La declaración unilateral de independencia de Kosovo, proclamada por el parlamento y el gobierno del ministro Hashim Thaci (fundador del ELK hoy devenido en Partido Democrático de Kosovo), el pasado 17 de febrero, lejos realizar las aspiraciones de la población albano kosovar, ha sido una acción coordinada con Estados Unidos y la mayoría de las potencias de la Unión Europea -Francia, Alemania e Inglaterra-, cuyo resultado no puede ser otro que una independencia ficticia de este pequeño estado, que continuará bajo supervisión internacional y con una soberanía nacional prácticamente inexistente. Esto se suma a los abrumadores índices de pobreza, desempleo y descomposición de su elite gobernante, que lo hace completamente dependiente de la ayuda internacional.
EEUU y sus aliados utilizan la ficticia independencia kosovar para ponerle límites a la vuelta de Rusia como actor de peso geopolítico a nivel regional, con la intención estratégica de debilitar su capacidad de maniobra e incorporarlo en un rol subordinado en el orden mundial.
Lo que hoy está siendo celebrado como el nacimiento de un nuevo estado no es otra cosa que el establecimiento de otro semi-protectorado europeo y yanky en los Balcanes.
La promocion por parte de EE.UU. y sus aliados europeos de la «independencia» de Kosovo no tiene nada que ver con el respeto al derecho de la autodeterminacion ni con un resarcimiento ante la la opresion sufrida por los albano kosovares por el otrora hombre fuerte de los Balcanes, Slodoban Milosevic. Por el contrario, es un intento deliberado de estas potencias imperialistas de aumentar la presión sobre Rusia. El apoyo de países como Alemania o Francia, tradicionalmente más atentos a los reclamos del Kremlin, a esta decisión norteamericana ha sido un duro golpe a la diplomacia rusa.
Por su parte los argumentos de Rusia, Serbia, China, el Estado Español y otros países que se han opuesto a esta «independencia» son también reaccionarios, basados en la negación al derecho a la autodeterminación nacional a las minorías nacionales oprimidas. Rusia y Serbia arguyen que la «independencia» fue resuelta sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU y en contravención de las resoluciones sancionadas por la ONU que dieron fin a la guerra de la OTAN contra Serbia en 1999. Efectivamente, la resolucion 1244 de 10 de junio de 1999 ordenaba el retiro de las fuerzas de la ex Yugoeslavia y la transferencia del control de Kosovo al Consejo de Seguridad de la ONU -del cual Rusia es un miembro permanente- y a su misión militar, la KFOR. Dicha resolución no hacia mención a la independencia y estaba basada en el principio general de «facilitar un proceso político destinado a determinar el futuro estatus de Kosovo» y una «solución política a la crisis de Kosovo». Su preámbulo se refería específicamente a la «integridad territorial» de Yugoeslavia y el articulo 10 autorizaba solo «una autonomía substancial dentro de la Republica Federal de Yugoeslavia». Es decir, una acuerdo completamente reaccionario en el cual la «autonomía» de Kosovo consistía en transformarse en un protectorado de la OTAN a la vez que se condicionaba su derecho a la independencia al acuerdo con sus opresores. A su vez, esta presencia permanente de tropas imperialistas en la región significaba una presión permanente para forzar a Serbia a alinearse con la UE.
Sin embargo, desde la caída de Milosevic en 2000, en la cual el financiamiento y los contactos de la embajada de EE.UU. jugaron un rol de primer orden en su instrumentación -en la que iba a ser luego el modelo de «revoluciones coloridas» que se extendió a las ex repúblicas soviéticas-, desde la presidencia de Bush el imperialismo estadounidense viene impulsando la política de una declaración de independencia formal que ponga al Kosovo como un protectorado bajo su influencia. El pasado junio, cuando Bush visitó Albania y fue aclamado como un héroe, se comprometió a dar una rápida solución a esta cuestion en los próximos meses de lo que restaba de su presidencia.
La desición de EE.UU. y sus aliados de implementar sin el aval del Consejo de Seguridad el plan de «independencia» que había sido diseñado por el emisario de la ONU a la región, el ex presidente finlandés, Martti Ahtisaari, puede tener consecuencias inesperadas. Aunque dicen que Kosovo constituye un «caso excepcional» y «no sienta precedente», lo cierto es que ha sido puesto en cuestión un principio que fue central para el statu-quo europeo: que las potencias externas no pueden redefinir las fronteras y que los movimientos secesionistas no pueden crear nuevas naciones unilateralmente. Por tanto, la creación de este precedente puede tener enormes consecuencias y repercusiones en Europa y más allá de la misma. Mientras EE.UU., posando como «defensor de la independencia kosovar» (como hizo en su momento en Irak con kurdos y chiítas), tratará de utilizar este hecho para ganar apoyo entre minorías nacionales de países con los que pueda tener rivalidad, todos los estados con problemas «nacionales» temen verse afectados.
De ahí la hostilidad no sólo de Rusia, que ve debilitarse su influencia en los Balcanes, sino de China, que teme que sea utilizada como bandera para fomentar procesos similares independentistas o separatistas en Taiwan, el Tibet o en la provincia de mayoría musulmana de Xinjiang. En Europa, a pesar del apoyo de las principales potencias a la proclamacion de la independencia de Kosovo, esta decisión no ha logrado un apoyo unánime volviendo a dividir a la UE.
En particular se oponen una serie de países encabeazdos por el imperialista Estado español, que teme que esto azuce el nacionalismo vasco y catalán, o estados como Eslovaquia y Rumania que tienen importantes comunidades de húngaros concentrados en determinadas áreas; sin nombrar a Chipre, apoyado por Grecia, cuya región turca -hoy bajo un gobierno separado- podría proclamar formalmente su independencia.
Un fuerte desafío EE.UU. y la UE contra Rusia
La declaración de independencia de Kosovo y su reconocimiento internacional plantea un desafío fundamental a Moscú. Es que si el presidente ruso, Vladimir Putin, acepta este retroceso sin una respuesta significativa, pone en riesgo ocho años de consolidación de su poder y lleva a debilitar severamente la influencia rusa en su periferia.
No olvidemos que el ascenso de Putin en 1999, despues de la humillante capitulación rusa en la Guerra de los Balcanes frente a la OTAN, fue una expresión del cansancio de importantes sectores del establishment de seguridad nacional frente a las oscilaciones y la debilidad de la administración de Boris Yeltsin ante el constante avance del poder occidental. Durante sus años en la presidencia, mediante una política bonapartista y apoyándose en el aplastamiento de los chechenos (con el consentimiento de las potencias imperialistas de todo tipo de crímenes), Putin ha restaurado el poder del estado y se construyó una imagen doméstica de «líder poderoso» con la cual ha tratado de de convencer a los rusos, y a los habitantes de los estados vecinos, que el resurgir de Rusia como potencia era inevitable.
Pero si Putin retrocede en Kosovo, esto puede debilitar su autoridad dentro de Rusia. Tengamos en cuenta que la fuente de poder dentro de su círculo interno está basada más en el temor por las consecuencias del disenso que en sus capacidades. Ya Igor Sechin, uno de los dos hombres más cercanos de su entorno, ha sido relegado frente a Dmitri Medvedev, el jefe de la empresa gasifera más importante del mundo,Gazprom, como la opción de Putin para sucederlo a la presidencia. La fracción de Sechin está compuesta fundamentalmente por los llamados siloviki - miembros del personal de inteligencia y el aparato de seguridad- en los que se apoyó fundamentalmente Putin al comienzo de su arribo al poder. Su dominio se podría ver amenazado si la debilidad expuesta por la secesión de Kosovo se combina con las ya intensas peleas internas de clanes en el Kremlin. Pero más grave para los intereses del naciente estado capitalista ruso es que los aliados del Kremlin podrían ver la incapacidad de Moscú de defender a Serbia como una muestra de la debilidad internacional de Rusia. Para ellos, Rusia habría abandonado a Serbia dos veces: una en la guerra de 1999; otra, ahora. La OTAN y la Unión Europea han absorbido- o al menos determinado el futuro de- toda Europa Central, los países bálticos y los Balcanes. Si cambia la percepción del resurgir del poder ruso muchos podrían buscar un nuevo lugar con la OTAN o la UE. Los efectos de tal perspectiva se sentirían especialmente en la periferia rusa, donde Moscú estuvo tratando de recuperar parte del terreno perdido con la deblacle de la ex URSS. En particular esto tendría especial impacto en Ucrania, donde la influencia de las potencias imperialistas occidentales ya está comenzando a tomar la forma de un acuerdo de libre comercio con la UE, como demuestra el inicio de negociaciones en este rubro desde el 18 de febrero.
A su vez, la percepcion de la degradación de la influencia de Rusia puede alentar una reanudación de los intentos de otros estados de desestabilizar la periferia rusa. La OTAN y la UE podrían redoblar sus esfuerzos en Ucrania, Bielorrusia , Moldavia y el Cáucaso, así como estados claramente hoy hostiles a Rusia como Polonia, Rumania o los países bálticos que tratarían de socavar la influencia rusa sobre sus fronteras. En este sentido, la decisión de Georgia y Ucrania de dejar de hablar de su eventual incorporación a la OTAN, luego de veladas amenazas a la primera -un eventual apoyo ruso a la independencia de Abjazia-, y los términos finalmente generosos del acuerdo gasífero con Kiev en relación a la segunda, parecen una primer respuesta preventiva del Kremlin a esta posible dinámica.
Fuera las tropas y bases imperialistas! Abajo injerencia neocolonialista de los EE.UU. y la UE! Por una Federación voluntaria de Repúblicas Socialistas en los Balcanes!
La de Kosovo es una independencia ficticia que incluye la supervision internacional, un límite a sus fuerzas armadas y la prohibición de unirse a otros estados, esto es Albania. En realidad la independencia es la cobertura «legal» de un protectorado establecido por las potencias occidentales. Esto lo revela la presencia de 2000 policías, jueces, guardiacárceles y oficiales de aduana enviados por la UE que van a fundamentalmente a administrar la provincia con el apoyo de 1000 funcionarios locales. A su vez esta misión, llamada Eulex y que va a estar dirigida por el general francés, Yves de Kermabon (que tiene varios años de intervenciones militares en África y los Balcanes), va a estar apoyada por alrededor de 16000 soldados de la OTAN ya estacionados en Kosovo. Los EE.UU. han instalado en su zona de ocupación la inmensa base militar de Camp Bondsteel, una verdadera fortaleaza armada desde donde controlan todos los Balcanes.
Sin embargo, el protectorado kosovar no es otra cosa que un nuevo paso en la semicolonización de los Balcanes por parte de las potencias imperialistas, en particular las de la UE. La ultima pieza de esta recolonización imperialista sería la propia integracion de Serbia a la UE. Este estado se halla hoy dividido ente dos sectores, ambos opuestos a la independencia de Kosovo: por un lado, los que se oponen a esta proclamación pero no quieren abrir una brecha con la UE sobre este tema y los que ven a la UE y a los EE.UU. como una amenaza fundamental a la soberania serbia. La sociedad serbia se encuentra polarizada entre ambas posiciones.
El destino trágico de los Balcanes, después de las guerras que lo carcomieron durante los ‘90 y hoy con gran parte del territorio bajo la ocupacion de fuerzas militares imperialistas, demuestra que el derecho a la autodeterminación nacional en la época imperialista sólo puede ser llevado hasta el final por el proletariado.
Las políticas del FMI en Yugoslavia llevaron en los ‘80 a una deuda externa de más de 20 mil millones de dólares. La burocracia restauracionista creó mecanismos de confiscación y empobrecimiento de las masas para cumplir los compromisos externos. La resistencia obrera (en el año 1988 la clase obrera yugoslava llegó a realizar 2000 huelgas contra el gobierno) fue desviada por la burocraica con el recurso nacionalista chovinista. Ya en 1987 Milosevic, apenas llegado al gobierno de la Federación Yugoslava, comenzó a atacar la autonomía del Kosovo. En 1989, nuevamente el pueblo de Kosovo se levantó contra el chovinismo gran serbio sostenido por Milosevic, en una verdadera insurrección que contó con un fuerte protagonismo de los obreros mineros. Tras su derrota, Milosevic anuló la autonomía que tenía esta provincia y comenzó un hostigamiento mayor contra su pueblo, alimentando el odio chovinista en su propio país. Entre los kosovares se fueron desarrollando crecientemente sentimientos independentistas a partir del saboteo permanente de sus derechos nacionales y la conclusión de que estos no serían conquistados mientras fuesen parte de Serbia.
Más en general, la emergencia de la «cuestión nacional» en los Balcanes a comienzos de los ’90 fue una expresión «laberíntica» (Trotsky) que tomó la lucha de clases frente a la política restauracionista de la burocracia. Muchos de los eventos de la lucha de clases en Yugoslavia fueron al mismo tiempo o se vieron confundidos en un mismo movimiento con las reivindicaciones y reclamos nacionales.
Mientras las masas yugoslavas, sin distinción de nacionalidad, enfrentaron hacia fines de los ‘80 los planes «fondomonetaristas» implementados por el gobierno federal y las repúblicas, la política restauracionista impulsada desde el gobierno central, controlado por Serbia, favoreció a su vez que los gobernantes de las repúblicas más fuertes económicamente, como Eslovenia y Croacia, buscaran orientarse por sí mismas hacia el mercado capitalista europeo, alentando la separación. Estos movimientos internos fueron además agravados por la intervencion directa de las potencias imperialistas. De entrada, Alemania trabajo explícitamente por la division de la ex Yugoslavia y por la incoporacion de Eslovenia y Croacia, las dos repúblicas más desarolladas de la ex Federacion Yugoslava, en su area de influencia. Los gobernantes croatas recurrieron a la limpieza étnica durante la guerra contra los serbios, al igual que lo hizo Milosevic con ellos. Luego, vino la guerra de Bosnia, donde la agresión Serbia -en la cual los serbo-bosnios y el ejército serbio cometieron aberrantes crímenes de guerra-, y también de Croacia, terminaron con el carácter multiétnico de república y con su división por líneas étnicas en los reaccionarios acuerdos de Dayton en 1995, que incluyó la presencia de tropas imperialistas bajo la cobertura de la ONU.
En estos acuerdos el imperialismo legitimó la partición según líneas étnicas de Bosnia por las burocracias gran serbia y gran croata, sobre la base de la derrota del movimiento nacional bosnio, que por defender su carácter multiétnico, constituía el único movimiento nacional progresivo, más allá del carácter proimperialista de la dirección musulmana de Izetvegovic, alentada por los EE.UU..Dayton a su vez significó el reconocimiento explícito de la pertenencia de Kosovo a Serbia. El fracaso de la autonomía negociada dirigida por Ibrahim Rugova, puso en cuestión los propios acuerdos de Dayton, dando origen a la formación del Ejército de Liberación del Kosovo (ELK), una guerrilla con una dirección nacionalista que a fines de los ‘90 ganó creciente apoyo. Pero luego del fracaso de las negociaciones en Rambouillet, el ELK se transformó en un peón de la agresión imperialista que lanzó la OTAN contra Serbia (que se negaba a aceptar la presencia de 30.000 soldados de la OTAN en Kosovo). La guerra significó un salto cualitativo en la neocolonizacion de los Balcanes y fundamentalmente sirvio para reafirmar la influencia de la OTAN, encabezado por EEUU en toda el este y centro de Europa. Los EE.UU., Francia e Inglaterra, que al principio sostuvieron la unidad de la Federación Yugoslava -contra el imperialismo alemán- como el mejor vehículo de proceso de restauración capitalista ordenada, fueron progresivamente abandonando ese plan frente a la política de Milosevic de construir no un estado federal sino una «Gran Serbia», y frente a la desestabilización que esto provocaba. La guerra aérea de 1999 de la OTAN contra Serbia fue la máxima expresión de esta política. Hoy todos los Balcanes se han convertido en una semicolonia de la UE, o están en proceso de serlo. Peor aún, el Kosovo o Bosnia son semi protectorados directos de las potencias imperialistas. Algunos kosovares, cansados de años de opresion por Serbia agradecen hoy este nuevo estatus de vasallaje imperial. El domingo 17 de febrero centenas de banderas norteamericanas rodeaban las calles de Pristina, la capital de Kosovo, como reconocimiento al rol de liderazgo de los EEUU en la campaña de bombardeo aéreo de 1999 y posteriormente en el proceso hacia la proclamacion de la independencia ficticia. Pero la esperanza de que Kosovo resuelva sus problemas de pobreza, atraso y corrupción endémica de la mano de los EE.UU. y las potencias imperialistas opresoras de la UE antes o después llevará a la mayor de las desiluciones, si antes la situación no se agrava con nuevas limpiezas étnicas o guerras internas. El camino duro y largo a la verdadera independencia solo puede pasar por la retirada de las tropas imperialistas y por el fin de toda injerencia neocolonialista de la UE y los EE.UU.. Por ello, los marxistas revolucionarios de la FT-CI, que en la guerra de 1999 a la vez que enfrentamos la agresión imperialista a Serbia defendimos el derecho del pueblo albano kosovar a su autodeterminación nacional, decimos como entonces que ésta no vendrá de la mano del imperialismo. Mientras seguimos defendiendo el derecho kosovar a tener su propio estado, decimos con claridad que hoy la tarea fundamental es la expulsión del imperialismo de la región y que sólo una Federación voluntaria de Repúblicas Socialistas de los Balcanes, donde se respete verdaderamente el derecho de cada pueblo a su propia autodeterminación, puede terminar con la fragmentación actual. La clase trabajadora de cada estado debe enfrentar la dominación imperialista y a sus gobernantes locales teniendo como norte esta perspectiva.
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