A cuatro días del comienzo de la V Cumbre de las Américas que se realizará en Trinidad y Tobago, el presidente de EE.UU. Barack Obama lanzó un anuncio de fuerte contenido político. Tomando un tema muy sensible históricamente para Latinoamérica como es Cuba, eliminó las restricciones a los viajes y envíos de remesas de los familiares de cubanos residentes en EE.UU.. Las medidas son parte del giro que está dando la Casa Blanca en la política exterior con respecto a Bush y que ha incluido, por ejemplo, un cambio táctico en la política hacia Irán, haciendo primar la diplomacia. En el marco del debilitamiento de la hegemonía norteamericana, agravada por la crisis económica, el gesto hacia Cuba ante la V Cumbre, pretende frenar cuestionamientos al bloqueo e intentar salir bien parado de la reunión.
Las presiones internacionales para que EE.UU. distienda las relaciones con Cuba, venían creciendo en los últimos meses. En diciembre pasado, el Grupo Río integró a Cuba como miembro efectivo y pidió formalmente a Washington poner fin al bloqueo económico que rige desde 1963 y ha costado al país caribeño 93.000 millones de dólares.
Posteriormente numerosos presidentes y primeros ministros de todos los continentes (en particular de países como Brasil, China, Rusia y Argentina) visitaron la isla para dar su reconocimiento al nuevo gobierno de Raúl Castro. Este rally de políticos de máxima investidura por La Habana, inédito en la historia cubana desde 1959, dio gran legitimidad internacional a Castro y ejerció aún más presión sobre la Casa Blanca para relajar las relaciones.
Creciente presión interna contra el bloqueo
Al interior de EE.UU., también hay elementos que apuntan hacia un relajamiento de las relaciones con la isla. La semana anterior, una delegación de congresistas demócratas visitaron Cuba y se entrevistaron con la primera línea del gobierno, incluyendo largas entrevistas con los Castro. Regresaron anunciando que le plantearían a Obama que ha llegado el momento de hablar con Cuba. El 30 de marzo el senador republicano Richard G. Lugar lo había exhortado a nombrar un enviado especial para iniciar conversaciones directas.
La Cámara de Comercio norteamericana está a favor de revisar las restricciones comerciales ya que sería un buen negocio para muchos de sus miembros, en especial productores de alimentos (que exportan a Cuba por unos 1.000 millones de dólares anuales) y las empresas de turismo.
Por otro lado, dos tercios de los norteamericanos está a favor de suspender el bloqueo y más del 70% considera que EE.UU. debería restablecer relaciones diplomáticas. Como parte de esto, prominentes militares estadounidenses, incluído el ex secretario de Estado Colin Powell, publicaron una carta el pasado 13 de abril planteando que el bloqueo no es una política efectiva para garantizar la seguridad de Estados Unidos. A esto se suma que sectores cada vez más importantes del exilio de Miami (el más duro contra Cuba), se están volcando hacia una política de mayor consenso.
Los anuncios y las perspectivas hacia la Cumbre
A pesar de las medidas anunciadas, EE.UU. todavía no tiene asegurado un resultado favorable en la reunión. La respuesta de Cuba fue hasta ahora cautelosa. En el diario oficial Granma, se publicó un escueto mensaje dando cuenta de la medida y señalando que no significaba el levantamiento del bloqueo. Fidel Castro respondió con su reflexión: del bloqueo no se ha dicho palabra, aunque en una posterior carta matizó un poco aclarando que la medida en sí es positiva, aunque mínima y que no deseamos lastimar a Obama en lo más mínimo.
Hugo Chávez (que está organizando una cumbre previa del ALBA) dijo que Cuba será uno de los temas que resonarán en Trinidad y agregó apuntando directamente a Obama vamos a ver con qué nos viene el presidente de Estados Unidos.
Pero sobre todo Brasil, haciendo valer su creciente peso regional, planteó que Cuba debía regresar a la OEA (de la que fue expulsada en 1962 por presión de EE.UU.) y que la situación en la isla tenía que ser parte de las conversaciones. No obstante, el canciller brasilero Celso Amorim, diferenciándose claramente de Chávez, dijo que si bien Lula tratará el tema de Cuba durante la cumbre, evitará poner contra las cuerdas al presidente Barack Obama.
Las incidencias de las medidas para Cuba
El anuncio de Obama alcanzará a 1,5 millones de cubanos residentes en EE.UU. y a otros 3 millones que viven en Cuba. Aumentarán considerablemente las remesas que ya hoy, a pesar de todas las restricciones, es una de las principales entradas de dólares y los actuales 130.000 turistas que visitan Cuba pueden triplicarse.
Los anuncios también incluyeron el permiso a empresas de telecomunicaciones de instalar redes en Cuba y prestar servicios. También es un hecho que a nivel parlamentario ya se discute levantar la prohibición de viajar a Cuba para los ciudadanos norteamericanos (que es una de las medidas del bloqueo). Con esto, millones de turistas más visitarían anualmente la isla.
¿Hacia el fin del bloqueo imperialista?
Sin embargo, aunque se está hablando mucho de un eventual levantamiento del bloqueo, lo cierto es que eso está todavía muy lejos.
La medida que se toma es mínima. No afecta en nada al bloqueo y sólo retrotrae la situación a 2004, antes del endurecimiento de las medidas contra Cuba impulsado por Bush.
Tampoco sería sencillo, como muchos expresan, desarmar toda la estructura legal creada durante casi 50 años en torno al bloqueo. Sólo por poner un ejemplo, la Ley Helms-Burton (1996), impide levantar el bloqueo mientras haya alguno de los Castro en el gobierno.
Los voceros de la Casa Blanca que dieron el anuncio aclararon que las medidas no van dirigidas al gobierno de La Habana, sino a mejorar las condiciones de vida de los cubanos. En cuanto al tema de las telecomunicaciones dijeron “queremos que la población sea menos dependiente del gobierno”. También aclararon que las medidas se ajustan simplemente a las promesas de campaña del presidente. Por último señalaron que no está previsto levantar el embargo comercial contra la isla vigente desde 1963, hasta tanto La Habana no dé muestras de democratización (cosa que también había aclarado Obama en la campaña) con lo cual por ahora no se diferencian del discurso de Bush cuando planteaba que para eso tenía que haber más democracia en la isla.
La política de la burocracia cubana
El gobierno de Raúl Castro viene dando sobradas muestras de su disposición a negociar con EE.UU. Lo ha dicho varias veces en actos y frente a la Asamblea Nacional. A la vez, emprendió una importante reestructuración del gabinete, eliminando al sector reacio a un acercamiento a EE.UU., personificado en Felipe Pérez Roque (con buenas relaciones con Chávez), así como a Carlos Lage (arquitecto de las reformas de los ’90) que tenía demasiado juego político propio.
En el plano económico, ha tomado medidas parciales pero inéditas desde que asumió, que muestran la preparación para cambios mayores y de fondo que tenderían hacia un modelo gradual de reintroducción de medidas capitalistas controladas por el aparato estatal en manos del partido comunista. Para fortalecer una base social propia, permitió la venta de electrodomésticos, comenzó el reparto de tierras estatales ociosas a campesinos individuales y cooperativistas, y habilitó el uso del complejo turístico a los ciudadanos cubanos.
Aún más importante, es cómo pretende salir de la delicada situación económica del país y de los efectos que traerá la crisis mundial. La nueva idea fuerza transmitida a las masas es que un país no puede gastar más de lo que produce y que las mejoras en los salarios (que en Cuba no alcanzan ni para la primera quincena del mes) y condiciones de vida sólo vendrán cuando se logre aumentar la productividad del trabajo. Castro viene señalando que 2009 será más duro aún que 2008 y que habrá que hacer ajustes eliminando gratuidades y subsidios.
¡Abajo el bloqueo imperialista!
Más que nunca es necesario redoblar la lucha por derribar el bloqueo con que el imperialismo norteamericano ha pretendido ahogar al pueblo cubano durante más de cuarenta años y que mantiene como forma de chantaje para arrancar concesiones, en el supuesto caso de que se inicie algún tipo de negociación con el régimen cubano. De esta forma se preparan las condiciones para que el imperialismo y las fuerzas que empujan hacia la restauración capitalista avancen contra las conquistas que quedan de la revolución de 1959.
La política de la burocracia gobernante favorece estas tendencias. Por eso es necesario una revolución política, que ponga fin al régimen de partido único, funcional a mantener los privilegios de la burocracia gobernante, e imponga un gobierno de consejos obreros, campesinos y soldados en el marco de la más amplia democracia obrera que incluya la libertad de todos los partidos que defiendan las conquistas de la revolución.
En momentos en que el capitalismo está intentando salir de su crisis dejando millones de desocupados, familias sin vivienda, y ensanchando el hambre y la miseria para amplios sectores de las masas en todo el mundo, la defensa de las conquistas de la revolución cubana tiene que ser parte de la lucha de los trabajadores, campesinos y sectores populares de todo el continente incluyendo especialmente a los obreros norteamericanos.
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