Australia se vio conmovida la semana pasada por la gran oposición a las leyes participaron más de 500 mil personas en la movilización más grande de la historia del país, además de la enorme marcha contra la guerra en Irak en 2003.
Las calles de las principales ciudades como Melbourne y Sydney fueron colmadas por cientos de miles de manifestantes que se oponen a las nuevas leyes laborales que intenta imponer el gobierno de Howard del Partido Nacional-Liberal, eliminando los convenios colectivos de trabajo y derecho a negociación colectiva de los trabajadores, dejándolos librados a su suerte frente a la patronal. El único resultado de esta política será una mayor precarización laboral, creando trabajadores de primera y de segunda, uno de los principales objetivos de la “modernización” que busca el gobierno mediante sus nuevas Leyes Industriales.
Howard fue recibido con aplausos nada menos que por Bush y Blair, como una muestra de agradecimiento por el envío de tropas australianas a Irak. Australia fue protagonistas de masivas movilizaciones anti-guerra. Una de las primeras leyes que aprobó el primer ministro fueron las leyes anti-terroristas, restringiendo libertades democráticas, leyes que hoy los trabajadores y la juventud identifican como parte del plan “modernizador” del gobierno de Howard.
En las enormes movilizaciones contra la política laboral del gobierno participaron importantes contingentes de trabajadores del transporte, empleados públicos, enfermeras, trabajadores aeronáuticos, de las telecomunicaciones y participaron también trabajadores precarizados de grandes empresas como la Telstar (gigante de las telecomunicaciones) que planea despedir 12 mil trabajadores. Los trabajadores precarizados (principalmente jóvenes), que carecen de derechos sindicales, se sumaron a la movilización e incluso participaron de reuniones comunes con trabajadores sindicalizados en varias ciudades.
Los sindicatos, que ven peligrar sus privilegios con la eliminación de los convenios se vieron obligados a ponerse a la cabeza de las movilizaciones, aún cuando su partido histórico, el laborismo, está seriamente cuestionado, ya que muchos de los mismos manifestantes demuestran desconfianza pues consideran que hasta ahora han sido muy blandos con el oficialismo de Howard. Se abre en Australia una importante lucha contra los intentos de los patrones y sus gobiernos.
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