La posición de Argentina contra el régimen iraní explica en parte los 15 minutos que Obama le concedió a Cristina en el marco de la Cumbre de Seguridad Nuclear. Aunque de los 46 países invitados a la Cumbre no hubo ninguno que denunciara abiertamente el rol del armamento nuclear como “amenaza disuasiva” para mantener el dominio mundial del imperialismo norteamericano, el presidente Barack Obama aprovechó la reunión con Cristina para diluir los roces que la Casa Blanca viene teniendo con Brasil sobre la política dura que Estados Unidos pretende legitimar contra el régimen de Irán. Esas diferencias se hicieron explícitas en una reunión durante el segundo día de la Cumbre que mantuvieron con Obama el presidente Lula y el primer ministro turco Recep Erdogan. Brasil y Turquía, que ocupan dos lugares no permanentes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se oponen a la imposición de una nueva ronda de sanciones económicas contra Irán que el imperialismo norteamericano está tratando de hacer aprobar, todavía sin éxito, en las Naciones Unidas. Esta posición de Lula, que en diferentes oportunidades ha defendido el derecho de Irán a continuar su programa nuclear con fines pacíficos y la falta de fundamentos de la acusación de Estados Unidos de que estaría desarrollando armamento no convencional, lejos de ser una muestra de antiimperialismo, responde a intereses estratégicos de la burguesía brasilera y al proyecto de Brasil de jugar un rol de potencia regional, lo que genera roces con Estados Unidos, como ocurrió con la instalación de las bases militares norteamericanas en Colombia.
Más allá de estas disputas, la Cumbre fue un escenario montado por Obama para reafirmar el poderío militar de Estados Unidos, que posee el mayor arsenal nuclear del mundo, garantizar la exclusividad del privilegio nuclear para los aliados de Estados Unidos y condenar a aquellos países que por no ser aliados del imperialismo, son considerados una “amenaza para la paz mundial”. Así mientras Irán, a pesar de haber aceptado las inspecciones de armas de Naciones Unidas y haber firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear está siendo objeto de sanciones económicas e incluso de amenaza de ataque militar por parte de Estados Unidos, el Estado de Israel que con la ayuda de Estados Unidos desarrolló armamento nuclear y ya posee entre 200 y 300 armas nucleares, nunca fue sometido a ninguna inspección ni fue cuestionado por la utilización de armamento prohibido contra la población palestina.
La agenda de la Cumbre organizada por el imperialismo, discutió la supuesta amenaza de que el armamento nuclear caiga en manos de organizaciones terroristas para cubrir un hecho evidente: que el principal peligro nuclear para la humanidad son los enormes arsenales nucleares que poseen Estados Unidos y Rusia, que a pesar de las reducciones acordadas, conservan la capacidad de volar varias veces el planeta, además de los arsenales menores que poseen Francia y Gran Bretaña.
El objetivo de las cumbres y los tratados de no proliferación nuclear impulsados por el imperialismo no tienen por objetivo eliminar las armas nucleares sino mantener el monopolio de los países que ya han adquirido armamento nuclear, y en particular el predominio indiscutido de Estados Unidos, que fue el único país que usó armas nucleares contra las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial, para dar una muestra contundente del poderío norteamericano, y que no dudará en usarlo de nuevo. Por eso, mientras el imperialismo, sus aliados y sus agentes estén armados hasta los dientes, defendemos el derecho de los países oprimidos a desarrollar sus programas de investigación nuclear y denunciamos la hipocresía del imperialismo que usa la “amenaza nuclear” como excusa para atacar a quienes no se someten completamente a su dominio.
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