuar en común para golpear de un sólo puño y permitiría lanzar en forma ámplia la discusión del programa y de las bases de una herramienta revolucionaria de los trabajadores que tanto hace falta en el país.

Reprodicimos a continuación las crónicas de activistas que participaron con sus organizaciones a las marchas alternativas del Primero de mayo en Turín y en Nápoles.

La Manifestación opositora de Turín

Marco Da Ros, desde Turín (Círculo Internazionalista)

En Turín, ciudad con tradición obrera, la manifestación del Primero de mayo es un acontecimiento ante el cual siente mucho apego la población y en relación al cual los sindicatos confederales (concertativi) CGIL, CISL y UIL movilizan. No es una casualidad si formas “alternativas” de celebración de la jornada, como la May day milanesa, no hizo pie aún en la ciudad.

Por añadidura este año Turín fue escogida para que organizar el acto nacional unitario de las conederaciones sindicales: estaban presentes los tres secretarios nacionales Epifani, Bonanni e Angeletti y distintos políticos del centro izquierda gubernamental como Bertinotti, Fassino, Giordano, Diliberto, etc.. La mitad de la manifestación que marchó desde la Plaza Vittorio Veneto hasta la Plaza San Carlo estaba por ende compuesta por las instituciones de la ciudad y la CGIL-CISL-UIL. Desfiló en forma compacta, rodeada por la policía y se había reservado el palco para las intervenciones finales.
No faltaron sin embargo los sectores claramente opositores al gobierno, aunque algunas corrientes y organizaciones de Turín habían optado por participar a la manifestación de Milán. La columna más numerosa era la que marchaba detrás de la banderola que decía “Contra el gobierno Prodi, por un Primero de mayo de oposición socal”. Estaba compuesta por los sectores que habían aderido al llamado lanzado a fines de abril y entre ellos estaban los sindicatos de base, los colectivos universitarios, los centros sociales y el Círculo Internacioanlista. El llamado reclababa que “un Primero de mayo, “fiesta de los trabajadores” no puede reducirse a un palco en el cual se exibe la “oposición a su majestad”, util tal vez a un sindicato y a una izquierda produbernamentales, más interesados en complacer los designios de la Confindustria, la patronal, que defender los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras. Un Primero de mayo “fiesta de los trabajadores” tiene, por consiguiente, que poner en el centro del debate la defensa y la extensión de los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras, la lucha contra la precariedad laboral, la oposición incondicional a la guerra”. Los puntos centrales que recalcaban las banderolas y que fueron retomados en las intervenciones durante las intervenciones de los oradores de la manifestación opositora era por ende la lucha contra la precariedad, la guerra, contra el TAV, la denuncia de los accidentes laborales y de los CPT.

A lo largo de la marcha estaban presentes también otras corrientes combativas, la asamblea contra las misiones militares en Plaza Castello, movimientos anarquistas y movimiento No-TAV en Plaza San Carlo. Salvo los No-TAV, aquellas corrientes, al estar completamente fragmentadas, no pudieron hacer escuchar claramente su voz opositora a la política del gobierno.

Es necesario continuar mejorando los instrumentos a través de los cuales se pueda empalmar con la hostilidad y la bronca que se expresa en relación a la política del centro izquierda para que este descontento se transforme en mayor conciencia y fuerza política.

¿EUROMAYDAY O FIESTA DE LOS TRABAJADORES?

De las luchas proletarias a las “rave party”, o sea la anestesia de las luchas...

La May Day de Nápoles y sus limitaciones

Kollintern (Colectivo Internacionalista de Nápoles), desde Nápoles

Por la cuarta vez se organizó en Nápoles la “May Day Parade”. Camiones y furgones pintados, con XXXX acompañaron la marcha, creando de esta forma una especie de “rave” que atrevesó la ciudad. Separado del corteo una columna compuesta por un centenar de activistas recalcó la importancia de relanzar una campaña de denuncia contra la guerra y la maquinaria imperialista, desde Bagnoli, en donde se encientra una base de entrenamiento de la NATO, hasta el golfo de Nápoles en general por el cual transitan submarinos y naves con propulsión nuclear, pasando por la universidad que, vinculada al llamado “Proceso de Boloéna”, intenta poner en pie acuerdos de formación con los EE.UU., la NATO y las empresas armamentístivcas de la región.

Otra vez este año se volvió a ver la fractura existente en el seno del movimiento antagonista entre los que plantean que el Primero de mayo no puede ser tomado como una conmemoración ritual sino como una jornada de lucha cuyo valor histórico, lejos de ser pasado de moda, ofrece indicaciones políticas cada vez más actuales e imprescindibles para los que cotidianamente luchan por la perspectiva de la liberación de la clase de la barbarie capitalista.

Los debates entre estas dos tendencias del movimiento que precedieron la jornada fueron atravesados por los que nos acusaban de ser unos “anticuados” los que luchábamos por recalcar el co,tenido de clase de la jornada y se trató de reducir el debate interno alrededor de esta cuestión a los que estaban a favor de la música y los que no estaban a favor de la música.

Obviamente, la crítica de mucos actvistas poco tenía que ver con la música sino con la lógica misma del desfile: música ensordecedora destinada a cubir los eloganes, la invitación más o menos clara a consumir estupefacientes, todo esto, lejos de ubicar la manifestación en el terreno de la lucha, conciente y organizada la orienta hacia el plano de la evasión (en el mejor de los casos) física y mental, ante condiciones de vida cada día peores. Esto significa, en la práctica, repriducir durante la jornada del Primero de mayo las formas de “crítica compatible” y de “descintento controlado” que las clases dominantes siempre permitieron y en los hechos impusieron como ulyerior instrumento de control y de represeión de los explotados a través de la historia, desde el carnaval medieval hasta la “street parade” hoy en día.

Ante nuestra preplejidad, se nos fue contestado que esta forma de manifestaciones llevaba más gente a la calle. Los hechos nos demuestran sin embargo que este año la manifestación fue menos concurrida y que muchos de los que habían participado los años pasados no volvieron, tanto como no los volveremos a ver mañana en las manifestaciones contra las bases, las invasiones imperialistas, en las luchas fabriles o universitarias, confirmando el hecho que al reproducir formas de enajenación no se crea participación directa.

Tampoco podemos olvidarnos que muchas veces este tipo de desfile sirve para reforzar el clientelismo destinado a ubicarse en vistas de algunas elecciones locales o sindicales.

Lo esencial sin embargo no es la batalla política contra la derecha del movimiento antagonista sino más bien la ausencia de la clase, elemento cenral a partir del cual tenemos que reflexionar. Seríamos míopes al hacer recaer únicamente la culpa de aquella ausencia en la derecha del movimiento. Es menester recalcar obviamente la distancia cada vez mayor entre el movimiento antagonista y los intereses de los trabajadores, la desvinculación política del movimiento en relación a la clase.

Los sindicatos condederales organizaron una manifestación en Pomigliano d’Arco, en la periferia industrial de Nápoles. Prosiguieron con sus discursos destinados a levantar una pantalla de humo ante trabajadores despedidos por mitivos políticos, desocupados, cada vez más explotados, reprimidos y mal pagos, prometiéndoles lo que ya vendieron en las mesas de concertación con el gobierno y la patronal.

El interés de los sindicatos oportunistas y de los partidos de los gobier,os de la Unión Europea, guerrerista y racista, consiste en debilitar más aún cualquier posibilidad de reorganización de los proletarios, limitando las luchas, las más de las veces débiles y fragmentadas, a posiciones economicistas en el mejor de los casos. El interés de los proletarios es más bien utilizar jornadas de movilización como el Primero de mayo, que tiene una importancia fundamental en la conexión de las luchas de los trabajadores y de las trabajadoras de todo el mundo, para contrarrestar todas las intentonas de los que quieren depotencializar o anular el contenido de clase de las luchas.

En todo caso, la “May Day” de este año nos sirvió para ver que habíamos llegado en un callejón sin salida. Dificilmente se podrá organizar una jornada unitaria con el resto del movimiento antagonista el año que viene, y no sólo porque el ala “pro-parade” impide la organización de calquier tipo de manifestación que no sea un desfile musical, sino que no existe objetivamente la posibilidad de construir nada en un contexto de este tipo. El año que viene tendremos que trabajar para construir un Primero de mayo clasista en el cual la clase esté representada en la marcha, partiendo de una serie de iniciativas políticas que abarquen también la jornada del 25 de abril, y que nos permita reclacar que con 4 muertos en accidentes laborales a diario sólo en Italia, no hay nada que festejar.

Fotos de la marcha de Turín,