En medio de un vasto operativo militar, fuerzas de élite del ejército colombiano atacaron en la madrugada del 25/9 el campamento donde se hallaba el principal líder militar de las FARC. Allí Briceño murió junto a otros 20 combatientes pero al parecer los combates se extendieron por toda la zona de La Macarena, en las montañas del Meta.
La operación parece haber sido largamente planificada y se apoyó en la infiltración de las filas guerrilleras y el trabajo de inteligencia. Detrás de todo esto, está el papel de los asesores militares norteamericanos, la CIA y el Pentágono.
Este duro golpe a la guerrilla no sólo descabezó a su mando militar, sino que desarticula sus fuerzas en una zona clave y constituye el tipo de éxito que el gobierno y los militares colombianos estaban buscando.
La prensa y el gobierno exultan de exitismo y sin duda tratarán de explotar al máximo este hecho, no sólo en la ofensiva militar contra la guerrilla, sino políticamente, para afianzar el régimen y “legitimar” con sus éxitos en la llamada “guerra contra el terrorismo” la política de “seguridad democrática” heredada del uribismo con sus brutales violaciones a los derechos humanos, masacres de civiles, asesinatos de luchadores por paramilitares, etc. Algo que necesitan pues el presidente Santos busca “lavarle la cara” y asentar el régimen tras 8 años de uribismo del que es heredero.
Hacia la guerrilla, ya han reafirmado que cualquier diálogo debería ser “con las condiciones que impone el Estado”, es decir, las de una virtual rendición. Sin embargo, pocas voces se apuran a esperar una “solución militar” del conflicto interno que conmueve a Colombia desde hace décadas. El fenómeno guerrillero, está hoy debilitado y seguramente el reciente golpe profundizará su retroceso, pero a pesar de su estrategia y métodos nefastos desde el punto de vista de la movilización de masas, refleja de manera distorsionada la resistencia de sectores campesinos y su lucha por la tierra y contra los terratenientes y la represión paramilitar y estatal.
Los socialistas revolucionarios, que hemos criticado consecuentemente la política y los métodos de las FARC, la defendemos incondicionalmente de los ataques del Estado burgués y el imperialismo, denunciamos que el golpe que hoy festejan el imperialismo, la burguesía y el régimen colombiano en su conjunto no traerá ni paz ni tranquilidad al pueblo colombiano, sino que será utilizado al servicio de los planes de Santos para fortalecer la opresión, la represión y la impunidad, así como la entrega al capital extranjero y la sumisión a Washington.
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