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Laura Chinchilla se consagra como Presidenta de Costa Rica
por : Brayan Brenes

12 May 2010 | El sábado 8 de mayo asumió Laura Chinchilla como Presidenta de Costa Rica, con la tarea central de darle continuidad a la política de su predecesor Óscar Arias, que gobernó para los grandes empresarios y los sectores más acaudalados con un programa neoliberal articulado alrededor del TLC con (...)

El sábado 8 de mayo asumió Laura Chinchilla como Presidenta de Costa Rica, con la tarea central de darle continuidad a la política de su predecesor Óscar Arias, que durante cuatro años de gobierno, se caracterizó por administrar el Estado para los grandes empresarios y los sectores más acaudalados del país, con un programa eminentemente neoliberal articulado alrededor del TLC con Estados Unidos.

El mismo día en que el nuevo Ministro de Seguridad José María Tijerino anunciaba a los medios de prensa que era enemigo de la “mano dura” (pues –según él- había fracasado en todas partes) la Fuerza Pública bajo sus órdenes reprimía salvajemente en las cercanías del parque Metropolitano La Sabana, donde tomaba posesión como presidente la primera mujer en la historia nacional, dejando como saldo casi una decena de manifestantes duramente golpeados y detenidos [1]. Mientras los medios de comunicación de los poderosos hablaban de una “fiesta para todos” en el parque Metropolitano los manifestantes no podían siquiera ingresar al parque público, demostrándose desde el primer día las garras del nuevo régimen.

En medio de crecientes focos de descontento asume Laura Chinchilla

Desde el punto de vista del programa de la burguesía, Laura Chinchilla asume el poder con grandes retos y problemas heredados del gobierno de Óscar Arias. Su predecesor, aunque logró avanzar en ejes importantes en la agenda, estuvo muy limitado al invertir más de la mitad de su gobierno en la aprobación del TLC y sus Leyes de Implementación, por lo que no pudo desplegar el programa sobre el que se apoyaba en todo su alcance, o cuando menos con más velocidad.

Chinchilla tiene la difícil misión de privatizar y darle apertura en los hechos (y no legalmente como es el caso de Arias) a las instituciones públicas, tiene la tarea de sistematizar y generalizar la flexibilización laboral con las jornadas de 12 horas en el sector privado -y eventualmente en el publico-; además de los desafíos de continuar y generalizar la minería a cielo abierto, o la privatización de los puertos de Limón. Esta situación se presenta porque Óscar Arias aunque llegó a aprobar leyes y decretos tendientes a la liquidación de estos sectores y el ambiente, no pudo imponerlos materialmente, a excepción de Crucitas, donde la empresa Infinito continúa operaciones apoyada en una resolución vergonzosa de la Sala Constitucional. Todos los demás sectores siguen virtualmente intactos: el ICE, INS, CCSS, y otras instituciones públicas.

Para rematar, Chinchilla tiene que aplanar los salarios y condiciones de vida de los trabajadores públicos, mediante la Ley del Empleo Público, que se dirige a golpear brutalmente la estabilidad de este sector de la clase obrera, y a golpear sus salarios con tal de que los gobernantes dispongan de mayores recursos en las arcas del Estado. Todo esto después de que durante el gobierno de Óscar Arias se perdieron decenas de millones de dólares en corrupción, o el último caso, el del 8 de mayo, donde gastaron cientos de millones de colones en un ostentoso acto de traspaso de poderes.

Un gobierno más a la derecha, más represivo y más conservador

Todo parece indicar que el gobierno de Laura Chinchilla se caracterizará por cristalizar las aspiraciones de los sectores más derechizados y conservadores del país. Como prueba están los pactos logrados con Otto Guevara del Movimiento Libertario –considerado como el representante de la ultraderecha del país-, el creciente acercamiento con la Iglesia Católica, o la política estelar de la primera mujer Presidente dirigida a imponer prácticamente el “Estado de sitio” en el país con la excusa de la “seguridad ciudadana”.

En otro plano la Presidenta, de la mano de personajes como Jack Liberman -banquero y representante de los industriales más preponderantes del país- tendrá que imponer un duro plan fiscal para garantizar una fuente de recursos frescos al Estado, en momentos donde no se puede afirmar con certeza que la crisis capitalista internacional (ahora con epicentro en Grecia y la Eurozona) haya finalizado.

La fracción burguesa en el poder político, ha dejado claro que viene para garantizar más represión y violencia contra los trabajadores. Mientras Óscar Arias en señal de despedida reprimió duramente a los trabajadores de Limón en el marco de la huelga del 29 de abril y que terminó con 28 manifestantes detenidos, la señora Chinchilla se consagró el sábado 8 de mayo con una salvaje represión sobre los estudiantes y trabajadores que participaban de una protesta contra su gobierno.

La nueva Presidenta anunció la aprobación de una Ley de “Seguridad Ciudadana”, dirigida según ella contra la delincuencia, pero la realidad es que toda la maquinaria represiva del Estado se dirigirá hacia el aplastamiento de las principales luchas y bastiones del movimiento obrero y popular. Es que el negro pasado de Chinchilla así parece sugerirlo: fue Viceministra de seguridad durante el gobierno de Figueres Olsen en 1995, y en consecuencia, con responsabilidad en la represión y aplastamiento físico de la huelga de docentes de ese año, cuando protestaban contra una reforma sobre el régimen de pensiones del magisterio. Tampoco se puede olvidar cuando Chinchilla, bajo las órdenes del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, intentó introducir la Escuela Internacional de Policías para el Cumplimiento de la Ley en Costa Rica (ILEA, por sus siglas en inglés), la cual no iba a ser otra cosa que un centro de adiestramiento de maniáticos y torturadores que serían luego enviados a Irak y a otros países del mundo para “defender la democracia”. Pero eso no es todo, Chinchilla hizo todos los esfuerzos posibles desde el 2005 por introducir 38 barcos de guerra de Estados Unidos en la costa pacífica costarricense, como parte de la doctrina de “guerra contra el terrorismo” de Bush; y para rematar, fue pieza clave en la aprobación de la Ley Antiterrorista en el 2008, en la contratación de más de 4500 policías durante el gobierno de Óscar Arias, y de la aprobación de leyes para contratar más y “mejores” agentes en el OIJ. En resumen, el nuevo gobierno que nace, no solo tiene pendientes grandes tareas, sino que apuesta a resolver los problemas políticos y sociales por medio de la fuerza bruta, impulsado por una ambición represiva estremecedora.

Abajo el nuevo gobierno represivo, antipopular y entreguista de Laura Chinchilla. ¡Organicemos la movilización de masas y un polo obrero e independiente para enfrentarlo!

La represión del 8 de mayo parece ser una advertencia del nuevo gobierno para todos los trabajadores, el pueblo pobre y sus organizaciones de que quien se movilice será golpeado brutalmente, encarcelado y quedará con un expediente manchado, imposibilitado de seguir movilizándose a causa de las “medidas cautelares”.

Las luchas en defensa de los puertos, de las instituciones públicas, u otras no menos importantes como la de presupuesto para las Universidades públicas, o en defensa de los recursos naturales y el ambiente (como Crucitas) podrían ser muy violentas; no precisamente por el capricho de los trabajadores y el pueblo pobre que sale a marchar en defensa de sus derechos, sino porque una represión cada vez en mayor escala podría ser desplegada por el gobierno.

Ante la amenaza que significa el nuevo gobierno es urgente consolidar el más amplio frente único obrero y popular, que se apoye en las grandes organizaciones sindicales y del pueblo pobre para impulsar la movilización de masas. Es necesario impulsar este gran frente único sobre la base de un plan de acción votado democráticamente y apoyado en la independencia de clase; que se dirija a unificar todos los conflictos obreros y populares en curso, a organizar la autodefensa frente a los golpes que prepara Laura Chinchilla, y que tienda a levantar las reivindicaciones de los trabajadores del sector privado, en la perspectiva de sellar una potente alianza entre todos los sectores de la clase obrera y el pueblo pobre contra la burguesía.

Desde la LRS hacemos este llamado urgente a las grandes organizaciones obreras y populares, especialmente a los sindicatos. También llamamos a los compañeros del MAS, PRT y la JS, a que unifiquemos todas nuestras fuerzas, y las pongamos al servicio de la construcción de un gran frente único, para organizar la resistencia de masas contra el nuevo gobierno de Laura Chinchilla.

 

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