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Líbano: tras la derrota del gobierno y los aliados de EE.UU.
por : Claudia Cinatti

16 May 2008 | El gobierno pronorteamericano encabezado por el primer ministro Faoud Siniora y por el multimillonario Saad Hariri, decidió pasar a la ofensiva. La respuesta de Hezbollah no se hizo esperar
Líbano: tras la derrota del gobierno y los aliados de EE.UU.

En vísperas de una huelga general convocada por la central sindical libanesa por el aumento del salario mínimo ante la creciente inflación, el gobierno pronorteamericano encabezado por el primer ministro Faoud Siniora y por el multimillonario Saad Hariri, decidió pasar a la ofensiva y romper el impasse de los últimos 18 meses en su enfrentamiento con Hezbollah y las fuerzas de la oposición. En medio de acusaciones de actividades “anticonstitucionales” y de “pretender entregar el país a Siria o Irán”, la gobernante Coalición 14 de marzo, decretó el cierre de la red de telecomunicaciones seguras de Hezbollah, de su cadena de televisión al Manar y despidió al jefe de seguridad del aeropuerto de Beirut, un aliado de la organización shiita.

La respuesta de Hezbollah no se hizo esperar. Su Secretario General, el clérigo Hasan Nasrallah calificó a la acción del gobierno como una “declaración de guerra” y llamó a sus partidarios a tomar las calles. En sólo 48 horas Hezbollah logró la desbandada de las milicias irregulares que responden a importantes figuras del gobierno, haciéndose del control de Beirut, Trípoli y otras ciudades.

Esta imponente demostración de fuerzas tuvo su punto más alto el pasado 9 de mayo cuando las principales figuras de la coalición gobernante quedaron virtualmente confinadas en sus casas rodeadas por milicias de la oposición.

Ante esta situación el llamado “grupo de amigos del Líbano”, formado por Estados Unidos, el Comisionado de la Unión Europea, los aliados árabes del imperialismo norteamericano (Arabia Saudita, Egipto, Jordania y las monarquías del Golfo), además del Estado de Israel, salieron presurosos a respaldar al gobierno títere de Siniora. Bush, de visita en la región para celebrar el 60° aniversario de la fundación del Estado sionista, acusó directamente a Irán y Siria, profiriendo amenazas contra esos países, y prometió una nueva ayuda militar y económica al gobierno proimperialista del Líbano.

Finalmente, el 14 de mayo el gobierno retrocedió de las medidas tomadas contra Hezbollah, lo que junto con las negociaciones auspiciadas por la delegación de la Liga Arabe en Beirut, podrían momentáneamente superar la crisis, dejando para más adelante importantes puntos sin resolver como la elección del nuevo presidente y la reforma a la ley electoral.

Esta derrota humillante del gobierno se suma a su desprestigio por no haber defendido a su país del ataque de Israel en la guerra que éste último lanzó en julio-agosto de 2006, dejando la resistencia en manos de Hezbollah y de la población del sur del país.

Otro golpe para la política de Bush

Independientemente de cómo se resuelva en lo inmediato esta crisis, la situación abierta en el Líbano es una nueva derrota para la política del presidente Bush y sus principales aliados en la región, que dejará una pesada herencia para el próximo presidente norteamericano, con dos guerras aún por resolver -Irak y Afganistán- y el fortalecimiento de Irán, enemigo de Estados Unidos y de sus aliados históricos -Arabia Saudita e Israel. Como plantea el editorialista Thomas Friedman en su columna de The New York Times, la situación actual en el Medio Oriente, a la que define como una “guerra fría” con Irán, se reduce a “la lucha por la influencia en la región entre Estados Unidos y sus aliados árabes sunitas (e Israel) versus Irán, Siria y sus aliados no estatales, Hamas y Hezbollah (...) Por ahora, el equipo norteamericano está perdiendo en casi todos los frentes”. Y concluye que “el equipo de Bush se las ha arreglado durante ocho años para poner a Estados Unidos en una posición única en Medio Oriente donde ‘no es ni temido ni respetado’ ”.

Hace sólo tres años, con el triunfo de la llamada “Revolución de los Cedros” que culminó con el retiro de las tropas sirias del Líbano y la constitución del gobierno pronorteamericano encabezado por Siniora, Bush cantaba victoria sobre Siria y pretendía avanzar en desarmar a Hezbollah. Hoy el Líbano dejó de ser el ejemplo de “democracia” que el imperialismo pretendía imponer a los pueblos de Medio Oriente.

Probablemente, esta demostración de fuerzas de Hezbollah pueda alentar a otros movimientos de resistencia en la región, como Hamas en los territorios palestinos, que se ha mantenido en el gobierno de Gaza a pesar del sitio impuesto por el Estado de Israel.

Hezbollah: entre la “resistencia popular” y la “unidad nacional”

Luego de hacer una prueba de fuerzas y demostrar su capacidad para derrotar las milicias progubernamentales, Hezbollah retiró a sus hombres armados, entregó las zonas ocupadas al ejército libanés -que se mantuvo “neutral” durante todo el conflicto- y llamó a seguir la resistencia bajo la forma de “desobediencia civil” hasta que el gobierno retroceda de las medidas tomadas y acepte una mesa de diálogo.

Esta estrategia de Hezbollah de conformar un “gobierno de unidad nacional” explica, en parte, que todavía se sostenga el gobierno proimperialista de la Coalición 14 de marzo y que se haya llegado a esta situación de impasse que se prolongó por casi un año y medio.

Hezbollah participó del gobierno de Siniora e incluso mantuvo sus ministros durante la guerra contra Israel. Recién se retiró del gabinete en noviembre de 2006 porque la coalición oficial pretendía imponer las resoluciones de las Naciones Unidas contra Hezbollah y Siria, cuyo gobierno fue acusado ante el tribunal internacional de instigar el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri en febrero de 2005.

En esa oportunidad Hezbollah montó una imponente movilización frente a la sede del gobierno exigiendo su renuncia y la conformación de un nuevo gobierno que le garantice poder de veto, acorde a la relación de fuerzas conquistada por su victoria ante Israel. Pero pronto quedó claro que su estrategia era negociar. A las pocas semanas, la protesta inicialmente masiva, quedó reducida a un campamento que aún se mantiene en la plaza principal de la capital libanesa.

Indudablemente, con la última acción quedó demostrado que Hezbollah se ha consolidado como la principal fuerza de oposición al gobierno de Siniora con base popular, que despierta simpatía entre los oprimidos de la región, superando en muchos casos la división religiosa entre sunitas y shiitas.

Pero su programa y su estrategia populista de “unidad nacional” contra Estados Unidos e Israel, subordina a los trabajadores y a las masas oprimidas libaneses a alianzas con sectores de la burguesía local. Ese es el carácter de la llamada “Coalición 8 de marzo” que encabeza Hezbollah, un frente policlasista y multiconfesional, que tiene como segunda fuerza al Movimiento Patriótico Libre del General Michel Aoun, un cristiano que pertenecía al espectro de la derecha libanesa pero que ha roto con el gobierno de Siniora y mantiene un acuerdo con Hezbollah desde febrero de 2006. A esta estrategia también responde su política de “consensuar” con todas las fuerzas políticas que el próximo presidente del país sea el Comandante de las Fuerzas Armadas Libanesas, el General Michel Suleiman.

Esta estrategia de colaboración de clases y su objetivo último de establecer un estado teocrático muestran por qué Hezbollah no puede dirigir una verdadera lucha de emancipación nacional y social de los trabajadores y los oprimidos libaneses contra el imperialismo y sus explotadores locales. Es necesario que la clase obrera, en su lucha contra las políticas neoliberales del gobierno y las patronales supere esta estrategia y conquiste su independencia política.

Claves

Coalición 14 de marzo

Coalición de gobierno aliada a Estados Unidos contra Siria e Irán. Su nombre hace referencia a la fecha de la movilización antisiria en marzo de 2005 luego del asesinato del ex primer ministro sunita Rafik Hariri. Está formada por: el Movimiento Futuro dirigido por Saad Hariri (sunita), el Partido Socialista Progresivo dirigido por Walid Jumblatt (druso) y fuerzas cristianas falangistas que combatieron a favor de Israel durante la guerra civil de 1975-1990.

Coalición 8 de marzo

Oposición conformada por Hezbollah dirigido por el clérigo islámico Hasan Nasrallah (shiita) Amal, partido shiita tradicional al que pertenece el presidente del parlamento Berri; Movimiento Patriótico Libre dirigido por el Gral. Michel Aoun (cristianos maronitas) y otras fuerzas menores de sunitas y drusos.

Hezbollah (Partido de Dios)

Organización islámica shiita fundada oficialmente en 1985. Mantiene una fuerte ligazón ideológica, religiosa y militar con Irán. Además es un aliado táctico de Siria con quien comparte intereses contra Israel y Estados Unidos. En líneas generales su programa político combina el nacionalismo burgués con el islamismo.

Sistema de gobierno

Los acuerdos de Taef que pusieron fin a 15 años de guerra civil, establecieron una redistribución de los poderes del estado entre las distintas comunidades que conforman el país: el presidente debe ser cristiano maronita; el primer ministro sunita y los shiitas sólo pueden acceder a la presidencia del parlamento.

 

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