La declaración de insolvencia de Lehman Brothers, el cuarto mayor banco estadounidense, y la absorción de Merril Lynch por el Bank of America, era algo que se venía previendo. Estamos en un proceso depresivo que tiene como epicentro el mercado hipotecario norteamericano, y se está expandiendo por los principales centros financieros mundiales.
El origen de todo esto, está en el desinfle de la burbuja inmobiliaria norteamericana. Los precios de las propiedades que venían en ascenso hasta principios del año pasado, comenzaron a caer en 2007 porque muchos de los que habían tomado deudas hipotecarias para comprar casas, no disponían de fondos suficientes para hacer frente a los pagos de las hipotecas. Muchas hipotecas se habían concedido en forma bastante engañosa, con tasas variables y crecientes. Se le prometía a los tomadores que iban a tener que pagar hipotecas mucho menores de lo que terminarían pagando en realidad. Por eso, los sectores de menores ingresos, se vieron rápidamente incapacitados de hacer frente a sus deudas hipotecarias, debiendo abandonar sus propiedades. Se fueron acumulando inmuebles que eran recuperados para la venta, a la vez que en medio del fervor de la construcción, muchas nuevas propiedades no conseguían compradores. Todo esto es lo que empujó a la baja los precios de las propiedades. Pero, sucede que la caída de los precios de las propiedades, hacía que muchos deudores que venían pagando bien sus hipotecas, se encontraran con que la deuda que tenían valía mucho más que la casa que se estaba desvalorizando. Se empezó a armar una vorágine entonces, donde cada vez más deudores abandonaban sus hipotecas y sus casas.
Por eso los bancos, que habían participado en un festín de emisión de estas hipotecas subprime y habían contraído para eso deudas a las tasas irrisorias que fijaba la FED de Alan Greenspan (lo que se conoce como apalancamiento), empezaron a ver cómo sus activos, las deudas hipotecarias, entraban en quebrando, mientras que por otra parte se disparaban las tasas de interés. Lo que había sido un festival de especulación, se transformaba entonces para los bancos en una película de terror.
Las caídas bursátiles que se empezaron a disparar entre Julio y Agosto de 2007 se dieron porque empezaba a quedar en evidencia la profunda insolvencia de todas las instituciones del sistema financiero. Los primeros que saltaron fueron los Hedge Funds (fondos de riesgo), que durante años se habían promocionado como fondos ultraseguros pero de gran rentabilidad, y quedó en evidencia que lo que habían estado prometiendo no podía cumplirse. Pero lo que se ha visto después es que no son sólo estos fondos los que manejaban activos sub prime, de baja calidad, sino que todo el sistema financiero norteamericano tiene acreencias hipotecarias incobrables y es, por lo tanto, insolvente.
El resultado es que, como se conoció recientemente las ganancias que los bancos registraron de de abril a junio mostraron los segundos peores números desde 1991. Las ganancias de las instituciones financieras norteamericanas de ese trimestre sumaron sólo 5 mil millones, dentro de lo cual muchos bancos, como Lehman, registraron pérdidas por varios miles de millones. El año pasado habían ganado 36,8 mil millones en el mismo trimestre. Es decir que bajaron un 86,5%. Frente a esto, tenemos que las deudas que las principales instituciones financieras tendrán que pagar son de al menos 787 mil millones de dólares antes de fines de 2009. Y de este total, antes de diciembre vencen 200 mil millones.
Lehman Brothers está quebrando por las pérdidas que acumulaba en lo que va del año (que llegaban a los 9 mil millones) y frente a la incapacidad de hacer frente a sus pasivos.
Este es ya el tercer caso de una institución importante que se desploma. Tuvimos el marzo la absorción de Bearn Stears por JP Morgan, y hace apenas 8 días el gobierno norteamericano tuvo que anunciar que tomaba el control de las dos gigantes hipotecarias estadounidenses, Fannie Mae y Freddie Mac.
Ahora la situación pega un salto, ya que estamos hablando del cuarto mayor banco estadounidense, mientras que el Merril Lynch también es absorvido por el Bank of America. Pero esto difícilmente termine acá.
El gobierno norteamericano intentó hasta último momento evitar esta quiebra. Henry Paulson mantuvo reuniones de urgencia el fin de semana con los principales referentes del sistema bancario porque el contagio que podría implicar no se sabe hasta donde podría llegar. Estamos hablando de una institución que tenía activos por 640 mil millones, y con fuertes vínculos en todo el circuito financiero. En estas negociaciones trataron de alcanzar un acuerdo para que otra gran institución comprar el Lehman. Pero esto no pudo avanzar ya que reclamaban que el Tesoro estadounidense brindara una garantía similar a la que ofreció en marzo cuando JP Morgan Chase se quedó con Bear Stearns.
Pero el tesoro norteamericano ya está muy comprometido. Solo la semana pasada, comprometió fondos hasta 200 mil millones para inyectar en las hipotecarias cuyo control tomó, y muchos estiman que podría llegar a tener que poner 300 mil millones para salvarlas. El gobierno norteamericano esta jugando con fuego por dos motivos: está forzando la posición mundial del dólar, y está obligando al resto del mundo a aceptar un aumento exponencial de su déficit, que ya alcanza 800 mil millones anuales (cuatro veces la economía argentina) para salvar a las instituciones financieras norteamericanas. Por ahora ha podido hacerlo, pero si los grandes tenedores de reservas en dólares deciden desprenderse de las mismas, el dólar puede caer estrepitosamente. Por eso le tuvieron que soltar la mano a Lehman Brothers. Los resultados que esto puede tener son imprevisibles, ya que no es el único que está en una situación precaria. Con la amenaza de recesión que aqueja a la economía norteamericana, y los precios de las propiedades que siguen cayendo, día a día hay nuevos deudores que dejan de pagar sus hipotecas. Como el eje de la intervención del gobierno ha estado en salvar los valores de las deudas, no se ve final a este proceso: los valores de las casas están cayendo, y el gobierno defiende el valor de las deudas, por lo cual cada día se hace más probable que lo que eran buenos deudores se transformen en malos pagadores. Por eso, la estrategia que viene implementando el gobierno norteamericano, de socializar las pérdidas que ocasionó la especulación inmobiliaria, está profundizando los costos sociales de esta crisis y prolongando de manera indefinida el proceso deflacionario en los valores de las propiedades.
Ahora comprometieron a distintos bancos para armar un fondo por 70 mil millones de dólares, para hacer frente a las nuevas consecuencias que puedan producirse como resultado de la quiebra de Lehman. Como decíamos, solamente las deudas de acá a diciembre, representan 200 mil millones y los bancos vienen viendo el desplome de sus activos, a lo cual se suman los temores de los accionistas. Por eso, es poco creíble que este fondo pueda parar la crisis.
Mientras tanto, hay una crisis social sin precedentes en EEUU, con millones de personas que abandonaron sus casas y viven en sus autos, y estamos viendo como se asienta una situación recesiva en las principales economías del mundo. La UE informó que entre abril y junio las economías de la zona se contrajeron un 2%, la India y China están mostrando síntomas de agotamiento según indican algunos informes, la economía norteamericana muestra signos de recesión. Se está asentando la una tendencia depresiva que se extiende por todo el mundo.
La situación es bastante cambiante, pero es probable que veamos próximamente el desplome de otros grandes bancos y que el gobierno se vuelva a ver obligado a comprometer nuevos fondos para tratar de evitar un colapso de todo el sistema financiero.
|