La derecha multiplica su campaña con incidentes y provocaciones de todo tipo en la “media luna”, llegando a impedir la reunión de presidentes de Venezuela, Argentina y Bolivia que debía realizarse el 5/08 en Tarija. Entre tanto, deja correr a los grupos de choque facistizantes, con ataques a campesinos, indígenas y seguidores del MAS. Además, ha lanzado una huelga de hambre de los “cívicos” para recuperar el Impuesto Directo a los Hidrocarburos. El objetivo es deslegitimar eventuales resultados desfavorables en el referéndum revocatorio, liquidar definitivamente la congelada nueva Constitución Política del Estado (CPE) que el gobierno quiere aplicar y redoblar la presión para desgastarlo, imponer las autonomías y otras exigencias.
Pretende definir así a su favor la crisis política crónica, apoyándose en una enorme polarización social y política que ha volcado a gruesos sectores de las capas medias urbanas a la derecha.
Al mismo tiempo, el gobierno de Evo Morales sigue apostando al diálogo y la concertación con los representantes de los terratenientes, empresarios y transnacionales, mientras aplica una política económica desfavorable a los trabajadores y el pueblo pobre, cuyos ingresos se achican bajo la inflación y la carestía de la vida. Este rumbo ha sido ratificado en los discursos presidenciales, como el mensaje del día de la fecha.
Mientras la derecha busca el “jaque”, el gobierno se debilita y se van desgastando las ilusiones en sus promesas de algunos sectores avanzados de trabajadores, que toman distancia y con sus acciones, apuntan a “desbordarlo” por izquierda.
Luchas obreras y represión
Este es el marco de la ola de protestas obreras y populares de las últimas semanas, convocada por la COB bajo la presión de las bases y pese a la posición política prooficialista de su conducción, como la de Pedro Montes, que ha debilitado a los trabajadores a la hora de organizar la actual pelea. Hoy, los dirigentes que se han visto obligados a separarse del gobierno no atinan a tener una política clara que los separe tajantemente de la propaganda de la derecha cívica, ambigüedad que es aprovechada por los voceros gubernamentales para desprestigiar a la COB y su actual lucha y aislar a los trabajadores. La ausencia de un diálogo con la base campesina del MAS para demostrar que la COB no sólo está contra la burguesía y la oligarquía del Oriente, sino por la satisfacción de todas las demandas progresivas del campesinado, es una de las debilidades del movimiento, facilita su aislamiento y alienta la represión. El surgimiento progresivo de un movimiento de oposición obrera, se ve distorsionado por la política reformista y de presión sobre el Estado de la burocracia sindical.
Los reclamos obreros -aumento salarial, pensiones y otros- no pueden ser más justos, sentidos e impostergables. El gobierno impulsa una nueva ley de pensiones en el Parlamento que mantiene el esquema heredado del neoliberalismo y basado en los aportes individuales, aunque “con parches” pues sería bajo control estatal y retirándose las actuales AFPs de capitales españoles y suizos. Los trabajadores exigen el retorno al “sistema de reparto” para las pensiones, solidario y financiado con aportes del Estado y los capitalistas, además de reclamar la reducción de la edad para retirarse y otros puntos.
Sin embargo, la respuesta oficial no pudo ser más brutal: la salvaje represión policial a los trabajadores mineros de Huanuni que bloqueaban en Caihuasi entre el 4 y 5/8 dejó dos mineros muertos a balazos y decenas de heridos. Al mismo tiempo, el MAS movilizaba a sus militantes en otras partes del país, como en Cochabamba, azuzando a los “padres de familia” para atacar violentamente a los piquetes de maestros urbanos y rurales y otros trabajadores que han salido a las calles.
Es el MAS el que favorece a la derecha
Los voceros gubernamentales acusan a los trabajadores en lucha, a la “ultraizquierda” y a los trotskistas de hacerle el juego a la reacción. Con este argumento pretenden lavar su directa en indisimulable reponsabilidad en la masacre de Caihuasi y justificar la represión.
Nada más falso.
Quien ha protegido a la derecha, negociando permanentemente con ella y haciéndole toda clase de concesiones desde que asumió el poder, es el gobierno de Evo Morales y García Linera. No han expropiado una sola hectárea de tierra a los latifundistas, han convertido la prometida nacionalización del gas en una renegociación de contratos con las transnacionales y protegen los intereses fundamentales de los empresarios que amasan enormes ganancias con los bajos salarios y la precarización laboral.
Cuando los campesinos de Chuquisaca se aprestaban a movilizarse contra el humillante y bárbaro ataque racista del 25 de mayo, el MAS los obligó a no hacer una sola medida, profundizando la derrota.
Es que más allá de los discursos y promesas, el MAS no quiere tomar una sola medida de fondo contra el poder de los terratenientes y empresarios, que son la base de la reacción autonomista y derechista. Por eso, mientras se muestra blando y conciliador con la derecha, aplica “mano dura” contra los trabajadores en lucha.
¡Sólo la movilización derrotará a la reacción!
No será con votos y “diálogos nacionales” como pide el MAS que se derrotará a las fuerzas burguesas y proimperialistas. Es necesario preparar y unificar la más amplia movilización de masas, uniendo la lucha contra la reacción y por el cumplimiento de las postergadas demandas obreras, indígenas y populares. Esto exige un programa que, entre otras tareas incluya: Aumento salarial de mergencia acorde con el costo de la canasta familiar.
– Comités populares de control de precios y abastecimiento.
– Nacionalización de las empresas que especulan con el hambre del pueblo o despiden trabajadores.
– Nacionalización efectiva, sin pago y bajo control de los trabajadores, del gas, las transnacionales y los servicios públicos hoy “capitalizados”.
– Reforma agraria liquidando el latinfundio.
– Tierra y territorio para los pueblos originarios.
– Ruptura con el impertialismo.
Ante los ataques de las bandas autonomistas y la represión estatal, es preciso poner en pie comités de autodefensa en los sindicatos y organizaciones de masas, en el camino de las milicias obreras y campesinas.
Es urgente el congreso de la COB, con la más amplia participación de las bases, para adoptar un programa así, impulsar un verdadero plan de lucha y preparar política y prácticamente la construcción de la Asamblea Popular, capaz de unir a las fuerzas obreras, campesinas, indígenas y del pueblo pobre en torno al combate para aplastar a la derecha y abrir el camino a una salida obrera y popular.
Pero esto es inseparable de la lucha por la independencia política de los trabajadores y sus organizaciones. Hay que poner manos a la obra en la construcción del Instrumento Político de los Trabajadores (IPT), basado en los sindicatos y con plena democracia obrera. Poner en pie el IPT sería la mejor arma para impedir que la hipócrita demagogia de los políticos burgueses capitalice el descontento popular. Los sindicatos y trabajadores avanzados tienen que tomar en sus manos esta iniciativa, votada en los congresos de la COB pero que hasta hoy los dirigentes no quieren aplicar para no enemistarse con el MAS y otros posibles aliados “progresistas” o “patriotas”.
¡Ningún apoyo político al gobierno!
Los trabajadores, campesinos y pueblos originarios necesitan las manos libres para enfrentar a la reacción e imponer sus legítimas demandas. Sin embargo, sectores de la izquierda insisten en darle “apoyo crítico” a Evo Morales. Algunos dicen que el problema es el “entorno clasemediero” que lo rodea, otros, que “hay que echar a los neoliberales incrustados en el gobierno”, algunos más, que hay que presionar a Evo para imponerle un “programa revolucionario”. ¡Cómo si en más de 30 meses de gobernar, no hubiera demostrado hasta el cansancio los límites de su política, basada en la conciliación con la burguesía e incapaz de resolver los grandes problemas nacionales! Quienes predican estas variantes de apoyo político “crítico” y el 10 llaman a votar nuevamente por Evo, ocultan a los trabajadores la necesidad de plantearse un camino de clase, independiente del gobierno, tanto como de los empresarios, para enfrentar a la derecha y dar una salida obrera, campesina y popular a la crisis nacional.
La paz, 6 de agosto de 2008
ANTE EL REFERENDUM REVOCATORIO DEL DOMINGO 10
No a los prefectos de la derecha. Voto en blanco a presidente
Este ferendum -un mecanismo pseudodemocrático y plebiscitario-es producto de un pacto entre un ala de la derecha y el gobierno, intentando canalizar la crisis política a las urnas y sin que intervengan las masas. El proyecto de ley enviado meses atrás por el MAS fue retomado por los neoliberales de PODEMOS, que lo aprobaron en el Senado, y el 12/05 Evo Morales promulgó la Ley 3850 de “referéndum revocatorio de mandato popular”. Los forcejeos en torno al referéndum, sobre todo de los autonomistas que temen perder posiciones, no han frenado su implementación y, entre ásperas disputas, maniobras y choques, este domingo se llama a votar.
La pregunta (Cap. II, art. 6) dice: “¿Usted está de acuerdo con la continuidad del proceso de cambio liderado por el Presidente Evo Morales Ayma y el Vicepresidente Álvaro García Linera?”
Así formulada, busca avalar no sólo la permanencia de Evo, sino el conjunto de su programa de tibias reformas en colaboración con la burguesía, bajo el eufemismo de “proceso de cambio”.
Con el SI a Evo es imposible expresar ninguna posición independiente y mucho menos, un programa alternativo. Por ello, los socialistas revolucionarios de la LOR-CI planteamos votar por NO a los prefectos, vanguardia de la reacción proimperialista, pero rechazamos apoyar políticamente al gobierno y su programa con el SI y nos pronunciamos por el voto en blanco a la pregunta nacional, en el marco del combate por el reagrupamiento políticamente independiente de la vanguardia.
Después del 10, sea cual sea el resultado, la lucha continúa.
Llamamos a confiar sólo en la movilización para enfrentar a la reacción proimperialista, e insistimos en la necesidad de un programa obrero y popular a la altura de la crítica situación actual.
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