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La recomposición de la clase trabajadora
por : Manolo Romano , Titin Moreira

11 Oct 2007 | Los últimos 5 años de sostenido crecimiento económico en la Argentina han llevado a la creación de más de 3 millones de nuevos puestos de trabajo, fortaleciendo el número y concentración de la clase trabajadora...

 1 Los últimos 5 años de sostenido crecimiento económico en la Argentina han llevado a la creación de más de 3 millones de nuevos puestos de trabajo, fortaleciendo el número y concentración de la clase trabajadora. Esta recomposición se expresa también en una mayor disposición de lucha y en nuevas organizaciones. En un marco de conformismo social con el crecimiento económico, estas luchas se mantienen aún, en su enorme mayoría, dentro de los límites reivindicativos, no de luchas políticas ni de enfrentamiento abierto con el gobierno en el que todavía sectores mayoritarios confían. Pero sin estar todavía en el centro de la escena política ni protagonizar un ascenso de conjunto, la clase trabajadora ha comenzado un camino de aprendizaje, incorporando crecientemente a la actividad a franjas de casi todos sus sectores que, con desigualdades, ensayan formas de lucha y organización, empiezan a elegir nuevos dirigentes y van ganando experiencia. Si entre el 2001 y 2003 el protagonismo era casi exclusividad de los movimientos de desocupados y las empresas recuperadas como Zanon y Brukman, desde hace 3 años son los trabajadores ocupados los que salen a la lucha para recuperar el salario perdido con la devaluación y la creciente inflación, contra las condiciones precarias de empleo y casi en ninguna parte se aceptan ya despidos sin resistencia obrera. Paralelamente, son extendidos los intentos de reorganización desde abajo en los lugares de trabajo que durante años no tenían vida sindical. Por todo ello, afirmamos que hay un nuevo “mundo obrero”.

Las tendencias internacionales que comenzaron con los trabajadores de los servicios

 2 Este proceso de recomposición de la clase trabajadora muestra tendencias internacionales. En marzo del 2005, las huelgas de subterráneos, telefónicos y aeronáuticos en Argentina mostraron en el centro a los trabajadores de los servicios1 que ya se habían expresado desde el ‘95 con las huelgas de estatales en Francia y a principios del 2005 en Air France; en Gran Bretaña con los subterráneos en Londres (2002) y los trabajadores postales (2004); en EE.UU. desde la huelga de UPS (1997) hasta los portuarios de la Costa Oeste (2002); en Italia con las “huelgas salvajes” del transporte en Milán y el paro general del transporte a fines de 2003 y principios de 2004. En Argentina, a fines del 2004 y principios del 2005 se da la lucha de telefónicos y después la de Subte que logra quebrar el 19% que había acordado como tope la burocracia con el gobierno. La CGT y la CTA y sus respectivos sindicatos, más allá que, incluso realizaran algún paro, se disciplinaron al tope kirchenrista del 19%. Eran luchas salariales, aunque también las había contra los despidos como la de Lafsa, mostraron el enorme poder de este sector de trabajadores que controlan palancas estratégicas para el funcionamiento del capitalismo. La lucha del Garrahan meses después por los $1.800 es parte de esta etapa. En este proceso se destacan la organización de base, cuerpos de delegados y métodos asamblearios que enfrentan a la burocracia (UTA) o son la base para exigir o superar a las direcciones burocráticas como Foetra. En la Unión Ferroviaria, se consolidan importantes sectores antiburocráticos que dirigen los cuerpos de delegados de las líneas Sarmiento, Mitre y Belgrano Norte, la seccional Victoria, con un fuerte peso en la ex línea Roca. En ese período se dio el Encuentro Obrero del 2 de abril que no prosperó por negarse la mayoría a la coordinación, que proponíamos junto al sindicato ceramista de Neuquén, tanto el PTS como quienes impulsábamos el periódico obrero Nuestra Lucha. A fin de ese año se constituye el “Movimiento Intersindical Clasista” apoyado en el sector dirigente del Cuerpo de Delegados del Subte y algunos dirigentes seccionales de docentes y estatales, con el apoyo del MST y otras corrientes de izquierda, que se irá adaptando cada vez más a los sectores conciliadores o directamente burocráticos que posan de opositores. Tal es el caso en telefónicos donde Claudio Marín es integrante y defensor de la actual conducción del gremio hegemonizada por los moyanistas de Iadarola (ampliamente rechazada en la última masiva asamblea general de 4.000 afiliados) y al mismo tiempo forma parte de la Mesa de Conducción del MIC; mientras crece una oposición clasista en Foetra con un fuerte peso de la Lista Violeta.

Los trabajadores precarizados

 3 En abril de 2006, en Las Heras los tercerizados del petróleo, junto a los efectivos que reclamaban contra el impuesto a las ganancias, protagonizaban una revuelta local al mismo tiempo que se movilizaban en las calles de la Capital los inmigrantes bolivianos superexplotados en los talleres textiles, los tercerizados paraban el Subte para ser de Metrovías, y los de Catering World cortaban las vías para ser incorporados como ferroviarios a Metropolitano (ex Roca). Estos embates de los sectores de la clase trabajadora que quedaban por fuera de los convenios y las paritarias coincidieron con la rebelión de los jóvenes de los suburbios en Francia y las luchas contra el Contrato de Primer Empleo de los estudiantes franceses, y las masivas movilizaciones de los inmigrantes latinos en EE.UU. que llamaron a una huelga ese 1 de mayo contra las leyes racistas de Bush. En esa fase, fueron los trabajadores de las tercerizadas los que toman la iniciativa: Catering Word del FFCC Roca, las del Subte (Taym y el resto), las “contratas” de telefónicos (incluso el call center Atento), pero no sólo son los precarios de los servicios y como ejemplo tenemos la huelga de los petroleros tercerizados de Las Heras (antes la de Cargo en Córdoba, que fue derrotada). De este proceso se conquistó la incorporación de tercerizados a los convenios de la Unión Ferroviaria y de la UTA pero no se conquistaron nuevas organizaciones significativas, aunque persiste la organización y lucha de “los contratas” en telefónicos, mientras a los de Atento la dirección de FOETRA los llevó a una derrota.

Las primeras expresiones en la clase obrera industrial

 4 Actualmente estamos viendo las primeras expresiones de recomposición en la clase trabajadora industrial. Desde la recuperación económica, los obreros industriales han tenido una recomposición objetiva de fuerzas, pasando de cerca de 900.000 (el 13% del total de los trabajadores) en el 2001 a casi 1.300.000 (el 15% del total) en 2003-20042. En la actualidad, podemos estimar que los trabajadores industriales superan el millón y medio, si tenemos en cuenta, además, que muchos de los puestos de trabajo creados que figuran como de empresas de servicios y comercio son empleados en contratistas que hacen parte del proceso productivo en la industria. Si bien no podemos afirmar que sean parte aún de ninguna oleada del movimiento obrero industrial a nivel internacional, ya hay algunos síntomas que podemos señalar. Fue significativa en EE.UU., la reciente huelga de 73.000 obreros y obreras de las 82 plantas estadounidenses de la General Motors, afiliados al sindicato UAW, la primera huelga nacional automotriz desde 1976 (huelga de Ford). En Latinoamérica, México es escenario de una clara recomposición de la clase trabajadora, y con respecto a la clase obrera industrial, llevan más de un mes las huelgas de los mineros de tres secciones sindicales en empresas de Minera México exigiendo aumento salarial, mejores condiciones de trabajo y la revisión de sus contratos colectivos, en un proceso en este gremio que viene alentado desde la tragedia de Coahuila y, más en general, es una de las ramas de mayores inversiones de la industria extractiva. En Chile, también son los mineros, sector clave de la industria chilena, los que más claramente muestran signos de recomposición como lo hicieron los tercerizados de Codelco con una dura huelga de 36 días, así como los mineros Compañía Minera de Collahuasi, por aumento de salarios con campamentos en la ciudad de Iquique y enfrentamientos con Carabineros, los conductores de Mina en Chuquicamata y los mineros de Valparaíso ; y se produjeron huelgas en algunas fábricas agroalimenticias y otras industrias como en Caucho Técnica de Antofagasta, pesqueras en Puerto Montt, aserraderos, etc., en un proceso que comenzó en el 2005 y que abarca además varios gremios del servicio como la última del transporte en Santiago. En Bolivia, aunque no esencialmente en el movimiento obrero industrial, se viene gestando un proceso profundo en el movimiento obrero con el resurgir de los mineros en Huanuni y la creación de nuevos sindicatos en oposición a la vieja burocracia de la COB y la COR de El Alto.

 5 En la Argentina ya vimos algunos conflictos duros en la industria desde el 2004 como el de Parmalat, el frigorífico Tango Meat de Pacheco, los químicos en Sulfacid del cordón de San Lorenzo por cierres y despidos, o paros como el de papeleros de Zárate por salario. Y tanto Zanon como Astillero Río Santiago seguían siendo de las fábricas más combativas del país. Pero es en la segunda mitad del 2006 y en todo el 2007 que el proletariado industrial comienza su entrada en forma de huelgas por empresa, algunas emblemáticas como TVB (ex - Jabón Federal) en lo que fuera el “cementerio de fábricas” de La Matanza o la gran empresa del neumático Fate en zona norte del Gran Buenos Aires. No podríamos hablar de una oleada ya que - a diferencia de las huelgas de los servicios públicos- no es protagonizada por grandes gremios (como podrían ser huelgas nacionales o seccionales del Smata o la UOM donde aún tiene peso decisivo la vieja burocracia sindical, con la excepción del paro de petroleros contra el impuesto al salario en noviembre del 2006) pero sí una mayor actividad y lucha obrera por fábricas, tanto por reivindicaciones salariales como por conquistar nuevas organizaciones y delegados de base. Vimos, como expresión de izquierda de aquel paro petrolero, a los de Pride en Rincón de los Sauces (Neuquén) por fuera de la burocracia sindical; a los de la UOCRA de Siderar en San Nicolás que se movilizaron, eligieron nuevos delegados y textil Pagoda y Fibracentro de San Luis (esta última derrotada). En el 2007 esto se multiplicó. El marco fue el de un año que comenzó con grandes huelgas de los docentes, en Salta, Neuquén y Santa Cruz que en los dos últimos casos se transformaron en luchas políticas, volteando al gobernador en la provincia de los Kirchner y con el repudio generalizado a Sobisch por el asesinato de Carlos Fuentealba que obligó a la CTERA al primer paro nacional bajo este gobierno. Algunas de las luchas de la industria surgieron incentivadas por este estado de enfrentamientos políticos como vemos en Santa Cruz, donde los docentes, municipales y abrieron un proceso mas general en que los marineros de la pesca en Puerto Deseado (que habían expulsado a la burocracia del SOMU de la delegación local ya en 2005), salieran a una lucha medio salvaje con quema de galpones de las empresas, y después los petroleros de la contratista Empasa de Caleta Olivia que cortaron la ruta ante la llegada de un contingente de militantes kirchnerista a un acto oficialista. En el gremio de la Pesca el emblema son los fileteros en el puerto Mar del Plata, con enfrentamientos con la burocracia sindical y acciones violentas. Esta característica de ser huelgas que enfrentan no solo a la patronal sino también a la burocracia lo vemos también en Lavadero Virasoro de Rosario y en Mafissa de La Plata, donde hay un fuerte activismo y nuevos delegados combativos. Otras luchas comienzan impulsadas por la burocracia local pero los trabajadores la llevan mas allá de lo que quieren los dirigentes, en este tipo tenemos las de las químicas de Campana-Zárate, o la de Cerámica Alberdi, donde aparece una vanguardia que no se alinea con la burocracia aunque no logre desplazarla. El paro solidario en apoyo a los químicos que hicieron los trabajadores de la Papelera de Zárate fue espontáneo, ni los delegados ni el sindicato cumplieron ningún papel. La huelga de Sintermetal (UOM) Campana donde trabajan muchas mujeres aunque no llegó a enfrentar a la burocracia de la UOM destacó un sector de vanguardia, la mayoría de ellos fueron despedidos.

Zona industrial

 6 Es muy significativo que uno de los polos de esta recomposición sea la zona norte del Gran Buenos Aires, una de las mayores concentraciones proletarias del país. Allí se concentra la mayoría de estos conflictos y procesos de recomposición y reorganización obrera. No es un hecho casual. La Zona Norte tomando desde Florida hasta Campana Zárate, pasando por Pilar es la de mayor concentración e inversión industrial. Por ejemplo, a las tradicionales plantas automotrices de Ford y Volkswagen se le sumó tiempo atrás la de Toyota en Zarate y en Campana se instalará la Honda con un proyecto ambicioso de lanzar un nuevo vehículo a nivel mundial desde esta flamante planta en el 2008.

El lejano corte de Panamericana que realizó el SMATA con VW hace casi 2 años, fue un “mal” ejemplo para los trabajadores de Fate y Terrabusi que repitieron conjuntamente el corte de esa estratégica autopista en contra de la burocracia de Daer (Alimentación) pero también de Wasiejko (Neumático-CTA). El fenómeno de Fate culminó con un triunfo obrero en lo salarial que se consolidó con la derrota de la burocracia local (propatronal, “amarilla”) y la del SUTNA. Se desconoció a los viejos delegados, se impusieron elecciones democráticas y ahora de los 14 nuevos delegados, 10 compañeros son de la nueva vanguardia que encabezaron este proceso y ahora van por la seccional de San Fernando. Este triunfo contagió a los obreros de la alimenticia Stani-Cadbury, que venían de sufrir un golpe con el descabezamiento de su comisión interna, y recientemente salieron en defensa de un activista despedido obligando a su reincorporación. Una amplia vanguardia fue la clave. Todos ellos son jóvenes de menos de 30 años. Ya habíamos visto en la elección de la interna de PepsiCo un giro a izquierda, aunque sin luchas, lo mismo en las acciones y situación en algunos sectores de Terrabusi que genera simpatías en el resto de la fábrica y que acaba de refrendar en las elecciones a la comisión interna que dirige la CCC y delegados combativos. En estas 3 grandes fábricas del gremio de la Alimentación, más allá de las desigualdades lógicas, hay un extendido fenómeno antiburocrático contra la lista Verde de la burocracia de Daer.

El sindicalismo de base y la burocracia sindical

 7 ¿Qué nuevas expresiones sindicales y políticas dará este proceso? De conjunto ya hay posiciones conquistadas en comisiones internas y delegados independientes de la burocracia sindical en la industria que son parte de las nuevas instituciones que se suman a las que están en los gremios de servicios como los cuerpos de delegados del Subte y en ferroviarios, en los aeronáuticos de LAN y en seccionales del gremio docente que acaban de obtener (según el propio escrutinio fraudulento de la burocracia) un 30% de los votos para la oposición a Yasky en Ctera. En zona norte están las internas industriales combativas de la gráfica Donneley (ex - Atlántida), o de laboratorios Fresenius, así como delegados de las metalúrgicas como CAT, Bosch y Emfer, autopartistas pertenecientes al SMATA como Dana, o algunos nuevos delegados opositores en VW, lo que se suma a las internas de PepsiCo y Terrabusi. Pasando revista a las internas y delegados independientes de la burocracia están también las de TVB e Interpack en Oeste, Mafissa de La Plata, Dana Rosario, las gráfica Morvillo, Interpack entre otras. Acá hay dos fenómenos: uno es la persistencia de delegados e internas combativas (como Dana, Interpack, PepsiCo, Terrabusi, etc) y la otra el surgimiento de nuevos delegados e internas (Mafissa, Dana Rosario, etc) o la combinación que da una nueva conformación más a izquierda de lo que ya había como en TVB o como también en el transporte en la línea 60 de la UTA. Y aunque no ganó la lista combativa en Coca Cola en la megaplanta de Pompeya hubo un interesante proceso de reorganización que llevó a imponer a la empresa y el sindicato Sutiaga la elección de delegados de fábrica por primera vez en 15 años. Hubo además muchas otras luchas de fábrica como, por ejemplo, en Fargo-Moreno con piquetes y contra la burocracia, o de Acetatos Argentinos, donde surgió un activismo que tuvo mayor o menor continuidad.

 8 A pesar de todo ello, las nuevas organizaciones de lo que se ha dado en llamar el “sindicalismo de base” todavía son una minoría dentro de la clase trabajadora. La vieja burocracia sindical mantiene bastiones y base de apoyo en sindicatos claves como Moyano en Camioneros, Gerardo Martínez en la UOCRA, Cavallieri en Comercio, o en grandes gremios de la industria en ramas de fuerte crecimiento económico y de grandes empresas con relativamente más altos salarios con respecto al conjunto, como el SMATA o las siderúrgicas la UOM. No obstante, las divisiones que ya se están produciendo en la cúpula sindical, tanto de la CGT como de la CTA alrededor de su posicionamiento ante el gobierno de los Kirchner y el llamado al “Pacto Social”, preanuncian su debilidad para enfrentar una futura crisis económica, si el actual proceso de recomposición y mayor actividad de la clase trabajadora se desarrollan hacia un ascenso generalizado, o lo que hemos llamado un auge obrero que entre en abierto enfrentamiento con el gobierno y el régimen.

Una nueva generación comienza a rebelarse

 9 Algunas características del nuevo fenómeno proletario:

a) Con la recuperación económica se va perdiendo el miedo a los despidos. Es una reversión de la coerción disciplinadora que tuvo la desocupación en la última década y que colaboró con la contención de la burocracia sindical hasta el 2001-2002. Hay una nueva generación obrera, que tienen su primer trabajo en el actual ciclo de crecimiento. Tiene poca o nula experiencia sindical y política, y la alienta a salir a la lucha su situación de precariedad laboral o, cuando ya no son contratados porque los efectivizan, la aspiración de alcanzar el nivel de condiciones de trabajo y salario de los más viejos, reclamando categorías, premios, etc. De conjunto, es un sector postergado laboralmente o directamente precarizado o en negro, que lo pone por fuera del control de la burocracia y los actuales convenios colectivos restringidos, lo que le da un carácter explosivo, propenso a la acción directa, a estallidos tipo motines o revueltas de fábrica, con rasgos claramente por la democracia de base y antiburocráticos. Pero lo que es su punto fuerte es, al mismo tiempo, su debilidad: todavía atraviesan una primera etapa de aprendizaje y tienden a desestimar la necesidad de una firme organización. En un sentido muy general, puede decirse que tienen el espíritu del espontaneísmo del 2001 aunque la disciplina impuesta por la dictadura patronal y el rol policial de la burocracia los obligará a adoptar mayores grados de organización.

b) Esta juventud crea lazos durante la lucha con sectores de más experiencia pero con derrotas encima (como en Fate, por ejemplo) que los alientan y los bancan. El nuevo proletariado no tiene referentes o experiencias directas del pasado ni una camada fogueada en anteriores luchas, como si lo tuvo el movimiento obrero que surgió en el Cordobazo en el que confluían los que venían de la “resistencia peronista”, pasando por las tomas de fábricas de los ‘60, con la juventud alentada por el influjo de la revolución cubana. El movimiento obrero industrial recién empieza a recuperarse luego de años de pasividad tras las derrotas del “neoliberalismo”. La actual falta de continuidad con procesos obreros o revolucionarios anteriores es una de las desventajas, pero a su vez las direcciones burocráticas y reformistas son más débiles. Por su propia experiencia como jóvenes en los barrios, odian a la “yuta” y toda forma de autoritarismo.

c) Los sectores más avanzados, -en especial de los jóvenes, no se referencian en el viejo peronismo y aunque muchos se definen como “apolíticos” y antipartidistas, poseen una creciente avidez política. Habrá que ver su evolución, más allá de las próximas elecciones en que es probable que la mayoría de clase trabajadora vote por Cristina Kirchner. Recientemente en Córdoba, una provincia de historia radical, amplios sectores de la nueva generación de los trabajadores de las automotrices, por ejemplo, fueron parte de los que apelaron al voto de rechazo al viejo aparato del PJ votando a Juez. En Santa Fé, en este caso en una zona de tradición peronista, en la ciudad obrera vecina de Rosario, Villa Gobernador Gálvez, muchos apelaron al voto al PS como forma de rechazo contra el viejo caudillo peronista González y festejaron su derrota con carteles: “Cayó Goliat”. Nuestra propuesta de construir un gran partido de la clase trabajadora intenta establecer un diálogo con estas nuevas generaciones para ayudar a que avancen en su conciencia política de clase y no caigan en la trampa de apoyar otras variantes patronales bajo la idea de un “voto castigo” o se definan como “opositores” al gobierno sin definición de clase.

 10 En este panorama, el PTS viene haciendo esfuerzos por estructurar junto a compañeros que se definen antiburocráticos y antipatronales fuertes agrupamientos de oposición clasista en los sindicatos y lugares de trabajo. Lamentablemente, nuestros esfuerzos todavía no son acompañados por otras tendencias de la izquierda. El proyecto del MIC, fuertemente influido por la llamada “nueva izquierda” del MST de Ripoll, traduce al terreno sindical sus políticas conciliadoras como se ha visto en telefónicos y las seccionales docentes de Neuquén y Santa Cruz donde sostuvieron posiciones vacilantes a la hora de impulsar, en el primer caso, la lucha por derrotar a Sobisch luego del asesinato de Fuentealba y, en el segundo, al suscribir el acta de “paz social” con el Obispo de Río Gallegos y el frente patronal “multisectorial” (en este caso junto al PO). Al mismo tiempo, el MST y las demás corriente del MIC, así como el PO, han sido incapaces del conquistar posiciones mínimas en el movimiento obrero industrial, a pesar de haber contado con fuertes movimientos de desocupados, de los cuales no pudieron ni quisieron ganar a un sector para entrar a las fábricas y ser parte, como militantes, del resurgir de la clase trabajadora ocupada. Aún la CCC/PCR, teniendo en cuenta el peso que tuvo en los ’90 y la extensión nacional de sus organizaciones piqueteras y estudiantiles, conserva posiciones sólo en alguna fábrica aislada en la industria.

Nadie que se reivindique seriamente de la izquierda clasista, y mucho menos revolucionario, puede construirse dando la espalda a este sector decisivo de la clase trabajadora.

Algunas ideas para debatir

 11 Adelantamos algunas ideas para debatir con los lectores de La Verdad Obrera y los compañeros con quienes impulsamos agrupaciones clasistas en común.

a) Las patronales y la burocracia toman nota del proceso y adoptan medidas: campañas macartistas, buscando aislar a los sectores clasistas; intentos de corromper a los nuevos delegados; despidos (según les de la relación de fuerzas). Es necesario discutir pacientemente en los sectores de vanguardia la necesidad de la preparación y organización del activismo, en base a los puntos clave que en cada empresa que lleven a la recuperación o refundación de internas y cuerpos de delegados que unifiquen las fábricas en el sentido del “doble poder” en el lugar de trabajo, verdaderos comités de empresa que luchen por terminar con la precarización laboral y por un convenio único.

De la misma manera, debemos tomar nota de las primeras acciones de la burocracia sindical como grupos de choques como se ve esencialmente con la UTA en el Subte o los delegados de la línea 60. Uno de los puntos clave de la organización del activismo obrero es la necesidad de la auto-organización de defensa. Frente a los mecanismos de cooptación, comprando a delegados y activistas, como vemos en diversos lugares, en el programa hacia los nuevos delegados e internas luchamos especialmente por incorporar el método de la revocabilidad de los mandatos, como hicieron en sus Estatutos los obreros de Zanon y el Sindicato Ceramista de Neuquén. También, para evitar la burocratización, es necesario que los cuerpos de delegados sean lo más amplios posibles, permitiendo que los delegados periódicamente vuelvan a su puesto de trabajo, y que no se reelijan eternamente los mismos compañeros. La coordinación de las comisiones internas y delegados combativos se plantea como algo posible por ejemplo en la zona norte del GBA, o entre los diferentes sectores antiburocráticos del transporte (aéreo, subte, ferroviario, o líneas de colectivos) de la Capital y el Gran Buenos Aires. Esta cuestión, al no ser por ahora alentada por un ascenso generalizado puede que empiece a darse en forma esporádica, alrededor de la solidaridad con las luchas o de la conquista de organizaciones sindicales, donde se podrá ir forjando una unidad superior.

b) Así como hemos aprovechado esta campaña electoral para hacer una fuerte agitación propagandística en las principales grandes empresas y gremios del país con la idea de la independencia política de clase, está planteado redoblar después de las elecciones esta tarea desde las propias agrupaciones clasistas para sembrar ampliamente la idea en los sectores avanzados de la necesidad de construir un gran partido de la clase trabajadora.

c) Junto a ello PTS se propone ayudar a la preparación revolucionaria mediante la formación marxista de esta nueva generación de trabajadores, tanto desde nuestras publicaciones como mediante cursos y charlas-debates, porque “sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria”.

d) Seguramente luego de las elecciones, el triunfo oficialista con millones de votos teñirá por un tiempo la vida política nacional y parecerá ocupar todo el escenario. Pero este proceso de experiencia de una nueva generación obrera recién comienza y seguirá desarrollándose por abajo, por momentos larvadamente. Manteniendo los lógicos cuidados que hay que tener bajo la dictadura patronal en las fábricas y sin alentar el espontaneismo en la acción (sin organización previa), hay que ser audaces ante estos nuevos fenómenos. El proceso atravesará golpes y derrotas, pero no afrontarlos sería renunciar a toda lucha seria, ya que sin ellos no habrá aprendizaje ni una verdadera “escuela de guerra” en preparación de futuros acontecimientos revolucionarios y un partido que los lleve al triunfo.


Nuestra perspectiva de participación en las huelgas económicas

Lenin, V. I, “Sobre las huelgas” (1899):

“Las huelgas infunden... espanto a los capitalistas porque comienzan a hacer vacilar su dominio. ‘Todas las ruedas se detiene, si así lo quiere tu brazo vigoroso’, dice sobre la clase obrera una canción de los obreros alemanes. En efecto: las fábricas, las fincas de los terratenientes, las máquinas, los ferrocarriles, etc., etc., etc., son, por decirlo así, ruedas de un enorme mecanismo: este mecanismo suministra distintos productos, los elabora, los distribuye adonde es menester. Todo este mecanismo lo mueve el obrero, que cultiva la tierra, extrae el mineral, elabora las mercancías en las fábricas, construye casas, talleres y líneas férreas. Cuando los obreros se niegan a trabajar, todo este mecanismo amenaza con paralizarse. Cada huelga recuerda a los capitalistas que los verdaderos dueños no son ellos, sino los obreros...”.

“[Son] una ‘escuela de guerra’, pero no la guerra misma; sólo son uno de los medios de lucha, una de las formas del movimiento obrero. De las huelgas aisladas los obreros pueden y deben pasar... en todos los países, a la lucha de toda la clase obrera por la emancipación de todos los trabajadores” (ídem).


1 Emilio Albamonte y Fredy Lizarrague, “Vías de recomposición del movimiento obrero”, La Verdad Obrera 159, marzo de 2005.

2 Situación de la clase trabajadora, por Cecilia Feijoo y Adriana Collado en Revista Lucha de Clases N° 5.

 

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