Desde hace varios años, Latinoamérica se ha convertido en una región en “estado de rebelión”, una avanzada de la lucha de clases a nivel mundial, con levantamientos de masas como los que han derribado a varios gobiernos en Ecuador, Bolivia o Argentina y que presenta también diversos fenómenos políticos ante los que la vanguardia obrera y popular necesita clarificar posiciones y orientarse, como el chavismo en Venezuela, los gobiernos de la “izquierda pragmática” como el de Lula en Brasil o el Frente Amplio en Uruguay, o el proyecto del MAS en Bolivia.
Un nuevo ciclo ascendente de la lucha de clases recorre la región, alimentado por la profunda crisis estructural del capitalismo semicolonial latinoamericano y la resistencia a la opresión imperialista. Este amplio y tumultuoso ascenso tiende a hacerse cada vez más urbano y en él comienza a pesar más el proletariado. Una tendencia novedosa y crucial es el comienzo de recomposición del movimiento obrero en varios países, como Argentina y Brasil (pero no sólo en ellos), particularmente en sectores de vanguardia que están acumulando una importante experiencia de lucha y politización.
La clase obrera latinoamericana necesita agrupar sus filas y templar sus fuerzas en el camino de la más amplia y efectiva independencia de clase respecto al orden burgués. Sólo así podrá encabezar la lucha de las masas pobres contra el imperialismo, lo cual exige ante todo estrechar lazos con el proletariado norteamericano, y abrir paso a la única forma de hacer efectiva la unidad económica y política de nuestros países: una Federación de Estados Socialistas de América Latina.
En esta perspectiva, una tarea fundamental es extraer las necesarias lecciones políticas de las gestas que las masas vienen protagonizando a lo largo y ancho del continente, en innumerables huelgas y movilizaciones obreras, campesinas y populares, pero sobre todo de los grandes hitos marcados por las rebeliones recurrentes como las que en Bolivia en Octubre del 2003 han abierto el que creemos es el comienzo de un nuevo proceso revolucionario en el corazón de América del Sur en estos comienzos del siglo XXI.
Si proporcionar las claves de la situación internacional y regional y las lecciones de estos grandes acontecimientos es una tarea crucial a la que este boletín aspira a contribuir, no es menos importante el aspecto de lucha política e ideológica con las diversas corrientes que influencian sobre la vanguardia y las masas, hablando desde el reformismo y el populismo (desde Castro o Chávez al MAS boliviano).
Frente a estas corrientes y frente a las adaptaciones y capitulaciones de las tendencias que hablan en nombre del trotskismo pero se han mostrado incapaces de sostener una política independiente ante los grandes aparatos reformistas, burocráticos o populistas, es necesario fortalecer un polo político, programático e ideológico trotskista, que se forje en la intervención política y también, insertándose en los procesos más avanzados, buscando la fusión con los elementos más avanzados de la vanguardia obrera con el norte de sentar las bases para partidos obreros revolucionarios en la lucha por la reconstrucción de la Cuarta Internacional.
Esta es la orientación de nuestra corriente, la Fracción Trotskista por la Cuarta internacional, que aunque reúne también a militantes en Francia, Alemania, el Estado Español y el Reino Unido, es todavía una corriente esencialmente latinoamericana:
En Argentina, el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) es parte activa de las experiencias más avanzadas de lucha obrera: desde las fábricas recuperadas por sus trabajadores, cuyo mayor exponente son Zanon y el sindicato ceramista SOECN, a las huelgas y paros en la salud, telefónicos o aeronáuticos y los procesos de organización antiburocrática como en Pepsico Snacks y otras fábricas de la alimentación. En Bolivia, la LOR-CI (Liga Obrera revolucionaria por la Cuarta Internacional) ha intervenido en los levantamientos como el de Octubre y Junio levantando una política transicional para el desarrollo de los órganos de poder obrero y popular y la organización política independiente de los trabajadores. En México, la LTS-CC (Liga de los Trabajadores por el Socialismo - Contra Corriente). En Brasil, la LERQI (Liga Estratègia Revolucionaria por la Quarta Internacional). En Chile, Clase contra Clase. En Venezuela los camaradas de la JIR (Juventud de Izquierda Revolucionaria) se han integrado recientemente a nuestras filas.
Este boletín se propone aportar al debate y la reflexión entre los trabajadores de vanguardia, con las claves de los principales fenómenos políticos internacionales y centralmente latinoamericanos, extrayendo sus principales lecciones programáticas, estratégicas y políticas, difundiendo los procesos más avanzados de recomposición del movimiento obrero; contribuyendo a la necesaria lucha política al interior de la vanguardia latinoamericana, y siendo un portavoz de las campañas antiimperialistas e internacionalistas como hoy plantea la solidaridad con la rebelión de las masas bolivianas o la lucha contra toda ingerencia imperialista.
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