En los últimos días, y ante la inminente votación de la Ley General de Educación (LGE), se realizaron tomas y movilizaciones en diferentes colegios secundarios y algunas facultades. El gobierno de Michelle Bachelet respondió con desalojos y represión, al tiempo que llama a “respetar los acuerdos”. Varios colegios fueron retomados y se llevó a cabo una movilización conjunta de estudiantes y profesores.
El miércoles 4/6 más de 8.000 estudiantes secundarios, universitarios y profesores, se movilizaron por las calles del centro de la capital de Chile, Santiago, y en distintas ciudades del país se realizaron paros que respondieron al llamado del Colegio de Profesores.
Según el gobierno el paro fue de un 75% a nivel nacional, mientras que para profesores, secundarios y universitarios fue de un 95%. En los hechos se trató de una movilización en la que confluyeron trabajadores de la educación y estudiantes con una importante convocatoria a nivel nacional. Se trata del punto más alto del proceso de lucha estudiantil que comenzó hace más de un mes contra la paupérrima infraestructura de los establecimientos educacionales, las alzas en los aranceles y que tiene como trasfondo el rechazo a la LGE que legitima el lucro y la privatización de la educación.
A pesar de la copiosa lluvia, los manifestantes hicieron escuchar fuerte su grito contra la LGE y contra el lucro en la educación. Sin embargo, la dirección del Colegio de Profesores (en manos del Partido Comunista), se apresuró a plantear que era un paso adelante haberle quitado la “suma urgencia” (mecanismo presidencial para hacer una votación rápida) a la discusión sobre la LGE. Este momento da cuenta de las fortalezas y límites que tiene en el actual momento el movimiento estudiantil, porque por una parte se cuestiona el lucro, pero por la otra prima la confianza en que con mayor discusión al interior del Parlamento será posible mejorar la Ley, sin ver que ese es el mismo camino que desvió la fuerza de la lucha iniciada en 2006.
El movimiento estudiantil pareciera querer volver a la escena luego de un año de pasividad impuesto por el desvío que significó la Comisión Asesora Presidencial, instancia propiciada por el gobierno de la Concertación y la derecha para poner paños fríos a las movilizaciones, compuesta por más del 70% de empresarios de la educación y políticos a su servicio, que defendieron la herencia de Pinochet -la LOCE-, es decir, los pilares de la educación de mercado, alineando tras de sí a las principales direcciones de los secundarios (Juventudes Comunistas, Crear, etc..) que llamaron a integrar dicha comisión. Hoy muchos estudiantes han sacando sus conclusiones, y se dan cuenta que el problema no ha sido solucionado, por esto se comienzan a desplegar nuevamente las banderas de lucha que dicen “No al lucro en la educación”.
El marco político de la promulgación de la LGE viene planteando que las luchas locales pasen a ser generales bajo el lema “No a la LGE, No al lucro en la educación”, pero esto no termina de cristalizar a nivel nacional, aunque quizás el hecho de que entre los propios políticos patronales de la Concertación y la derecha, se haya roto el acuerdo alcanzado a fines del año pasado por la LGE, puede alentar el proceso y unificarlo a nivel nacional.
Los secundarios, universitarios y profesores tienden a plantear que la discusión de 2006 no fue resuelta. Pero esta vez no hay un organismo nacional unificador al interior de los secundarios como la ANES de mayo de 2006 (basado en la democracia directa), y tampoco termina de emerger un nítido movimiento estudiantil nacional que tenga como primer objetivo acabar con el lucro en la educación, como sí ocurrió el 2006 con un millón de estudiantes movilizados. Pues este punto alto de las movilizaciones, coincide con el desgaste en algunas ciudades que estuvieron en su momento a la cabeza, como Valparaíso.
¿Qué muestran las nuevas movilizaciones?
Hasta el día de hoy el movimiento estudiantil no lograba ser unificadamente masivo a nivel nacional, venían siendo pocos los que salían a la calle a luchar. Hoy se demostró que los estudiantes y profesores tienen la determinación de movilizarse para acabar con el lucro en la educación, pero esto no basta. En momentos como este se vuelve imprescindible que el movimiento adquiera una dinámica de unificación nacional, organizacional y política, de este modo podrá consolidar este punto más alto. Es necesario superar completamente el tramo inicial de petitorios puramente locales, descoordinación y división.
Para esto desde Las Armas de la Crítica creemos que es necesario la unidad de los estudiantes para combatir consecuentemente la educación de mercado, poniendo en pie una Coordinadora General de Movilización que aglutine las demandas de los universitarios, secundarios y trabajadores de la educación, con un petitorio único nacional por el cual luchar unidos. Es necesaria la lucha por una instancia de coordinación y lucha nacional propia de los estudiantes y trabajadores de la educación. Reafirmamos que la única solución ante la lucrativa educación, es la lucha por una escuela nacional unificada, por la educación pública y gratuita en todos sus niveles, sin subsidio a los privados, en el camino de una educación al servicio de los trabajadores y el pueblo pobre.
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