La oleada de protestas estudiantiles, juveniles y obreras contra el gobierno de Karamanlis ha entrado en su segunda semana. La rebelión de los “jóvenes de los 700 euros” , detonada por el asesinato de Alexis Grigoropulos a manos de la policía griega, se extendió a otros sectores y se transformó en una amplia movilización antigubernamental extendida por las principales ciudades del país.
Luego de la huelga general que paralizó Grecia el 10 de diciembre, las manifestaciones masivas continuaron así como los violentos choques contra la policía. Al cierre de esta edición, seguían ocupadas unas 600 escuelas y universidades, como parte del plan de lucha votado por el movimiento estudiantil, además de la convocatoria para el 18 de diciembre de la jornada de movilización en Europa en solidaridad con los jóvenes y trabajadores griegos. Entre otras acciones, un grupo de jóvenes tomó por unos minutos la estación de la televisión pública, ERT interrumpió la transmisión y desplegó frente a las cámaras una bandera que decía “Dejen de mirar la TV, salgamos a las calles”.
Los trabajadores de distintos sectores, como la salud y la educación también han anunciado más huelgas y movilizaciones contra el presupuesto propuesto por el gobierno.
El gobierno derechista de Karamanlis y de su partido Nueva Democracia está sostenido por un hilo: tiene una mayoría de una sola banca en el Parlamento y viene de acordar darle un paquete millonario de ayuda a los banqueros mientras que mantiene un plan de recortes sociales y de privatizaciones, lo que ha desatado la bronca popular y ha permitido que converjan en la movilización trabajadores, jóvenes y estudiantes.
Sin embargo, en el transcurso de los días este “frente antigubernamental“ se dividió entre un sector juvenil más radicalizado, del que participa la extrema izquierda y también jóvenes anarquistas, por un lado, y los sectores de clase media que, aunque se oponen al gobierno, son base del discurso del PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico) que intenta transformar las movilizaciones en vigilias pacíficas y pretende responsabilizar a los jóvenes por la política represiva del Estado.
El PASOK pretende usar las manifestaciones de violencia contra la policía, comercios y edificios -que recrudecieron sobre todo en Atenas el sábado 13 de diciembre- para consolidar una base social entre las clases medias y las capas acomodadas, que se oponen al gobierno, para su política de recambio electoral, y evitar de esta forma que Karamanlis caiga como producto de la movilización obrera y popular.
Por eso la política del líder del PASOK, George Papandreou, fue pedir la renuncia de Caramanlis y la realización de elecciones anticipadas porque “el gobierno es incapaz de defender a la población de la anarquía”.
Esta es la versión que difunde el gobierno y los medios de prensa de la derecha, que pretenden reducir lo que a todas luces es una rebelión social al accionar de los grupos anarquistas. Sin embargo, según las últimas encuestas publicadas por el diario griego Kathimerini, “el 68% de la población desaprueba al gobierno y el 60% dice que los disturbios son producto de un levantamiento social y no de la acción de grupos marginales”.
El PASOK es uno de los pilares del régimen capitalista desde la caída de la dictadura y en el gobierno aplicó medidas neoliberales. Ahora se postula como el recambio para salvar a la clase dominante griega del odio popular. Para quebrar definitivamente el poder de Karamanlis y la burguesía griega, además de la energía de la juventud hace falta la intervención independiente de la clase trabajadora, contra esta perspectiva conspira el PASOK y las direcciones burocráticas de los sindicatos.
La rebelión griega es la respuesta de mayor envergadura que han dado hasta el momento los explotados y los jóvenes a la crisis capitalista y a los gobiernos que pretenden descargarla sobre los trabajadores y los sectores populares en el corazón de Europa. Miles de jóvenes en las principales capitales europeas -e incluso en otros países como la movilización que se realizó en Buenos Aires el 11 de diciembre- han manifestado su solidaridad y simpatía con el proceso griego que puede transformarse en un ejemplo a seguir en todo el continente. Por eso los principales medios de comunicación de la Europa capitalista ven con horror esta lucha, y no les falta razón, frente a la crisis y la recesión en curso que afecta a las principales potencias y países de la UE, Grecia será el espejo en el que probablemente deba mirarse Europa.
¡Viva la rebelión de la juventud y los trabajadores griegos!
¡Castigo a los asesinos de Alexis Grigoropulos!
¡Abajo Karamanlis!
¡Por un gobierno de los trabajadores!
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