El pasado martes, la calificadora Standard and Poor’s, una de las tres agencias que junto con Moody’s y Fitch ponen “nota” a la deuda de los distintos países, rebajó los bonos de Grecia al grado de “bonos basura”. La calificación le cierra las puertas al país helénico para financiarse a través de grandes inversores institucionales como los fondos de inversión y de pensión. Con la calificación “BB+”, la deuda de Grecia queda relegada a la categoría de inversión especulativa. A su vez, la agencia, asignó una calificación de recuperación de 4 a la deuda griega, lo que indica que, en caso de reestructuración o moratoria, se espera una recuperación promedio de entre 30 y 50 por ciento del valor de los bonos. Standard and Poor’s también rebajó la calificación de la deuda de Portugal aunque sin llevarla al nivel de la de Grecia. Los efectos se hicieron sentir inmediatamente con una disparada en el precio del oro, un descenso del precio del petróleo y una caída profunda de las bolsas a ambos lados del Atlántico. Mientras la bolsa de Atenas se derrumbaba un 6%, la de Lisboa lo hacía en un 5%, la de España en un 4% y las bolsas europeas en su conjunto caían en promedio alrededor del 3%. En Nueva York el índice Dow Jones cayó 1,9% y el Nasdaq (acciones tecnológicas), un 2,04%, además sufrieron importantes caídas las bolsas de Brasil y Argentina. El euro cayó por debajo de 1,32 dólares y la zona euro se encuentra en la peor crisis económica desde su creación. El martes, los bonos griegos a 10 años llegaron a un rendimiento del 9,5% y la deuda de corto plazo (bonos a 2 años) llegaron a un rendimiento del 15%. Ayer Standard and Poor’s agregó a la lista una baja en la calificación de la deuda española con lo que las bolsas volvieron a derrumbarse.
Antecedentes
A fines de la semana pasada, Grecia solicitó oficialmente que se pusiera en práctica el plan de salvataje acordado por la UE y el FMI. Durante el fin de semana ambas instituciones estuvieron reunidas en Atenas negociando con el gobierno griego de Papandreu. Sin embargo, una vez más, de esas reuniones no salió nada en concreto. Primaron las amenazas de Alemania que a través de su canciller Angela Merkel señaló que Grecia no recibiría ayuda si no anunciaba más recortes presupuestarios y un programa de ahorro y reformas “viable y creíble” para rebajar su déficit público del 13,6% y su deuda de más de 300.000 millones de euros. En respuesta, Grecia advirtió que si no le otorgan el préstamo que viene negociando con la UE y el FMI, el 19 de mayo, fecha en que vencen pagos por aproximadamente 9.000 millones de euros, se declarará en default. Además de estos factores, la depreciación de los bonos griegos responde al hecho de que ya nadie cree que sea posible evitar una reestructuración de la deuda (algún nivel de quita) aún con la aplicación de plan de rescate europeo y del FMI. Fuentes del propio FMI han dejado trascender que Grecia necesita como mínimo 120.000 millones de euros (algunos hablan de 135.000) para evitar la cesación de pagos. Esto es que los 45.000 millones de euros acordados originalmente por la UE y el FMI para el primero de un plan de tres años, no alcanzarían ni a la mitad de la cifra. Ya el FMI dejó trascender que podría aumentar el monto de su “ayuda” de 10.000 millones de euros hasta al menos 25.000.
Al ritmo de los requerimientos políticos de Alemania
Lo que realmente está en cuestión no es la salud de la economía griega sino la viabilidad del euro y más aún, el riesgo de que la crisis europea se propague sobre la débil “recuperación” de la economía mundial. Tanto el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn como el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, coincidieron en la necesidad de tomar una decisión rápida respecto de Grecia ya que de lo contrario, “las consecuencias traspasarían las fronteras del Viejo Continente”. Sin embargo, los líderes europeos convocaron a una cumbre extraordinaria de la Unión Europea para liberar el paquete de “ayuda” recién para el 10 de mayo. La fecha lleva evidentemente el sello alemán. El 9 de mayo se realizan elecciones regionales que podrían afectar el equilibrio de poder en el parlamento alemán. “Los opositores socialdemócratas han acusado a Merkel de estar demasiado dispuesta a acudir al rescate de Grecia e incluso los políticos de la coalición de centro-derecha que apoya a la canciller han planteado quejas sobre el potencial costo para los contribuyentes alemanes.” (Wall Street Journal) Además según una encuesta de opinión, el 57% de los alemanes se opone al paquete de “ayuda”, mientras sólo 33% lo respalda. De modo que el destino del euro queda sujeto a la resolución de los asuntos internos alemanes. Una muestra más de la utopía de la moneda única y del “supraestado” europeo. La política de las agencias calificadoras como Standard and Poor’s por su parte, poco tiene de “técnico”. La calificadora le otorga a los bonos griegos el status de bonos basura justo cuando el FMI, el Banco Central Europeo y la UE la están apretando para que radicalice los planes de ajuste y entrega de su economía. Es decir quieren dejar a Grecia sin escapatoria.
Mientras Alemania resuelve sus asuntos internos y busca imponer la agenda de Europa, el FMI, el resto de los miembros de la zona euro y de la UE, con la ayuda de las calificadoras buscan convertir a Grecia en un “caso testigo” para todos los países de la zona euro que están en estado más que crítico. No obstante y en el medio, las tendencias de la economía tienen un tiempo relativamente propio como también lo tienen, tal como mostramos en estas páginas, las tendencias de la lucha de clases que del mismo modo pueden provocar efectos contagiosos.
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