Entrando sin pena ni gloria por el “Arco del triunfo” al centro histórico de Montpellier nada parecía indicar que hubiese algo diferente en esa tarde soleada de sábado. Avanzando un poco más hasta llegar a la “rue de la Loge”, calle peatonal que constituye la arteria principal del consumo pequeño burgués, la marea de gente yendo y viniendo ruidosa e histéricamente lo aliena a uno. En efecto, el individuo una vez inmerso en semejante flujo humano no es más amo de sí mismo... uno es arrastrado de un lado a otro por los “consumidores”. Es así que se puede llegar casi sin esfuerzos y “naturalmente” a la “Place de la Comédie”, lugar en sí de encuentros y, evidentemente, de consumo. Justamente, este fue el lugar designado como punto de encuentro para manifestar el repudio al salvaje ataque del Estado de Israel a Palestina.

Es recién en ese momento que uno comenzaba a darse cuenta de que no se trataba de un sábado como los otros. Realmente podríamos decir que de repente estábamos no en otro país sino directamente en otro mundo. Esta vez la “Place de la Comédie” había sido invadida por mujeres portando velos musulmanes con sus hijos, muchas familias y jóvenes portando pancartas en donde se podía leer “Sionistas = terroristas”, “Israel asesino, Sarkozy cómplice”, “Israel ha lanzado la ‘solución final’” o “Viva Palestina, ¿Dónde están los países árabes?”, etc., banderas de Palestina, banderas de partidos políticos (LCR-NPA, Lutte Ouvrière, POI (ex PT), PCF, Verdes) y asociaciones... en total unas 2500 a 3000 personas (tal vez mas).

Es necesario insistir sobre la gran cantidad de personas de origen árabe y popular, algo que le daba un carácter diferente a esta manifestación comparada con otras. En efecto, es la primera vez que veía en Montpellier una cantidad tan grande de árabes en una manifestación y levantando consignas políticas de un conflicto fuera de Francia. Por ejemplo, en un momento escuché a un joven con rasgos magrebíes gritando al lado mío “abajo Mubarak, abajo Abbas... ¡viva Hugo Chávez!”.

A las 15.30 hs. los manifestantes comenzaron a marchar hacia la prefectura a los gritos de “niños de Gaza, niños de Palestina, es la humanidad que se asesina”, etc. Una vez más nos encontrábamos en la famosa “rue de la Loge” pero esta vez para tomarnos la revancha: la masa alienante de consumidores desesperados por comprar en el primer sábado del periodo de rebajas (soldes) esta vez se hacía a un lado, miraba pasar, un tanto sorprendida, la columna de manifestantes, ya no se movía histérica y ruidosamente sino que se quedaba inmóvil a un costado... los manifestantes ocupaban todo el ancho de la peatonal dificultando la salida de los clientes de los negocios, transformándolos así en verdaderos “rehenes del consumo”.

Una vez terminado el corto “paseo” desde la Place de la Comédie a la prefectura se decidió improvisadamente continuar la marcha hasta el “boulevard du Jeu de Paume”, luego hacia la estación de trenes y seguir por las vías del tranvía hasta cerrar el circuito llegando nuevamente a la Place de la Comédie, en donde se leyó un documento. Todo esto duró por lo menos 3 horas, lo que no es habitual para una manifestación (al menos acá en Montpellier). Durante 3 horas mujeres, niños, jóvenes, ancianos, etc. bloquearon el tránsito y la “vida normal” del centro pequeño burgués de la ciudad de Montpellier denunciando la masacre sionista. Algo interesante para destacar es que, a diferencia de otras manifestaciones en donde la gente se dispersa rápidamente al llegar al punto final de la marcha, en esta manifestación la gente se dispersó muy lentamente ya que siguió cantando consignas contra Israel, Sarkozy, los EEUU, la UE y un pequeño grupo a la ONU. Todo esto resulta más valioso si tenemos en cuenta que había una cantidad muy grande de ancianos y niños que acababan de caminar durante 3 horas.

En definitiva, creo que es importante constatar la popularidad que tiene la resistencia del pueblo palestino al ataque sionista entre las clases populares, sobre todo en uno de sus sectores más explotados y marginalizados: la población pobre de origen magrebí. En los gritos de éstos se sentía mucho más que bronca contra esta injusticia flagrante que es la opresión al pueblo palestino, también se podía sentir una bronca contenida contra una realidad vivida cotidianamente en el Estado racista francés. Las acusaciones contra Sarkozy y contra el periodismo francés (“medias franceses, digan la verdad”, se escuchaba) iban mucho más allá del hecho puntual de la ofensiva contra Gaza. Hay una bronca latente y contenida que con el desarrollo de la crisis económica mundial y los ataques de los capitalistas contra los trabajadores puede explotar como en noviembre del 2005. Es por eso los que nos reivindicamos revolucionarios debemos hacer todo lo posible para tener una política hacia este sector súper explotado de la sociedad francesa.