¡Fueras las tropas rusas de Georgia! ¡Abajo el gobierno proimperialista georgiano de Mikheil Saakashvili! Por el derecho de autodeterminación y secesión de Osetia del Sur y Abkhazia si así lo desean. ¡Fuera la OTAN y la influencia y penetración imperialista de EE.UU. y los imperialismos europeos de Europa del Este y las antiguas republicas de la ex URSS!
Luego de la ofensiva de Georgia contra la región separatista pro rusa de Osetia del Sur, las tropas rusas han lanzado la mayor intervención desde la debacle de la ex Unión Soviética sobre una ex República. El día viernes han lanzado al menos dos bombas sobre la base militar georgiana de Bassin, cercana a su capital, a la vez que ha desplegado un importante contingente de tropas en el túnel Roki, un movimiento crítico para asegurarse el desplazamiento a Osetia del Sur. Acompañando este desplazamiento militar, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, ha declarado que: “Históricamente Rusia ha sido y continuará siendo el garante de la seguridad de los pueblos del Cáucaso”. En otras palabras, Medvedev ha proclamado sin ambigüedad al Cáucaso como zona de influencia rusa. Este es el mensaje que Rusia está enviando a Occidente.
El origen inmediato del conflicto es el temor de Osetia del Sur a quedar marginada y perder sus esperanzas de independencia si Georgia y Rusia avanzaban en un acuerdo (cuestión que venían negociando). Por tanto, comenzó a bombardear algunas ciudades georgianas cercanas a Tskhinvali, la capital de Osetia del Sur. Los georgianos respondieron con una invasión, capturando la mayoría de los suburbios y rodeando la capital. Esto precipitó una rápida respuesta rusa.
Pero más en general, el origen del conflicto es expresión por un lado de la resurgencia rusa después del ascenso del bonapartismo de Putin, y por el otro de la continuidad de la política norteamericana de establecer un cerco sobre este país de forma tal que su integración en la economía mundial dominada por el imperialismo tenga un carácter cada vez más semicolonial, tal como fue la dinámica rusa -sólo temporalmente revertida- en la década de 1990 durante el gobierno de Yeltsin. Expresión de esta política, a pesar de que EE.UU. se ha visto debilitado en este frente por su debacle en Irak y la guerra en Afganistán, han sido: la incorporación de los ex países del Este en la OTAN; su intención de incorporar a Georgia y Ucrania, dos regiones claves para Moscú en la misma; la decisión de instalar el escudo de misiles en la República Checa; y recientemente el aval imperialista a la independencia del Kosovo.
Por su parte, Moscú ve a Osetia del Sur como una importante herramienta para prevenir que Georgia se una a Occidente. Osetia del Sur, declaró su independencia en una guerra en 1993, un movimiento sólo posible y sostenido hasta hoy con el apoyo de facto de la Federación Rusa.
Pero el conflicto va más allá de Georgia y Cáucaso. Luego de su humillante retroceso en el Kosovo, donde sus reclamos fueron ignorados por EE.UU. y los países de la UE, Rusia está utilizando este conflicto para redefinir la región.
Por eso, lo que está en juego aquí no sólo tiene repercusiones en el Cáucaso, sino en todas las ex Repúblicas de la ex URSS, en especial la fuertemente disputada Ucrania, Kazajstán y los países Bálticos que miran aterrorizados cómo los tanques rusos violan la soberanía de una ex República. Los próximos días dirán hasta dónde llega la magnitud y el alcance del actual conflicto, si las tropas rusas deciden quedarse en Osetia o si por el contrario deciden avanzar sobre Georgia. Lo que sí está claro es que estamos frente a un nuevo gran foco de inestabilidad internacional, expresión de una situación mundial ya muy turbulenta como producto de la crisis económica mundial en curso. Frente al mismo los revolucionarios decimos:
¡Fuera las tropas rusas de Georgia! ¡Abajo el gobierno proimperialista georgiano de Mikheil Saakashvili! Por el derecho de autodeterminación y secesión de Osetia del Sur y Abkhazia si así lo desean. ¡Fuera la OTAN y la influencia y penetración imperialista de EE.UU. y los imperialismos europeos de Europa del Este y las antiguas repúblicas de la ex URSS!
La política abiertamente proimperialista del gobierno de Tbilisi, capital de Georgia, es la mejor excusa para que Rusia impida la completa independencia de Georgia. Sólo un gobierno obrero y campesino georgiano que rompa con el imperialismo norteamericano y de la UE puede tener la autoridad para detener al nacionalismo gran ruso apelando a la única que fuerza capaz de derrotarlo: los trabajadores rusos. Estos deben romper con la política xenófoba de la burocracia restauracionista que sólo garantiza grandes negocios para un puñado de grandes barones capitalistas y los amigos del poder central, y volver a las banderas internacionalistas proletarias y de defensa de la autodeterminación de los pueblos que permitió la solución temporaria del problema nacional de la Antigua Rusia de los zares durante los primeros años del bolchevismo hasta la reversión stalinista. Sólo un partido que haya luchado contra el stalinismo y haga un agudo balance de esta monstruosa experiencia no sólo para las masas de la ex URSS sino a nivel mundial, la sección rusa de la IV Internacional reconstruida, puede ofrecer esta perspectiva.
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