Lo mejor de la organización de los estudiantes es que las asambleas de cada sede universitaria votan sus delegados para la Coordinación Nacional. Cada semana se vota de nuevo a los delegados que tienen que ir a defender un mandato, y a su vuelta tienen que rendirle cuentas a la asamblea. En cada asamblea participan de centenares a miles de estudiantes, según la movilización que haya en cada universidad. Las reivindicaciones y las jornadas de acción nacionales se votan cada semana. La Coordinación Nacional de Estudiantes de Dijon tuvo cerca de 400 delegados llegados de toda Francia que representaban a centenares de miles de universitarios. Para la mayoría de ellos era su primer movimiento de lucha. Una gran parte de los delegados eran independientes, que comenzaron a interesarse en la política a partir de la lucha contra el CPE. Los representantes del ala mayoritaria de la UNEF (militantes del PS y del PCF), correspondiente estudiantil de la CGT, pese a ser el sindicato estudiantil más importante de Francia, representaban una minoría entre los delegados. En cambio, la minoría de este sindicato, la corriente “Tous Ensemble” integrada por Lutte Ouvriere y la Ligue Communiste Revolutionaire, era bastante numerosa.
Cuando llegamos a las 9 de la mañana nos recibieron los burócratas de la UNEF con una gran discusión sobre quién era delegado o no. En principio, la mesa de la coordinadora propuso que fueran delegados: 7 por universidad bloqueada (con piquetes, NdR), 3 por universidad en huelga y 2 por las que solamente estaban movilizadas. El problema que se presentaba era que, por ejemplo en Paris, las universidades tienen muchas sedes y se habían votado 7 por sede. Muchísimos delegados quedarían afuera y sería imposible elegir quién representaba a una universidad, ya que fuimos votados en asambleas de distintas sedes. Esta discusión duró horas.
Finalmente, se votó que fueran 7 por sede bloqueada en esta reunión pero 5 para la próxima. Luego se abrió una acalorada discusión sobre las plataformas y se propusieron puntos programáticos. Delegados de la sede de Jussieu (Paris) decían que había que generalizar el movimiento, ya que lo que temía el gobierno era la gente en la calle. Por eso decían que hacía falta convencer a más gente, como a los secundarios, y hablarle al conjunto de la población.
Que había que mantenerse fuertes y exigirle a la intersindical que llame a la huelga general y tomar como fecha de inicio el 23 de marzo. Decían que había que aprovechar que la clase política tiene miedo. Por otro lado, delegados de Aix/Marsella pedían acciones relámpago en lugares simbólicos (estaciones de tren, rectorados, dejar al peaje gratuito, etc.). También se pedía la amnistía a todos los detenidos y procesados por los movimientos sociales de los secundarios, de la revuelta de las periferias y de este movimiento. Otros pedían acciones delante del Palacio de Justicia por la libertad de los detenidos. Había delegados que no querían exigirle a los sindicatos “Ya hay una presión sobre las direcciones sindicales, no hace falta dirigirse a Thibault (secretario general de la CGT). Hay que ir a las empresas y dar volantes en la puerta de las fábricas” dijo un militante de LO. Los de Lyon II le respondieron que no llamar a las direcciones sindicales era perdonarles la vida, que teníamos que poner a las direcciones sindicales de frente a sus bases. Que los partidos que dicen luchar contra la derecha tenían la responsabilidad de exigirle a los sindicatos que lo que decían en sus mitines lo tenían que llevar a la práctica. Después de un largo debate, la UNEF propone no votar “punto por punto” sino discutir y votar “perspectivas”. Estaban borrando de un plumazo todas las reivindicaciones planteadas. Lo votaron y lograron pasar a “perspectivas”. A la 1 de la madrugada, después de 15 horas de reunión, con todos agotados, se pasó a discutir “perspectivas”. La JCR presentó un documento, consensuado con todas las corrientes políticas, la UNEF (“Tous Ensemble”) en este punto votó con la mayoría y dirigentes de SUD Estudiantil (brazo estudiantil del sindicato SUD) que planteaba un llamado a una huelga de un día el 23, pero sin exigírsela a los sindicatos. Muchos delegados pedían enmendar justamente ese punto. Pero desde la mesa dijeron que no se aceptaban enmiendas, sino que habría que presentar un texto alternativo. Entonces, un delegado de la Sorbonne lee un texto similar al anterior pero que agregaba “La coordinadora llama a la construcción y la extensión de la huelga junto con piquetes en las universidades y los liceos. Llama también a las organizaciones sindicales a llamar a la huelga general hasta el retiro de la ley llamada de Igualdad de Oportunidades y del CNE, y a construirla con los secundarios y universitarios llamando a asambleas generales en los lugares de trabajo”. Llamamos a independientes para que vayan a contar las manos alzadas y finalmente esta moción ganó.
Yo pienso que se terminó expresando lo que quiere la mayoría de los estudiantes. Creo que el movimiento es muy fuerte, porque se sostiene en asambleas casi diarias, entonces todos se sienten protagonistas. La jornada que se vieron obligados a llamar los sindicatos el 28, pese a que no es lo que votamos, existe gracias a la pelea que damos todos los días.
¿Qué es el CPE?
El Contrato Primer Empleo (CPE) es la respuesta neoliberal del gobierno a la rebelión de noviembre en las banlieues (periferias), donde el desempleo alcanza el 40% entre los jóvenes. Es un proyecto del primer ministro De Villepin. El gobierno lo presenta cínicamente como “batalla por el empleo” y por la “igualdad de oportunidades”.
La ley permite a los empresarios despedir sin causa ni indemnización y con sólo 15 días de preaviso a los jóvenes de hasta 26 años, durante los dos primeros años de contrato. Los manifestantes la han desenmascarado como “Contrato de Precaridad y Exclusión” y “Contrato Para Esclavos”.
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