Los trabajadores de la Universidad de San Pablo llevan más de 50 días en una heroica y dura lucha en defensa de su sindicato, por la reincorporación de su dirigente Claudionor Brandão y por mejoras salariales, que incluyó la represión e incluso la militarización del campus universitario. Reproducimos a continuación una nota del boletín impulsado por el movimiento A Plenos Pulmões y la Liga Estrategia Revolucionaria – Cuarta Internacional, agrupación hermana del PTS en Brasil.
La represión a los piquetes de trabajadores de la USP, con la entrada de la Policía Militar en la universidad, y la represión al acto del día 09/06, desató una lucha que retomó las banderas de la huelga/ocupación de 2007, y golpeó el ya desgastado régimen autocrático que impera en la USP y se transformó en el principal problema que el gobernador José Serra tiene que enfrentar para consolidar su candidatura a la presidencia en 2010. Incluso el PT pasó a apoyarnos verbalmente, con la esperanza de conquistar cuotas de poder – incluso al interior del régimen universitario – en un estado crucial para su proyecto político en 2010.
Temiendo el potencial explosivo de la movilización estudiantil, un sector de la burocracia académica pasó a discutir la necesidad de “ampliar los espacios de expresión de la comunidad de la USP”. No por casualidad, luego de décadas de vigencia de la misma estructura de poder, este debate ganó fuerza a partir del 2007, cuando estudiantes y no docentes encabezaron juntos una fuerte lucha por la caída de los decretos que intentaban hacer retroceder la poca autonomía que tienen las universidades estaduales paulistas, concentrando el poder en una secretaría directamente ligada al gobierno del estado; y este año ganó fuerza aún mayor con la militarización de la universidad como no se veía desde la época de la Dictadura Militar. Pero, justamente porque la estructura de poder oligárquica está al servicio de un proyecto de avanzar en la privatización de la infraestructura universitaria y del conocimiento en ella producido, las propuestas de “auto reformas” en juego en los pasillos palaciegos de las camarillas de la USP están al servicio de mantener a la rectora en el cargo y se reducen a eliminar el segundo turno de las elecciones para rector y garantizar una representación más proporcional entre las distintas unidades. No serán más solo 250 los que ofrezcan al santo gobernador los nombres de tres “colegas”! ¡Serán 1200 miembros de la comunidad universitaria los que ejercerán una bella democracia! Con muy buena voluntad, ¿quién sabe si la sacrosanta voluntad democratizadora de las camarillas académicas tucanas [del PSDB, partido del gobernador Serra y del ex presidente Fernando H. Cardoso] de la USP no serán iluminadas a tal punto de instalar una democracia de 2 o 5 mil para representar a los más de 100 mil estudiantes, no docentes y profesores que componen la comunidad universitaria? Esta auto reforma va a incluir algunos sectores del PT, por eso están dispuestos a negociar “en las alturas” un cambio en el régimen que los favorezca, pero no a servir a una profunda lucha de masas por la democratización de la universidad. Y algunos creen que eso ya sería demasiado democrático.
El movimiento de estudiantes, no docentes y docentes que quiere luchar verdaderamente en defensa de la universidad pública y al servicio de la mayoría del pueblo debe rechazar estos proyectos de auto reforma del régimen universitario, que tiene como único objetivo desviar la lucha por una verdadera democratización de la educación superior, no solo de su estructura de poder sino también del acceso y del conocimiento en ella producido.
¡Abajo la rectora y el Consejo Universitario! Ampliar la lucha para democratizar radicalmente la estructura de poder
Contra este proyecto de “autoreforma” que no democratiza nada, la movilización de estudiantes, no docentes y docentes necesita ganar a la mayoría de la comunidad universitaria para una lucha por la democracia real en la universidad. Al mismo tiempo que luchamos para movilizar miles de estudiantes para echar a la rectora y también al Consejo Universitario, ya que de nada valería cambiar de rector pero mantener el poder en manos de la actual camarilla que dirige la universidad, tenemos que decir fuerte y claro que una real democracia es aquella en que todos los estudiantes, no docentes y docentes tengan en sus manos el comando de la universidad. Contra el rectorado y el Consejo Universitario, tenemos que defender claramente un gobierno universitario democráticamente elegido por estudiantes, docentes y no docentes, con mayoría estudiantil, y que una de sus primeras tareas sería convocar a una estatuyente para sustituir el actual estatuto de la época de la dictadura con uno que exprese los intereses de la mayoría de la comunidad universitaria.
Más allá de las paritarias
En la lucha de la USP existe una cuestión que debe ser debatida: ¿qué hacer si cae la rectora? Ante eso, hoy existe un sector del movimiento estudiantil en la USP que se autodenomina “camisas amarillas”, que defiende que los estudiantes deben luchar por elecciones paritarias para rector. Este sector es organizado principalmente por el PSOL, que lleva adelante esa política, que también es defendida por la Adusp [Asociación de Docentes]. Queremos debatir con esta posición, ya que creemos que eso no resuelve los principales problemas que estamos enfrentando.
En primer lugar nuestro problema no se restringe a la rectora. Ella es parte de una estructura de poder completamente arcaica. En el Consejo Universitario (CO) están poco más de 100 profesores titulares, elegidos por otros 800 titulares, cuando la comunidad universitaria está compuesta por cerca de 5 mil profesores, 15 mil funcionarios y 80 mil estudiantes. Además, el CO cuenta con la representación de instituciones como la FIESP [Federación Industrial del Estado de San Pablo, principal asociación patronal de Brasil] que defienden directamente los intereses de las grandes empresas privadas. Para terminar con este absurdo, no basta sustituir a la rectora, ni modificar la forma por la cual se elige el rector, si el CO es mantenido como instancia máxima de poder.
En segundo lugar, la elección paritaria significa que el rector pase a ser elegido a través del voto directo ponderado, donde cada uno de los sectores tendría el mismo peso en la elección. Es decir, ¡el voto de un profesor valdría aproximadamente el voto de 3 trabajadores no docentes o de 15 estudiantes! Tal propuesta no alcanza siquiera los ideales democráticos de la revolución francesa, resumidos por la consigna “una cabeza, un voto”. Esa concepción parte del presupuesto de que los profesores estarían más aptos a decidirlos rumbos de la universidad que los trabajadores y estudiantes, y aún ignora la existencia de intereses políticos a los cuales están frecuentemente vinculados – fundaciones privadas de apoyo, cursos pagados, agencias de financiamiento, licitaciones de empresas de tercerización, etc. El mismo presupuesto lleva a que aquel sector del movimiento a defender que solo los profesores puedan ser candidatos a cargos de poder. ¡Es necesario cuestionar y romper con ese presupuesto, que se basa en la tradición meritocrática que busca mantener el status quo en la universidad! ¡Estudiantes, trabajadores y docentes son igualmente capaces de gestionar la universidad!
El medio adoptado por ese sector es igualmente estéril: la presión política a los parlamentarios del gobierno. Es preciso comprender que no se puede conquistar nada, sino pequeñas concesiones, por esa vía, y que una transformación profunda de la universidad solo será posible por la vía de la movilización de toda la comunidad universitaria, ganando el apoyo de la población. No es novedad de la Adusp apueste a la presión sobre el parlamento para conseguir nuestras demandas: históricamente es así que ha conducido el movimiento a un callejón sin salida, año tras año. El PSOL, por su parte, preparando el terreno para las elecciones del 2010, reivindica los proyectos de ley presentados por sus parlamentarios en la cámara, que, en última instancia, le dan una cara más democrática a la “auto reforma” del régimen universitario.
El PSOL viene apuntando críticas, algunas de ellas correctas, a la actual gestión del DCE [Federación de estudiantes] de la USP – dirigida por el PSTU – afirmando que no movilizan a los estudiantes. Sucede que el PSOL fue gestión del DCE en los últimos años y no hizo absolutamente nada para construir una movilización real por la transformación de la estructura de poder de la universidad, y hoy, que dirige la mayoría de los centros de estudiantes de la USP, es uno de los principales responsables por la falta de movilización, ya que no colocó sus gestiones al servicio de esa lucha.
Llamamos a los estudiantes a superar el programa de las elecciones directas para rector, levantando una transformación radical de la estructura de poder de la universidad, y a no confiar en los parlamentarios, apostando a sus propias fuerzas, en alianza con los trabajadores.
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