El gobierno de Porfirio Lobo, resultado de las elecciones fraudulentas tras el golpe cívico-militar que derrotó a Manuel Zelaya, mantiene las persecuciones y la represión contra los trabajadores y el pueblo hondureños.
Muestra de ello son los allanamientos ilegales como el realizado el 11/2 en la residencia de Porfirio Ponce, vicepresidente de la Central del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida; encarcelamientos por “sedición” de dirigentes obreros en lucha por salario como el realizado el 25/3 a la junta directiva del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras; asesinatos de obreros y campesinos, como el de Flores Arguijo, dirigente magisterial y militante del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) asesinado el 23/3; secuestros y torturas a miembros de la resistencia e incluso el reciente asesinato de 5 periodistas que venían dando cuenta de brutalidades del régimen, como el acaparamiento de tierras actualmente en marcha contra los campesinos.
Porfirio Lobo viene utilizando, con un doble propósito, esta selectiva pero sistemática política de represión y persecución a los militantes y simpatizantes del Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado. Por un lado, quiere imponer la “normalización” del gobierno surgido de las fraudulentas elecciones convocadas por el golpista Micheletti, que cuenta con el respaldo abierto de la embajada norteamericana y los principales organismos financieros internacionales. A esta tarea se suman gobiernos como el de El Salvador y el de Guatemala, que empezaron a pedir el nuevo ingreso de Honduras en la OEA (Organización de Estados Americanos).
Por otro lado, busca imponer una serie de ajustes fiscales que le permitan volver a la rueda del endeudamiento financiero de la mano del FMI. En este sentido, Lobo ha dispuesto medidas de ajuste fiscal y un polémico “paquetazo” que aumentará la carga sobre la espalda del pueblo trabajador, junto al aumento del precio del combustible. Al mismo tiempo, amplió el gasto destinado a las fuerzas de seguridad (ejército y policía) para la incorporación de 2.000 nuevos soldados y policías, como así también la compra de nuevos helicópteros.
Más que nunca es necesario rodear de solidaridad a quienes se opusieron al golpe y hoy denuncian la represión y persecución del gobierno de Lobo como continuidad del golpista Micheletti, y a los luchadores obreros y campesinos que defienden sus salarios, tierras y organizaciones.
¡Basta de persecuciones y represión! ¡Basta de violencia contra el pueblo trabajador! ¡Castigo a los responsables de los cientos de crímenes contra el pueblo perpetrados por los golpistas que permanecen completamente impunes!
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