En un escenario nacional donde los diarios sólo publican noticias relacionadas con el Mundial de fútbol, donde la campaña electoral presidencial se configura como un verdadero show de despolitización y donde el gobierno de Lula descaradamente declara que tardará un mes en enviar ayuda a los más de 115.000 damnificados por las inundaciones en el Nordeste, los trabajadores de la USP (Universidad de San Pablo), Unesp (Universidad del Estado de San Pablo) y Unicamp (Universidad de Campinas) se mantienen en lucha. ¿Cómo se explica esta situación? Aunque el aislamiento político y social de la huelga se exprese en la declaración del presidente Lula, que tiene 85% de aprobación popular, cuando dijo que “huelga es guerra, el salario debe por lo tanto ser cortado”, hay que entender que los trabajadores, junto con su sindicato, han expresado un polo de resistencia en la defensa del derecho de huelga y de un modelo de universidad al servicio de la clase trabajadora y del pueblo pobre, que logró influenciar a otros trabajadores de las universidades estaduales paulistas, así como una vanguardia estudiantil, intelectuales y profesores en apoyo a nuestra lucha.
Eso se expresó el miércoles pasado cuando fue publicado de forma destacada en la Folha de San Pablo, uno de los principales diarios de la burguesía brasileña, un artículo titulado “Por una Universidad Pública”, firmado por profesores Francisco de Oliveira y Paulo Arantes, de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP; Luis Renato Martins, de la Escuela de Comunicación y Artes de la USP y Jorge Luis Souto Maior, Juez del Trabajo y Profesor de la Facultad de Derecho de la USP. En el artículo, los profesores afirman que “Todos los que aprecian el régimen democrático deben alinearse con los trabajadores de la USP, que hacen historia con sus luchas, contribuyendo vivamente a la democratización de la universidad...”.
Esta semana impusimos una primera derrota al rector y su política de quebrar la huelga por el hambre de los trabajadores. Una Comisión de Trabajadores fue recibida por el Coordinador de la Gobernación del Campus, y lo hizo retroceder en el recorte de más de 30 días de salario, expresando la importante fuerza que aún mantiene el movimiento huelguístico.
Nuestros métodos combativos de lucha han sido fundamentales para mantener la movilización, y la combinación con una importante campaña democrática han sido clave para demostrar al conjunto de la población y de la comunidad universitaria que el rector Grandino Rodas es lo suficientemente intransigente como para dejar la huelga en un impasse. En un momento en que los trabajadores presentaron una contrapropuesta, exigiendo una mejora del escalafón equivalente al 5% de aumento salarial, además del pago de todos los días de huelga sin reposición de horas y ningún castigo a los luchadores, el rector informó que la próxima negociación se llevará a cabo recién el próximo miércoles, de aquí a una semana, en un claro intento de quebrar el movimiento por cansancio y aislarnos aún más con el comienzo de las vacaciones estudiantiles.
Sin embargo, aún maniobrando, esa situación expresa que el rector también está desgastado, que la falacia del “diálogo”, que venía presentando desde que fue impuesto por el gobernador José Serra, en la universidad ya está superada, y que ahora la universidad conoce al verdadero Grandino Rodas. Los trabajadores de la USP, de este modo, demostraron una vez más su combatividad, organizando una lucha ejemplar que no acepta la imposición de una derrota por parte del rectorado y del gobierno, y sigue organizando a los trabajadores desde la base para resistir todos estos ataques. Si nuestra fuerza no es mayor es sólo por la vergonzosa actitud de las direcciones de las centrales sindicales que, en lugar de organizar la lucha por las reivindicaciones obreras, están al servicio de los apoyos electorales a los candidatos burgueses, y también por la impotencia de la izquierda, comenzando por el PSTU, que se reivindica trotskista y dirige Conlutas e importantes sindicatos en todo el país, que no han hecho nada, absolutamente nada por la huelga.
Peor aún, después de la explosión del Congreso de la Clase Trabajadora (CONCLAT) ningún sector de la izquierda fue capaz de sacar conclusiones de sus errores, especialmente con respecto a la organización de un Congreso por fuera de la lucha de clases y de la construcción de un programa para la clase trabajadora frente a la crisis capitalista. En ese marco, han demostrado total incapacidad y esterilidad para rodear de solidaridad a la USP, Unesp y Unicamp, masificar nuestros actos con la militancia activa, influenciar otros sectores a nuestro favor y organizar un gran fondo de huelga para que nuestra lucha no sea derrotada por el hambre y que tiene más de 1.600 familias sin recibir los salarios. El Comando de Huelga de los trabajadores de la USP dirigió una Carta Abierta a la Nueva Central (ver facsímil) llamando a concretar la Campaña en Defensa del Derecho de Huelga, entendiendo que una victoria de nuestra lucha es una victoria del conjunto de la clase trabajadora brasileña, que muestra que no es necesario aceptar descuentos de los días de huelga como hizo la burocracia sindical en la huelga de los profesores de la red estadual y en la de los trabajadores judiciales.
Frente a un nueva provocación del rector, estamos impulsando una Comisión de Intelectuales, Profesores y Parlamentarios, que exijan la anticipación de la negociación, para avanzar en un desenlace para este duro conflicto, sabiendo desde ya que nos mantendremos firmes para garantizar el pago de todos los días descontados, pues buscamos hacer de esta huelga una lucha ejemplar, contribuyendo a forjar una tradición clasista en el movimiento obrero brasileño.
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