Por Max Trinidad Cerén
Actualmente los trabajadores de la Mitsubishi continúan en pie de lucha. Pero son indudables los golpes que han venido recibiendo cuya expresión más terrible fue el asesinato de dos obreros por la policía del estado Anzoátegui el 29/01/09, luego de la toma de la planta que encabezó el sindicato. En ese momento, la ministra de Trabajo, María Cristina Iglesias, desmontó la ocupación amenazando con usar la fuerza represiva de la Guardia Nacional Bolivariana sino se levantaba la lucha. Derrotados parcialmente, los trabajadores volvieron al trabajo cumpliendo las penas que les imponía la empresa como aumentar los ritmos de producción y la recuperación de las horas de la huelga entre otras medidas. A finales de agosto, la Mitsubishi dio inicio a un lock-out patronal parando todas sus líneas de producción con el argumento de la "violencia", "indisciplina" y "anarquía" que presentaba “un grupo de trabajadores” al mismo tiempo que amenazaba con “cerrar la empresa”. Como respuesta y en complacencia con la MMC, para septiembre, el Ministerio del Trabajo, emite una medida cautelar contra la directiva del sindicato Singetram, en una decisión que prohíbe a 11 de los dirigentes sindicales ingresar a las instalaciones de la empresa , al mismo tiempo que emite el despido para 157 obreros que introdujo la empresa ante el Ministerio. En febrero de este año resurgió la pelea contra los ritmos de explotación, y luego de dos meses de paralización, nuevamente el gobierno actuó a favor de la empresa, dejando en la calle a otros 15 trabajadores. En total suman 170 los trabajadores despedidos desde el inicio de la lucha.
Una lucha emblemática
Si hay una lucha emblemática de la cual hay que sacar lecciones, esta es la de los compañeros de la Mitsubishi, que no solo enfrentaron a la multinacional japonesa sino que tuvieron en su contra al propio gobierno nacional, a través del Ministerio del Trabajo, bajo el mando de María Cristina Iglesias, tal cual como había actuado bajo José Ramón Rivero cuando se produjo la lucha de los trabajadores de Sidor contra Techints. Se trataba de una pelea donde los trabajadores paralizaban una fábrica en defensa de los compañeros más precarizados, los 135 tercerizados que eran despedidos, y que levantaban como bandera de lucha no sólo la reincorporación al trabajo de los mismos, sino que también el pase a planta permanente, implicando una nueva subjetividad obrera.
Un jugoso contrato es lo que “explica” el punto de partida para definir de qué lado se colocó el gobierno en la lucha de los trabajadores de la transnacional japonesa, donde la Mitsubishi Corporation prometía una “inversión extranjera” de 80.000 millones de dólares en los próximos 7 años para explotar el crudo pesado de la Faja del Orinoco. Pero, para la “inversión”, la imperialista japonesa necesitaba la firme seguridad de que sus intereses fuesen bien custodiados en el país y el gobierno estuvo dispuesto a darle esa garantía: el aplastamiento de la lucha de los obreros de la ensambladora ha sido la demostración.
Si los trabajadores de Sanitarios Maracay, que pusieron a producir la empresa bajo su propia gestión obrera directa, fueron derrotados por las arremetidas del gobierno en acuerdo con los patronos, represión de por medio; con relación a los trabajadores de la Mitsubishi estamos ante una clara demostración del verdadero rostro del gobierno de Chávez, que por su alianza con la Mitsubishi Corporation, decidió asestarle duros golpes a este conflicto, buscando mediante esta lección, disciplinar a los trabajadores de vanguardia del país. ¡El gobierno que hace demagogia sobre un supuesto “antiimperialismo”, usó todos los medios de su poder para derrotar la lucha y la organización sindical de los trabajadores, garantizando así las condiciones para la superexplotación de la transnacional imperialista!
El nuevo episodio: la paralización de febrero de este año y un nuevo golpe
Y la brutal ofensiva de la multinacional Mitsubishi y del gobierno en contra de los trabajadores no cesa. Es que si restaban dudas del papel del gobierno de Chávez en el conflicto de la Mitsubishi, la paralización iniciada en febrero de este año por casi dos meses vino una vez más a confirmarla. A principios de dicho mes, los trabajadores denunciaron que la empresa realizaba modificaciones en la organización de la planta en ciertas líneas de producción, en las cuales los obreros se rotaban para evitar enfermedades ocupacionales, además de que la empresa había eliminado uno de los turnos de trabajo. Para garantizar la medida de reorganización en la metodología de rotación laboral, el 11 de febrero, los gerentes de la empresa retiraron herramientas y apagaron los equipos de las áreas de trabajo, motivando inmediatamente la suspensión de las actividades.
En forma amenazante, la transnacional responsabilizaba a los obreros de la paralización, volviendo a traer a colación los viejos argumentos de que “la indisciplina y la anarquía siguen latentes”. Los obreros no estaban exigiendo reivindicaciones salariales, sino simplemente que la ensambladora termine con la violencia laboral, y que se respete el esquema de rotaciones de labores y se restaure el segundo turno. A todas estas, el Ministerio del Trabajo, como si fuera vocero de la empresa, amenazaba con emitir nuevas calificaciones de despido para que terminara el reclamo de derechos laborales. Y del dicho al hecho, el Ministerio del Trabajo, en forma automática emitió un falló a favor de MMC y declaró ilegal la paralización, y decreta que “esta medida fue provocada y promovida por los trabajadores”, culpando a los trabajadores de su paralización y ordenándoles la reanudación de la producción en las condiciones que la empresa exigía.
La empresa ni tonta ni perezosa, pasó aún más a la ofensiva, y amparándose en la resolución del Ministerio, emite un comunicado a los trabajadores donde explica que al declararse ilegal el paro, la empresa no está obligada a cancelar salarios caídos, ni el bono nocturno, e igualmente, advierte que tomará las acciones necesarias contra los trabajadores. Seis días después, el Ministerio del Trabajo, emitiría el 17/03, calificaciones de despido a cinco trabajadores. Pocos días después vendría otro zarpazo del Ministerio, quien esta vez emitió 10 nuevas calificaciones de despido, con lo que sumaban 15 los trabajadores despedidos. El 15/04, nuevamente derrotados, los trabajadores volvieron al trabajo tras la paralización de dos meses.
Por la más amplia solidaridad con los trabajadores de la Mitsubishi
El gobierno pretende aplastar de esta manera a los trabajadores de la Mitsubishi para aleccionar a toda la clase obrera y dar una muestra de su confiabilidad represiva a las transnacionales con las que tiene importantes pactos para la explotación petrolífera. Recientemente, Chávez calificó a diversas transnacionales, entre ellas, la Mitsubishi Corporation, como sus "aliados", durante un acto en el que entregó concesiones por 40 años a estas empresas para que exploten la Faja Petrolífera del Orinoco. A pesar de los golpes llevados, los obreros de la Mitsubishi no han bajado la guardia y continúan resistiendo las nuevas embestidas de la multinacional y del gobierno, que ahora pretende comprar a los obreros ofreciéndoles miserables indemnizaciones para que desistan de la lucha. Hoy más que nunca es importante seguir llenando de solidaridad activa esta importante pelea, continuar la lucha por el reenganche de todos los despedidos, la nacionalización de la empresa sin indemnización y bajo gestión obrera directa, y por el juicio y castigo a los responsables políticos, intelectuales y materiales de los obreros asesinados, y participar del conjunto de manifestaciones que están planificadas durante junio y julio.
La CMR: Una política desastrosa y traidora
Desgraciadamente, la combatividad de los obreros de la Mitsubishi demostrada en todo este tiempo de lucha, viendo caer a sus compañeros a manos de la represión y la ola de despidos, no tiene ningún correlato con la conducción política del conflicto en manos de los integrantes de la CMR (“Corriente Marxista Revolucionaria”, que edita El Militante) que dirigían el sindicato. Si bien es cierto, como afirma Félix Martínez, dirigente del Sindicato, que “la multinacional no pudiera actuar de este modo sin la complicidad del Ministerio del Trabajo que encubre e impulsa todas sus acciones fraudulentas”, es también cierto que el Ministerio del Trabajo pudo actuar de ese modo porque sabía que contaba con la complicidad de la dirección sindical, que eximía al gobierno de Chávez de la responsabilidad directa en la arremetida contra los trabajadores en función del pacto con la MMC, haciendo recaer las tintas únicamente en funcionarios de quinto nivel de la Inspectoría del Trabajo en la ciudad de Barcelona.
De esta manera, desvían la lucha de los trabajadores, al esconder la verdadera responsabilidad y complicidad del gobierno nacional de Chávez en esta brutal ofensiva de los patronos, además de embaucar a los trabajadores haciéndoles creer que en el país existe un “gobierno revolucionario” y que “se está avanzando al socialismo”, cuando en la realidad es todo lo contrario. El no denunciar que también desde el gobierno venían los ataques llevó a desarmar a los trabajadores en su lucha. La directiva del sindicato apelaba para que los ayudase uno de los responsables de las arremetidas que estaban sufriendo: el gobierno nacional en convivencia con la MMC. Incluso le cubrieron las espaldas al gobernador Tarek William, de su responsabilidad por el asesinato de los dos trabajadores en enero del año pasado.
Pero hay algo peor en la política de la CMR, y es que se han venido negando obstinadamente a un frente único obrero para defender a los trabajadores, aislando la lucha del resto de la clase obrera, pues prácticamente ponían como condición declarar la subordinación al gobierno nacional y a Chávez. Con esta actitud completaban un esquema desastroso y traidor: impedían que los trabajadores en lucha se juntaran con el resto de la clase obrera y organizaciones que pudieran apoyar, si estas no eran declaradamente chavistas. El llevar a los trabajadores a la confianza ciega en Chávez, los ha desarmado, lejos de prepararlos para la lucha. Esto también se ha expresado en la negativa constante de la CMR de llamar a la expulsión de la Mitsubishi Corporation y a la expropiación de la empresa, ya que como ellos afirman apoyan “los convenios internacionales establecidos entre el gobierno del presidente Chávez y el gobierno japonés”. Nada se puede esperar de estos dirigentes sindicales a no ser nuevas derrotas, por eso es necesario que los trabajadores se doten de una nueva dirección sindical política a la altura de lucha que vienen librando.
Cronología de una lucha
12/01/2009 Ocupación de la empresa tras el despido de 135 obreros tercerizados; se exige que pasen a fijos.
29/01/2009 Represión y asesinato de dos obreros por de la policía de Anzoátegui, del gobernador Tarek Willian Saab
22/03/2009 Tras más de dos meses de ocupación, los trabajadores vuelven al trabajo bajo las condiciones draconianas impuestas por la MMC y el Ministerio del Trabajo
24/08/2009 La Mitsubishi inicia lock-out patronal
21/09/2009 Tras casi un mes de lock-out, la MMC lo suspende bajo promesa del Ministerio del Trabajo de avalar despidos masivos y de la directiva del Sindicato
24/09/2009 El MinTrabajo, tras solicitud de la MMC, avala el despido de 11 directivos del sindicato y de 157 trabajadores
11/02/2010 Los trabajadores entran nuevamente en huelga frente a los atropellos laborales y el aumento de los ritmos de producción
11/03/2010 Al mes de la huelga, MinTrabajo la declara ilegal
17 y 20/03/2010 El MinTrabajo, bajo el pedido de la MMC, avala el despido de 15 trabajadores
15/04/2010 Luego de casi dos meses de huelga, los trabajadores vuelven al trabajo bajo las condiciones impuestas por la MMC y el Ministerio del Trabajo.
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