Hubo dos tipos de expresiones en la izquierda que atentaron contra una posición obrera independiente en el reciente referéndum de Venezuela.
La primera fue, obviamente, la de quienes se identifican con el proyecto oficialista, como es el caso del MST argentino de Vilma Ripoll. Esta autodenominada “nueva izquierda” que forma parte del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) liderado por Chávez y los “empresarios socialistas”, ahora, luego de la derrota, se preocupan por aclarar que, en realidad, ellos habían llamado a un “Sí crítico”. Un oportunismo por partida doble.
De otro lado, también atentó contra una posición de independencia de clase el llamado de algunos sectores de la izquierda a votar por el NO, confundiendo sus banderas con la derecha pronorteamericana. Tal es el caso de la corriente liderada por el PSTU de Brasil (y, a juzgar por su balance luego del triunfo del NO, también por el Partido Obrero de Argentina).
El PSTU critica a la corriente hermana del PTS en Brasil: “la Liga Estrategia Revolucionaria (LER), que defendió el voto nulo. (...) Ahora, para hacer el balance del resultado del referéndum, esa corriente tiene un serio problema: ¿Fue positivo o negativo para el desarrollo de la lucha de clases la derrota de Chávez?” Y rematan con dudoso sentido del humor: “Para ser coherentes tendrían que decir que no fue ni positivo ni negativo, o abstenerse de esa discusión” [1].
El problema serio lo tiene el PSTU con la realidad. En primer lugar porque -como cualquier analista más o menos coherente reconoce- la derrota del intento de Chávez de reforzar el bonapartismo y control sobre las organizaciones de masas, se debió a que más de 3 millones de ex votantes del oficialismo no lo hicieron ni por el Si ni por el No, sino que mayoritariamente se abstuvieron y una minoría (cerca de 200 mil) más activamente anuló el voto. En tanto la derecha proyanqui -que a todas luces comandó el NO- prácticamente no creció en caudal electoral desde las últimas presidenciales. Pero el yerro es más grave porque, con el triunfo del No, está abierta la posibilidad de que -si los sectores de los trabajadores y el pueblo que comenzaron un ‘momento de escisión’ con el nacionalismo burgués no consolidan una posición independiente de clase-, la situación termine en un giro a la derecha (esto es: contra la lucha de clases) por la vía de pactos y acuerdos del chavismo con la reacción proimperialistas que se unirán contra las luchas obreras. Y esta posición independiente de los trabajadores (un movimiento hacia un partido propio) no puede conquistarse sino a costa de separarse tajantemente tanto del chavismo como de los sectores burgueses reaccionarios vestidos con ropajes democráticos. Lo contrario a lo que hace el PSTU de Brasil que, lamentablemente, ha cometido un error garrafal. Ciertamente, no es una cuestión sólo “táctica”, sino la expresión táctica de una “estrategia” que dan en llamar “la revolución democrática”: un extraño tipo de revolución “anti-autoritaria” que ubica como aliados a sectores burgueses abiertamente derechistas y agentes del imperialismo con los que fue, según el PSTU, “progresivo” coincidir contra el bonapartismo de Chávez. Han llegado a poner en un mismo plano al movimiento estudiantil, alentado por la reacción, con la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay; es decir igualando a quienes marchan en defensa de la propiedad privada con quienes quieren abolirla, como si fueran expresión de un mismo “descontento social” [2].
Con esta misma lógica anticlasista (de no separar enemigos y aliados en base a fronteras de clase), el PSTU aplaudió la unificación de Alemania bajo dirección imperialista (no una unificación obrera y socialista, como planteamos los trotskistas), ubicándose en un supuesto frente democrático “contra la burocracia estalinista”.
Lamentablemente, también el Partido Obrero -que al igual que el PSTU se pronuncian por la independencia del “nacionalismo burgués”- lo hizo desde un ángulo democratizante. En primer instancia el PO llamó, indistintamente, al “No o abstención” (Altamira, en Prensa Obrera del 8/11); y luego del resultado del referéndum sostienen: “El pueblo de Venezuela ha votado, con el No, contra una tentativa de consolidar un régimen de poder personal, el cual constituye una amenaza para la libertad de organización y la independencia de la clase obrera y de sus organizaciones” (Altamira, comunicado del 3/12). ¿Es posible identificar a la derecha escuálida (gorila) con la independencia obrera?
La corriente hermana del PTS en Venezuela, la Juventud de Izquierda Revolucionaria, junto a Orlando Chirino [3], dirigente de la C-Cura, la tendencia clasista de la Unión Nacional de Trabajadores, y el Movimiento por la Construcción de un Partido de Trabajadores, llamamos a votar nulo como una posición elemental de independencia de clase.
A principio de 2007, las organizaciones que formamos la Fracción Trotskista en Venezuela, Brasil, México, Chile, Argentina y Europa propusimos, tanto al PSTU como al PO una campaña internacional unitaria por la completa nacionalización del petróleo en Venezuela bajo administración obrera y el llamado a constituir, con total independencia del PSUV, un partido obrero independiente basado en las organizaciones sindicales que mantengan su autonomía del Estado. Creemos que de haberla concretado, la izquierda clasista y socialista estaría hoy en mejores condiciones para afrontar la actual situación.
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