Con una acústica de lujo suelen escucharse los conflictos sociales dentro de nuestras universidades. Los estudiantes una vez más provocamos el ruido que hace de nuestras aulas “cajas de resonancia” de nuestra protesta. Nuestra orquesta es ruidosa y los aturde. Nuestra lucha no es pasajera, como anunciaron en estos días en los medios: “el ‘movimiento anti-Bolonia’ va creciendo ‘con consecuencias imprevisibles’ [1].
El motor principal de las luchas es el Plan Bolonia, una contrarreforma europea continuación de la LOU (Ley Orgánica de Universidades) aprobada en 2001 bajo el gobierno del derechista Partido Popular (PP), y que hoy bajo el gobierno “socialista” (PSOE) estamos viviendo renovada. Es que la universidad no es una isla, y sufre los ataques de la ofensiva capitalista dispuesta a desmantelar las conquistas que nos quedan, con nuevos autores y nuevas leyes para crear una universidad al servicio de las grandes multinacionales.
La paz social se acaba en las aulas universitarias
Las movilizaciones han venido creciendo y la última del 13/11 ha sido una de las más masivas. En Madrid salieron 20.000 estudiantes, 30.000 en Barcelona, 5.000 en Salamanca, 2.000 en Valencia, 1.000 en Zaragoza. La prensa burguesa empieza a hacerse eco de nuestra lucha porque hay algo más que los asusta, y es que mientras nuestra lucha se extiende también nos empezamos a organizar. Así, los rectores expresan su preocupación al gobierno: “Se trata básicamente de concentraciones en la puerta de los centros y en algunos actos o de encierros. Es un goteo continuo. Crean una asamblea por facultad y otra por universidad. Donde más han calado es en Filosofía, Filología, Medicina y Ciencias de la Información”.
Así es, tomaron muy bien nota de lo que estamos dispuestos. Son las asambleas multitudinarias por facultades nuestros órganos de decisión, en las que decidimos cómo luchar, con qué objetivos, informando a todos los estudiantes de qué se trata este plan y sus consecuencias, con carteles, documentos, comunicados. A su vez, los estudiantes vemos la necesidad de coordinar las asambleas, y romper las barreras regionales, conformando varias coordinadoras de asambleas en distintos puntos del país, como en Barcelona o en Valencia.
Además los universitarios no luchamos solos: también los profesores universitarios empezaron a romper su silencio, junto al personal de administración y servicios (PAS) de las universidades. La revuelta en las universidades viene teniendo puntos de encuentro con otros sectores de la educación como los estudiantes de medias (secundarios).
Obreros y estudiantes golpeando juntos
Este es el espíritu que va recorriendo varias asambleas, como las de Barcelona donde se plantean acciones conjuntas con los obreros de Nissan, como lo hicieron ya el curso pasado con TMB (Trabajadores del Transporte Metropolitano). O en Madrid, el llamado a una Coordinadora de Trabajadores de la Sanidad Pública, “luchando al unísono contra la privatización de la sanidad y el Plan Bolonia”, al igual que contra la privatización de los servicios públicos, a los usuarios, trabajadores y estudiantes [2].
Esto es un ejemplo concreto de lo que podría ser un Pacto Obrero - estudiantil. Coordinar y unificar nuestras demandas junto a las de los trabajadores permitirá que estemos más fuertes, retomando las enseñanzas del Mayo del ‘68, o la del Estado Español en el ‘86-‘88, en la que obreros y estudiantes fueron los protagonistas.
Desde Clase contra Clase estamos convencidos de que cuando defendemos la universidad pública contra estos planes, lo hacemos cuestionando sus bases. Por eso creemos que la lucha actual por la defensa de la Universidad Pública debe estar ligada a la lucha por la Universidad Pública, Laica y Gratuita, al servicio de los trabajadores y el pueblo.
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