La Oficina Jerifiana de fosfatos (OCP), el complejo industrial del régimen
Desde el pasado septiembre se están produciendo movilizaciones y huelgas en una de las minas de fosfatos más grandes de Marruecos, en la ciudad de Khouriba, situada en el centro del país. Afectan a uno de los complejos industriales públicos más grandes y con mayor número de trabajadores de la industria marroquí. Históricamente este grupo empresarial surgió en 1920, creado por el colonialismo francés para explotar los fosfatos marroquíes respondiendo a las necesidades de abonos de los campesinos de la metrópoli francesa. Hoy por hoy la producción de fosfatos representa una de las principales fuentes de ingresos del Estado marroquí, entre el 15 % y el 20 % de los ingresos de exportación y entre el 2% y 5 % de las inversiones extranjeras. Pero además este complejo minero-industrial, tras la independencia y la descolonización, pasó a ser nacionalizado y desde entonces ha estado estrechamente ligado al Rey Marroquí, siendo este el que designa la dirección empresarial que va a gestionarlo.
Las causas del conflicto: precarización de las condiciones laborales de los mineros de la OCP
Y precisamente el hecho de ser la OCP una de las “joyas de la corona” en la industria marroquí provoca que en ella se ponga en práctica las nuevas formas que el Gobierno y la patronal marroquí quieren imponer a los trabajadores desde la aprobación de la reforma del Código de Trabajo en 2001: la política de precarización laboral. Se trata de sustituir empleo fijo por empleo temporal y precario por la vía de transferir a los trabajadores de la empresa principal o matriz a empresas subcontratistas de empleo temporal. Para ello utilizaron una empresa que pertenece al grupo OCP, pero que formalmente es independiente, la empresa SMESI. Esta empresa ha concentrado el personal que tenía otras empresas contratistas ficticias, que trabajan en las minas de la OCP, pero que en la práctica era dirigida por ésta. En concreto en junio de 2009 en la SMESI trabajan 119 ingenieros y técnicos y 850 mineros. La razón de esta política es bien clara y económica, mientras un empleado de la OCP cobra 700 euros/mes otro de SMENI que hace el mismo trabajo sólo cobra 200 euros/mes, sin tener ninguno de los derechos sociales que tienen los otros.
La política de la burocracia sindical de la UMT
Los trabajadores de SMESI cansados de las presiones y recortes que estaban siendo objeto, deciden en asamblea constituir un sindicato dentro de la Unión Marroquí del Trabajo (principal central sindical en el país de la independencia, aunque su dirección está ligada al régimen político-monárquico) y lanzan un plan de huelgas y movilizaciones en las minas para reclamar su estabilidad y pertenencia al grupo OCP. La respuesta no se hace esperar, frente a las marchas a la mina que protagonizan los huelguistas, los gendarmes y fuerzas auxiliares de policía comienzan la represión, disolviéndolas con contundencia y deteniendo al comité sindical.
Luego serán liberados con una causa gubernativa pendiente y con una prohibición expresa de cualquier manifestación o concentración en la localidad. Ante esta prohibición, los mineros en asamblea deciden concentrarse en la sede central de la OCP en Casablanca, para presionar a la empresa que realmente ha provocado esta situación, y el 4 de noviembre lo hacen. Durante la concentración se presentan altos cargos de la UMT y emplazan al comité sindical a levantar la concentración ante la OCP y hacerlo ante la dirección de la SMESI. Los manifestantes rechazan esa postura desmovilizadora y mantienen su actitud contestándoles: la lucha es contra la OCP, que es la responsable de los 800 despidos.
La solidaridad nacional e internacional se despliega a favor de los mineros huelguistas
La tenacidad en la lucha de los mineros no hubiera sido posible si no se hubiera levantado un movimiento de solidaridad con ellos, que les proporciona el respaldo social para enfrentar a la represión y poder desoír los llamamientos a la calma de la burocracia de la UMT. Para ello se constituyó en Marruecos el Comité de solidaridad con los trabajadores SMESI, integrado por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos y por otros grupos políticos y sindicales, y han venido recogiendo dinero para la caja de resistencia de los huelguistas. En el plano internacional han recibido comunicados de apoyo de organizaciones sindicales españolas (CGT), francesas (CNT), tunecinas, italianas e iraquíes, así como del PTS y de Clase contra Clase de España.
|