La clase obrera alemana está dando señales de querer seguir los pasos de sus hermanos de clase en Italia y Grecia. En Alemania se observa un aumento significativo de luchas reivindicativas que superan ampliamente la política de moderación salarial que pretenden imponer las burocracias sindicales. Así, durante la semana pasada los trabajadores afiliados al sindicato de metalúrgicos IG Metall pararon parcialmente la producción en el sector central de la economía alemana: automotrices y electricidad. Hasta 550.000 obreros de las plantas de Opel, Mercedes Benz, Ford, Audi, BMW, Bosch, Nokia, Siemens y MAN forzaron a las direcciones sindicales a llamar a huelgas de aviso, paros y manifestaciones. Exigían un 8% de aumento salarial, exigencia que la burocracia del IG Metall ante el temor a llamar a una huelga indefinida traicionó rápidamente llegando a un acuerdo a espalda de los trabajadores de un aumento del 4,2%, muy por debajo del 8% exigido inicialmente.
Mientras que el presidente de la asociación de empresarios, Dieter Hundt, celebraba el acuerdo por representar una “muestra de sentido común en una situación económica difícil”, sectores de base exigían y exigen aún “rechazar ese miserable resultado y empezar inmediatamente con el referéndum de huelga” pues “no pueden descargar la crisis sobre nuestras espaldas”. Según estimaciones, el año que viene 350.000 trabajadores perderán sus puestos de trabajo, de los cuales la mitad sería en el sector automotriz. Ya hoy los trabajadores tercerizados son echados a la calle y no se descartan recortes de plantilla de trabajadores con contrato permanente ni rebaja de salarios.
Y es que la “plaza alemana” depende en gran medida de los países consumidores de sus productos hoy en día muy golpeados, como los socios comerciales de importancia: EE.UU., el Reino Unido y el Estado Español. Según algunas estimaciones, las exportaciones, el motor económico alemán por excelencia, sufrirán un frenazo considerable que llevará a un crecimiento de las misma de tan sólo un 0,4% (después del 4,2% de este año) o incluso a un completo estancamiento.
“¡Fuera managers de las universidades!”
Los ataques de la burguesía se agudizan también en el sector de la educación, donde junto con las directivas del plan Bolonia se está llevando a cabo una oleada de privatizaciones desde los jardines de infantes hasta las universidades, que intensifica el carácter clasista del sistema educativo. Por ejemplo, en la actualidad sólo un 16% de los universitarios son hijos o hijas de obreros y sólo el 3,3% hijos o hijas de inmigrantes. Ante esta situación, el pasado miércoles, estudiantes secundarios, acompañados por universitarios y algunos profesores, organizaron una jornada de huelga con manifestaciones en alrededor de 40 ciudades alemanas. Más de 100.000 estudiantes llenaron las calles, demandando el fin a la miseria educativa y una educación de calidad, libre, gratuita y popular. Los estudiantes en Hannover sobrepasaron los límites de la legalidad burguesa bloqueando el parlamento regional y en Berlín tomaron por asalto la Universidad de Humboldt, agitando banderas rojas desde sus balcones. Entraron por la fuerza en un salón, donde empresarios estaban negociando derechos de patente para las universidades, y los forzaron a sostener sus carteles mientras se servían de las exquiciteces culinarias del banquete preparado para la ocasión al grito de “a -anti - anticapitalista” y “fuera managers de las universidades”.
Estos últimos hechos son una prueba más de que la juventud en Alemania comienza a despertar de su letargo, comenzando a ver la necesidad de encontrar respuestas alternativas a las ideologías dominantes y exigir la participación activa en sus condiciones de vida. Justamente en este clima social en el que se empieza a sentir que en el marco del fracaso ideológico del neoliberalismo y de la falta de respuestas de la burguesía para hacer frente a la crisis económica y de los partidos tradicionales, los universitarios de la juventud del partido Die Linke organizan círculos de lectura y discusión de El Capital de Karl Marx. Después de años de destierro del marxismo de las universidades, 2.000 jóvenes se encuentran cada semana en más que 40 universidades alemanas para leer y debatir esta obra junto a intelectuales de izquierda. Después de décadas de despolitización y silencio, del supuesto fin de la historia, sectores de la juventud ponen la crítica del capitalismo al orden del día.
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