En un centro de convenciones que chocaba por el lujo, a la altura de los utilizados por la burocracia sindical, en los días 5 y 6 de junio se realizó el Congreso de la Clase Trabajadora (CONCLAT) que buscaba la unificación de Conlutas (coordinación sindical, popular y estudiantil mayoritariamente dirigida por el PSTU) con Intersindical (algunas corrientes del PSOL, entre ellas las principales, como la APS) y otros sectores para consituir una nueva central. Participaron cerca de 3000 delegados de sindicatos, observadores de corrientes políticas y estudiantiles y una delegación de invitados internacionales vinculados al PSTU (LIT-CI), y al PSOL (SU-UIT) y algunas organizaciones sindicales internacionales.
Esta fusión no expresa una aproximación real de estas corrientes en la lucha de clases. Aún así, era presentada como “un gran acontecimiento histórico”, con comparaciones delirantes en relación al surgimiento de la CUT en los inicios de los años ’80, principalmente por el PSTU que intentó de todas las formas presentar este anunciado triunfo táctico como una victoria estratégica para salir nuevamente con sus balances que son siempre “victoriosos”, aunque eso sea inexplicable. Su objetivo era, con esa fusión, hacer un balance positivo en general de los seis años de Conlutas, sin hacer ningún balance de su intervención en la lucha de clases, por el simple hecho de haber logrado la fusión. Pero ésta fracasó, lo que para nosotros fue una crónica de una muerte anunciada, porque no podría ser posible una fusión que cumpliese un papel estratégico solamente con centenares de discursos en defensa del socialismo, del internacionalismo y de la unidad general, cuando en realidad todo lo que se discutió y votó fueron las cuestiones de aparato, llegando al límite de rebentar al CONCLAT en la discusión del nombre. Nada de apoyo a los sectores en lucha, como la huelga de las universidades estaduales de San Pablo y la de los judiciales de San Pablo, nada de plan de acción, nada de programa.
La delegación de LER-QI contaba con delegados elegidos en sectores com los trabajadores de la USP en lucha, como representantes de la minoría del SINTUSP, delegados del subte, petroleros, Sabesp (saneamiento), profesores, estudiantes, del movimiento de trabajadores Clase contra Clase, y mujeres representando a la agrupación Pan y Rosas, entre otros, buscó intervenir aprovechando los más mínimos espacios para defender el contenido de nuestras tesis [1] y del manifiesto “Luchemos por una política revolucionaria en la nueva central” [2].
La verdadera insensibilidad de las direcciones del CONCLAT es hacia la lucha de clases
La intersindical habla de la “insensibilidad” del PSTU como mayoría, pero toda la dirección del CONCLAT tenía un consenso: ser insensibles con la lucha de clases. No faltó el llamado de los trabajadores en lucha en las estaduales paulistas, en particular del Sintusp, a que el CONCLAT sirviese para organizar la solidaridad militante con las luchas en curso. Pero la negativa fue sistemática. No tuvieron lugar en la mesa, conseguir un espacio para hablar requirió una enconada lucha de nuestra parte junto con el Sintusp y enfrentaron mil obstáculos para aprobar un fondo de huelga, que aún después de días del Congreso, sigue sin ninguna contribución de las direcciones del CONCLAT. Millones para construir un CONCLAT, pero ni un real para el fondo de huelga de las estaduales paulistas donde 1000 familias están pasando hambre por el no pago de los días de huelga, tampoco para los judiciales, que también estuvieron su sueldo recortado. Ni siquiera huelgas ejemplares que se desarrollan en un contexto social y político de conformismo, pasividad en medio de la coyuntura electoral son capaces de conmover a los que se proponen como dirección de la clase trabajadora brasileña. ¿Qué otra tarea más importante podría tener una “nueva central” que ayudar a las huelgas que desafían a los dos gobiernos que luchan por imponerse en estas elecciones: el PSDB y el PT?
Nuestra delegación proponía que Conlutas hiciese un balance serio y crítico de su intervención en la lucha de clases para que, frente a los ataques que los trabajadores vana a tener que enfrentar en la segunda fase de la crisis capitalista, que no tardará en llegar a Brasil, no tuviésemos otra gran derrota (en una batalla no dada) con los 4270 despidos en Embraer, el principal ataque que sufrió la clase obrera brasileña en la crisis que fue justamente en el principal sindicato de Conlutas y del PSTU: el Sindicato de Metalúrgicos de São José dos Campos. Pero balance de los procesos de la lucha de clases tampoco existieron.
Lo peor es que este grave desvío no puede ser atribuido solamente al PSOL o a otras corrientes que construyeron el CONCLAT porque, en el Congreso de Conlutas que lo antecedió, el contenido de la discusión y los métodos aplicados fueron exactamente los mismos, como un preludio de lo que estaba por venir. El Congreso de Conlutas sirvió solamente para que el PSTU arme a su base para las polémicas votaciones del CONCLAT: si el movimiento estudiantil participaría o no, nombre y dirección. Nada de programa, nada de solidaridad activa con las luchas, hicieron solo un día de encuentro que se parecía más a una fiesta de preparación de la anunciada “fusión histórica”, en un día de euforia y discursos rojos en defensa del socialismo.
Como no fue suficiente nuestra insistencia con el Sintusp en los Congresos, volvimos a remarcar. Los trabajadores de la USP están en huelga desde el día 5 de mayo, acompañados por los trabajadores de la Unesp y Unicamp y por los estudiantes combativos y pro obreros de la Unesp que tuvieron una solidaridad activa, en particular en Marília, donde hubo una huelga con ocupación de la dirección del campus. Los estudiantes del Movimiento A Plenos Pulmones nos enorgullecemos de ser parte activa de esta lucha al lado de los trabajadores. Se trata de una lucha durísima, en la que el Sintusp está teniendo que enfrentarse con la intransigencia del gobierno tucano (PSDB), con el descuento de los días caídos del interventor de Serra en la USP – João Grandino Rodas – con multas incontables al sindicato por los legítimos piquetes que buscan garantizar el derecho de huelga y amenazas de represión policial. Fueron todos intentos de hacer que los trabajadores de la USP se rindiesen, utilizando una medida antisindical más, descontar los días de paro justamente a los sectores más mobilizados y que tienen los menores salarios. Frente a esa radicalización de los rectorados, los trabajadores radicalizaron las medidas y ocuparon el rectorado.
No vamos a extendernos en esto ya que esta historia ya está siendo contada por los grandes medios, que vienen mostrando una vez más como están al servicio de los capitalistas, solo queremos marcar nuevamente que se trata de una lucha ejemplar, que está aislada y que nada fue hecho para apoyarla o unificarla con los judiciales y otros sectores donde Conlutas tiene peso. A partir de esfuerzos descomunales de nuestra parte en los sectores donde estamos como en el subte, en la Sabesp y profesores, conseguimos imponer una reunión de oposiciones para discutir medidas de apoyo, pero el PSTU ni siquiera llevó adelante las resoluciones de esa iniciativa. Aún peor, su militancia estudiantil en la USP llegó a argumentar que no entraría en la ocupación ¡para no correr el riesgo de ser sumariados, debido a la represión! Mientras los trabajadores de la USP están sufriendo multas, procesos judiciales, el despido de uno de sus principales dirigentes, y ahora pasando hambre por enfrentar a la política educativa y sindical del gobierno tucano en San Pablo, los estudiantes del PSTU en la USP están preocupados de no entrar en sumario administrativo por el célebre rectorado de esa universidad, que ya fue una y otra vez desmoralizada por las luchas estudiantiles en los últimos años.
Los trabajadores de la USP dan una vez más un ejemplo no solamente en la lucha por el salario con métodos combativos, sino en la defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad y en la lucha contra el descuento de los días parados que los gobiernos quieren imponer contra el derecho de huelga, que el propio Lula viene argumentando en contra de los trabajadores con el discurso reaccionario de que “huelga no son vacaciones”, el mismo utilizado por Rodas y por la prensa tucana. Por eso, nuestra propuesta era un fondo de huelga no solamente para la USP, sino para los judiciales, profesores de San Pablo y otros sectores que tuvieron descuentos salariales.
Es espantoso ver que, en vez de una campaña de solidaridad con las luchas, el PSTU y Zé Maria acaban de lanzar una “campaña por la soberanía”, con stickers y afiches qu dicen “Hinchamos por Brasil. Luchamos por la soberanía”, con un manifiesto que dice “Venga a hinchar y luchar con el PSTU”, pero la lucha de las estaduales paulistas no merece ni una nota en su página web, ni hablar de la ausencia de su militancia en los piquetes, actos y del fondo de huelga. Con su “hinche por Brasil”, el PSTU se adapta al ambiente de fiesta imperante en el mundial de futbol, para conseguir votos de una forma que pasa a años luz de la tradición revolucionaria y se acerca a la forma burguesa de hacer política.
Tanto la nota de balance del PSTU como la de Intersindical (mayoría del PSOL) y del Unidos para Luchar (CST-UIT), dicen que seguirán en la lucha de clases a pesar de la derrota del Congreso, como si eso fuese lo que importa para la dirección de estas corrientes. Junto a los trabajadores de la USP, que votaron en asamblea una vez más la exigencia a Conlutas y a la nueva central de que aporten al fondo de huelga, decimos: ¡basta de palabras! Es inaceptable que en la principal lucha en curso del país, con la de los judiciarios, Conlutas e Intersindical sean tan ausentes contribuyendo a su aislamiento de la misma forma que hace la CUT y el resto de las centrales que apoyan a los gobiernos. Exigimos que pongan ya todas sus fuerzas para que esta lucha triunfe, empezando por cumplir con las mínimas resoluciones que logramos aprobar en los plenarios de unificación.
Las raíces de la explosión del CONCLAT
Por más que el PSTU intente presenta esa explosión como expresión de su defensa intransigente de la “democracia obrera” contra el PSOL, que no habría acatado la votación por mayoría de los delegados debido al “hegemonismo” y “falta de sensibilidad” del PSTU, ningún balance serio podría negar que lo que importaba era la disputa del aparato. Bastaría decir que los delegados prácticamente no tuvieron tiempo de discusión en los Grupos de Trabajo ni en el Congreso de Conlutas ni en CONCLAT y que todas las resoluciones ahí discutidas fueron simplemente ignoradas, para constatar que esa discusión de “democracia obrera” es una falsedad con el objetivo de explicar lo que ninguno de los sectores quiere asumir: fue más una expresión, grotesca, del fracaso de la política de las direcciones de la izquierda antioficialista de no apoyarse en la lucha de clases y de utilizar los sindicatos para construir aparatos superestructurales que pasan lejos de las discusiones y resoluciones sobre las necesidades reales de los trabajadores.
A pesar de todos los esfuerzos de la dirección mayoritaria de Conlutas de cerrar el consenso con su base alrededor de la cuestión del nombre de la nueva central y de la participación de los estudiantes, sector donde el PSTU tiene peso relativo, en el segundo día de discusiones el CONCLAT explotó alrededor justamente del nombre. Luego de cuatro horas de debate despolitizado, la Intersindical se retiró luego de haber perdido la votación, y haber abucheado a Zé Maria, el principal referente del PSTU, explicitando los límites del proceso de unificación. Los abucheos a Zé Maria fueron protagonizados, en primer lugar, justamente por el MAS, que dirige un sindicato de policías, el que nosotros consideramos que no tienen que participar de las organizaciones de los trabajadores. Fueron justamente estos reaccionarios a los que el PSTU tanto defiende, los que comenzaron a agitar el “Fuera Zé Maria”, acompañados por toda Intersindical.
Pasados algunos días, ninguna de las organizaciones saca la conclusión correcta en relación a la explosión del CONCLAT. El PSTU afirma que Intersindical no acepta la votación de la mayoría, cabiéndole a ellos la responsabilidad de la crisis. A su vez, Intersindical (con excepción del MTL que se alineó con el PSTU) declara que éste fue el responsable, al querer imprimir su hegemonía en el nombre de la nueva central. Ambos sacan conclusiones totalmente de aparato y por fuera de la debilidad real del CONCLAT en no discutir un programa capaz de hacer que sectores de la clase trabajadora se levanten. Eso es una expresión de cómo se dió la relación entre Conlutas e Intersindical hasta ahora. En sus negociaciones, la dirección mayoritaria de Conlutas buscó todo tipo de acuerdos con Intersindical para coser la fusión, desde que allí se expresase su mayoría, pero el PSOL quedaba incómodo con esa situación porque noes la correlación de fuerzas entre estos partidos en el plano electoral, donde el PSOL tiene ventaja.
Al mismo tiempo, en relación a cuestiones fundamentales, como si la nueva central tendrá un programa clasista o adoptará el programa neodesarrollista burgués del PSOL, lo que primó fueron los “consensos” entre las corrientes, como verificamos en la defensa del “cambio de la política económica” estampada en el principal afiche de convocatoria al CONCLAT. En el mismo sentido, en relación a cuestiones de principio, como el posicionamiento de las organizaciones obreras ante las leyes burguesas que atacan a nuestra clase, nuevamente la “democracia obrera” fue pisoteada en favor del “consenso” entre las corrientes, pues lo que se verificó en el Congreso fue un completo silencio ante al hecho de que los parlamentarios de las corrientes políticas del PSOL que integran la intersindical apoyaron la aprobación de la ley del Super-simples, que flexibilizó los derechos laborales en las pequeñas y medianas empresas, sectores capitalistas que el PSOL busca como aliados para su programa “antineoliberal”. El PSTU solo hizo valer la “democracia obrera” en las cuestiones organizativas y de aparato, como se mostró también en la cuestión de la participación estudiantil, que intentaron pintar de rojo y plantear un discurso de alianza estratégica para las luchas (lo que no se comprueba en ningún hecho de la realidad del PSTU), pero la verdad es que solo quieren imponer una restricción más al PSOL por su participación en la UNE y en la nueva central, mientras se niegan a construir la ANEL.
Es por eso que, lejos de haber explotado porque los militantes del PSOL no aceptaron la “democracia obrera”, como alega el PSTU, o porque el PSTU fue “insensible” como alegan los que rompieron, el CONCLAT explotó por la fragilidad y la superficialidad de los acuerdos programáticos y estratégicos y por el completo despegue de este proceso de fusión en relación a los reales desafíos de la lucha de clases, sentando las bases para que la explosión se diese en función de una disputa mesquina de los intereses entre las corrientes que dirigieron el proceso.
¿Unidad para qué?
Estamos a favor de la unificación de los sindicatos y sus centrales, porque seguimos la discusión realizada por Trotsky y Lenin de que la clase trabajadora y sus organizaciones de masa deben buscar la unidad, rechazando la concepción de sindicatos rojos. Incluso, defendemos abiertamente que cualquier central que se reivindique combativa tiene la obligación de tener política para que la base de trabajadores que sigue en centrales burocráticas, oficialistas y conservadoras se insurreccionen contra sus direcciones, y encuentren en los agrupamientos que se plantean combativos un punto de referencia. Pero eso no se hace solo con discursos antioficialistas, sino con una nueva práctica política y sindical, y estableciendo un diálogo con la base de ls demás centrales sindicales que promueva un proceso de unificación genuino. Por eso, desde LER-QI participamos de todas las reuniones, encuentros, ejecutivas ampliadas, coordinaciones y de las discusiones previas que fueron parte del proceso de unificación, luchando por una política revolucionaria al interior de Conlutas. En la discusión sobre la unidad, alertamos que la promoción de las nuevas centrales sindicales financiadas por un nuevo impuesto a los trabajadores, buscaba imponer un nuevo salto en la subordinación al Estado y por eso propusimos en el punto 6 de nuestas tesis sobre la estructura sindical: “la no aceptación del impuesto sindical compulsivo, en caso de tener que aceptarlo abrir una cuenta bancaria independiente para colocar ese dinero como fondo de huelga al servicio de los trabajadores en lucha”.
También planteamos que no se puede hablar de unidad seriamente si no partimos de la necesidad de la unidad en primer lugar, de las filas obreras, como decimos en nuestras tesis y Manifiesto: “Contra la política corporativista de las centrales y sindicatos oficialistas. Campaña pública nacional, sistemática y en las estructuras, por la unidad de las filas obreras entre efectivos, contratados, tercerizados, precarizados y desocupados. Y una práctica polítca sistemática en este sentido”. Infelizmente, una vez más los tercerizados y precarizados no tuvieron expresión, voz ni programa en este CONCLAT.
El debate programático no existió
Como una cuestión de independencia de clase elemental, defendimos que no es posible que en una central que se reivindica combativa y socialista estén organizados sindicatos policiales. Este hecho demuestra un problema estratégico, pues ¿cómo es posible tomar acciones radicalizadas y conspirar contra el Estado capitalista y los patrones teniendo al lado, organizados en su central sindical, al brazo armado de los patrones para la represión, la policía? Y recordemos que no estamos hablando de cualquier policía, sino de una de las más violentas del mundo. Lo más trágico fue ver a los que son tan defendidos como “compañeros” por el PSTU, dirigir en el plenario el “Fuera Zé Maria, Fuera, Fuera”.
Propusimos medidas concretas de lucha contra la burocratización de los sindicatos y centrales, comenzando por la medida elemental, que los dirigentes sindicales vuelvan al trabajo después de un mandato de haber estado liberados de él (resolución que fue aprobada en el V Congreso del Sintusp) y criticamos que muchos dirigentes de las corrientes mayoritarias sean profesionalizados por los sindicatos desde hace décadas, sin control de la base sobre su actividad. Muchos creen que la burocratización es una mera cuestión ideológica, que basta declararse socialista para no ser burocrático. Pero la burocracia es un problema material, que se inicia por la obtención de privilegios, empezando por el de no trabajar. En ese mismo sentido, de una lucha efectiva contra la burocratización y por la democracia obrera, propusimos que la nueva central lanzara una campaña de elección de delegados por sector en todas las fábricas y empresas que dirige para que la clase obrera pueda defenderse de los ataques patronales, y asambleas resolutivas para controlar a los dirigentes.
Pero el CONCLAT, y antes el propio congreso de Conlutas, se limitó a definiciones generales y abstractas: socialismo, internacionalismo, unidad. Planteamos que aunque no sea una obligación de la nueva organización pronunciarse por todos los puntos programáticos internacionales, algunos son fundamentales. Por eso, es importante llenar de contenido las palabras como “internacionalismo”, definiendo de qué internacionalismo hablamos. ¿Se trata de reivindicar el gobierno de Chávez, como proponen las corrientes del PSOL, o de la unidad con los estudiantes de derecha venezolanos como llegó a sostener el PSTU? Más aun, si todos se pronuncian por el socialismo, es preciso abrir una discusión clave para los revolucionarios latinoamericanos: Cuba. ¿Qué programa tenemos que defender? Las corrientes de la Intersindical defienden a Cuba y al castrismo, mientras que el PSTU habla de Cuba como una dictadura capitalista, quedando en el bloque de Obama, reivindicando democracia para los opositores burgueses restauracionistas. Ninguna de las posiciones levanta una política revolucionaria, que defienda las conquistas de la revolución al mismo tiempo que levanta la lucha contra la burocracia castrista y el imperialismo. ¿De qué socialismo hablamos, cuando los parlamentarios del Bloque de Izquierda en Portugal (del cual es parte la LIT-PSTU) apoyan el rescate griego que implica una serie de ataques contra los trabajadores?
Perspectivas
Más allá de la ruptura del Congreso, seguramente el PSOL y el PSTU retomarán sus discusiones. Pero lo que es cierto es que vivirán en permanente crisis, justamente por no ser esta aproximación un proceso basado en la convergencia genuina de lucha de clases. Hacemos un llamado a todos los militantes de las organizaciones que actuaron en el CONCLAT a reflexionar sobre esta crisis, más allá de las cuestiones relativas al nombre, sino cuáles son las bases necesarias para una unificación que sirva como instrumento en la lucha de clases, en el marco de la crisis capitalista internacional y del fin del gobierno Lula, que prepara nuevos escenarios nacionales, y en los que los revolucionarios tenemos una gran responsabilidad.
Desde la LER-QI y el Movimiento Clase contra Clase que integramos con activistas independientes de varios sectores, desde el movimiento juvenil A Plenos Pulmones y la agrupación de mujeres Pan y Rosas, seguiremos luchando por un polo revolucionario en la nueva central, aún con todas las limitaciones que señalamos en este balance, porque estamos convencidos que así como durante los dos Congresos logramos influir a delegados de otros sectores y estados, estamos seguros que cuando cambien las condiciones de la lucha de clases, la vanguardia obrera y popular buscará una referencia para organizarse para la lucha y, seguramente, se vinculará a los reagrupamientos que influencia la izquierda. Llamamos a os trabajadores y a la juventud a dar esa batalla junto con nosotros.
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