Desde 14/10 a las 22 horas, los trabajadores de la refinería EXON MOBIL de Gravenchon (la segunda más grande en Francia) están en huelga con cierre de las instalaciones. De esta manera, siguiendo el camino de las refinerías del grupo francés TOTAL y de otras firmas menores, se ha logrado el bloqueo de un sector clave de la economía. No se veía algo así desde 1968: las 13 refinerías están en huelga con paralización de los envíos de combustible a las estaciones de servicio y depósitos.
Las primeras paralizadas, a pesar de la presión y amenazas de las direcciones, fueron las refinerías de Total Normandía, Total Donges o Total Grand Puits. Sobre esta última, hay una gran presión porque alimenta la cuenca de París y los aeropuertos, la gestión local está amenazando con llevar la refinería en desgasificación en vista de un cierre.
Desde entonces, el pánico se está acelerando del lado del poder: este domingo, el prefecto reclutó forzosamente (bajo amenaza de prisión a 5 años y multas exorbitantes en caso de negativa) a los empleados de Grand Puits para reiniciar los envíos, cuestión que fue impedida por un cordón humano que rodeaba el lugar. En el puerto de El Havre, los ejecutivos de las terminales petroleras y depósitos de distribución, CIM, han reiniciado el oleoducto que va desde esta empresa a los aeropuertos de París, a través de una operación comando. El martes 19/10, luego de una reunión de emergencia de los principales miembros del gobierno, Sarkozy ha dado “instrucciones para desbloquear la totalidad de los depósitos de combustible para restablecer lo más pronto posible una situación normal”. Es que la escasez de combustible se instala y la misma puede ser el tiro de gracia de la reforma de las jubilaciones. Esta mañana, el ministro de Interior, Brice Hortefeux, anunció que en la madrugada las fuerzas del orden habían permitido la reapertura de los accesos de los depósitos de La Rochelle, Donges y Le Mans, donde los huelguistas impedían la entrada a los camiones de aprovisionamiento de las estaciones de servicio. Pero así como se liberan algunos depósitos, otros son bloqueados: esta misma mañana fue ocupado el depósito petrolero de Port-de-Bouc (Bouches-du-Rhône), destinado al reaprovisionamiento de bases militares aéreas y logísticas.
En las refinerías, la moral de los trabajadores es altísima: “Yo jamás había visto una determinación como ésta, -asegura Franck Manchon, delegado CGT-, la cuestión de si continúa o no la huelga no está siquiera planteada” (Le Monde, 19/10), además del apoyo de la población y de los mejores activistas de distintos sectores que están rodeando a los trabajadores de las refinerías frente a una eventual represión.
El movimiento es esencialmente impulsado por los trabajadores que hacen turnos rotativos, en jornadas de 8 horas (mañana-tarde y noche), los 365 días del año y tienen, por ende, el trabajo más insalubre. Actualmente, estos trabajadores se jubilan a los 55 años. Pero con la reforma de jubilaciones, todos los convenios especiales de los que gozan quedarán caducos y deberán ser renegociados.
La situación está muy tensa. Las intervenciones contra la huelga de las refinerías de los CRS (policías) o la gendarmería pueden hacer girar la situación muy rápidamente. “Nosotros continuamos nuestro movimiento” y “una simple orden de evacuación no es suficiente, será un poco más complicado que con los estudiantes, la gente está decidida, muy motivada después de una semana de huelga”, aseguró a AFP el 20/10 un delegado de la CGT de la refinería Grand Puits.
Así como en 1968, los metalúrgicos de las grandes aglomeraciones urbanas y los obreros automotrices, o en 1995 los ferroviarios, los refineros constituyen en esta lucha el sector más decidido y la columna vertebral de la gloriosa lucha de los trabajadores y jóvenes franceses.
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