¿Se puede creer lo que agita el diario La Nación y Francisco De Narváez que si gana el gobierno se viene un “giro chavista”? El candidato de Unión PRO acaba de declarar que si Néstor Kirchner “gana en la provincia, va a haber intentos de estatizaciones y arremeterá contra la propiedad privada (...) Va a avanzar sobre los bancos y sus depósitos”.
La campaña de la derecha neoliberal sólo busca crear un clima ideológico reaccionario ante la perspectiva de crisis capitalista y plantar una bandera, tal como hizo Mauricio Macri al declarar que volvería a privatizar Aerolíneas y los fondos jubilatorios para restablecer el negocio de las AFJP. Pero en realidad, mientras el gobierno hace un discurso de “izquierda” para la tribuna, la presidenta reunió en la Casa Rosada a cientos de empresarios para ahuyentarle los temores sobre una mayor injerencia estatal en los directorios de sus empresas mediante las acciones que posee la Anses. Los altos precios internacionales de la soja que aumentan la recaudación estatal y la revaluación de las monedas en Brasil y otros países vecinos han atemperado –por ahora- el reclamo inmediato de una mega devaluación por parte de los empresarios. Después de los encontronazos con la cúpula empresaria por el caso Techint, allí estuvieron desde los jefes de la UIA, Héctor Méndez, De Mendiguren y hasta el opositor Cristiano Ratazzi de Fiat. Contrario a cualquier pretensión estatizante, Cristina Kirchner les entregó nuevas concesiones como la reglamentación a la ley de inversiones. Y por si quedaba alguna duda, lejos de aquella amenaza “chavista” durante el conflicto con el campo de algún tipo de intervención del Estado en el control del comercio exterior, anunció nuevos beneficios para los principales exportadores de granos, también presentes en la reunión a través del presidente de Bunge.
Mientras los Kirchner hacen campaña en “defensa del empleo” la misma CTA denuncia que en estos últimos meses ya hay más de 130 mil trabajadores afectados por despidos, suspensiones o cambios en sus condiciones laborales. Lejos de prohibir los despidos como proponemos desde la tapa de este periódico, el gobierno sostiene a los empresarios con subsidios y en la provincia de Buenos Aires se envía a la policía contra los que luchan, como pasó recientemente con los gráficos de FP Impresora, que resistían los despidos masivos que la patronal lanzó en represalia ante la afiliación de los obreros al sindicato. El doble discurso del gobierno llega al colmo cuando el ministro de Trabajo Tomada declara en la asamblea de la Organización Internacional del Trabajo “Nosotros escuchamos la palabra flexibilización laboral y nos corre frío por la espalda” ¿Será que el cinismo provoca escalofríos? Bajo su Ministerio el 40% trabaja en negro, el salario mínimo no cubre las necesidades básicas de una familia trabajadora y el trabajo precario es hegemónico. Si este es el resultado del “modelo de acumulación con inclusión” en lo que va de los seis años de crecimiento record y superganancias empresarias, podemos imaginar lo que tienen reservado para el pueblo trabajador cuando la crisis capitalista internacional golpee de lleno en la Argentina. El gobierno dice que va a contener la crisis mediante la intervención del Estado. ¿A favor de quién?
Lo que se ha presentado como algo parecido a una estatización es el caso de la papelera Massuh, cuando en realidad el llamado fideicomiso que comanda Guillermo Moreno no pasa de un salvataje a los patrones donde los obreros directamente pierden sus viejas conquistas. Digamos que, aunque este no es el curso del gobierno, las estatizaciones de Chávez tampoco son favorables para los trabajadores. Y no sólo porque Chávez paga a los empresarios como Rocca de Techint indemnizaciones millonarias a cuenta del erario público, sino porque también –y fundamentalmente- busca regimentar y maniatar a la clase trabajadora para impedir su lucha independiente. Cuando ya se han desarrollado 217 conflictos sindicales en lo que va del año en Venezuela, el presidente Chávez acaba de instruir al Ministerio del Trabajo para la aprobación de la Ley de Propiedad Social en las empresas estatizadas donde se quiere terminar con toda autonomía de los sindicatos y remplazarlos por consejos integrados al Estado, lo que viene generando la oposición de amplios sectores del movimiento obrero y el sindicalismo combativo.
Independencia política y democracia sindical
El abandono del duhaldismo de la alianza con De Narváez y Macri supone la posibilidad de que Kirchner, Scioli y los intendentes del conurbano sean ganadores en la provincia de Buenos Aires, lo que traerá consigo el intento de apuntalar el control burocrático sobre el movimiento obrero. El aparato del oficialista Baradel del gremio docente de la provincia de Buenos Aires SUTEBA, al mismo tiempo que se acerca a Kirchner y Scioli, intenta desconocer el triunfo electoral completamente legítimo de la lista de la oposición sindical combativa en la seccional La Plata. La subordinación de la dirección de los sindicatos a los partidos patronales lleva inevitablemente al aplastamiento de la democracia sindical y al recorte de la libertad de organización de los trabajadores. Nuestra perspectiva es dar vuelta esta situación. Justamente porque luchamos para que la clase trabajadora se exprese como clase políticamente independiente, mediante un partido propio es que defendemos la plena democracia de los trabajadores en los sindicatos, las comisiones internas, los cuerpos de delegados, para que se libere toda la fuerza de los trabajadores contra los capitalistas y se acelere la experiencia con los partidos patronales y conciliadores.
Un Pino que no hace sombra
Esto es lo opuesto a lo que nos proponen dirigentes como Víctor De Gennaro que –como ya lo hizo con Chacho Alvarez- se empeña en hacernos creer que se va a “distribuir la riqueza” venciendo la resistencia de los capitalistas con la “fuerza” de... Pino Solanas. ¿Quién puede creer que “prohibir los despidos o “terminar con el hambre en la Argentina”, como propone la CTA, se puede lograr yendo detrás de una figura mediática? ¿Qué recuperación de los recursos naturales puede haber si no se cuenta con la fuerza social capaz de imponerla? ¿Con quién piensa enfrentar Solanas a los “empresarios mineros que borran del mapa nuestras fronteras y nos transforman en la Potosí del siglo XXI”? En medio de una crisis económica mundial de características históricas, Proyecto Sur es una hoja al viento. El derrotero histórico de todas las corrientes de centroizquierda, ha sido el de fenómenos pasajeros, que más tarde o más temprano, terminan en los brazos de los grandes partidos capitalistas, como el Frepaso, o bien reducidos a su mínima expresión, como Zamora ¿Qué aportaron al movimiento de los trabajadores los 10 diputados que obtuvo “Autodeterminación y libertad”?
Para que la crisis no la paguemos los trabajadores se necesita poner en movimiento la fuerza social de la clase trabajadora, con sus organizaciones, sus métodos de lucha, y la construcción de su propio partido. Desde esta perspectiva estamos participando en el Frente de Izquierda, de los Trabajadores, Anticapitalista y Socialista y los llamamos a colaborar en las tareas de nuestra campaña electoral.
|