El gobierno de Sebastián Piñera busca sacarle el máximo provecho al rescate de los mineros. Aprovechando el aumento de su popularidad, se propone no solamente implementar políticas neoliberales y antiobreras –como el Contrato de Primer Empleo-, engañar con demagogia al pueblo trabajador y potenciar figuras políticas para que se transformen en posibles recambios presidenciales. Busca también crear un clima de “unidad nacional”, que no es más que una máscara de la explotación y la impunidad patronal.
300 mineros han quedado en la calle…
El martes 18/10, Laurence Golborne, ministro de Minería, participó de una ceremonia en las afueras de la Intendencia de Atacama, en la que se exhibió la cápsula Fénix 3, construida para el rescate a los 33 mineros que soportaron más de dos meses enterrados en las entrañas del yacimiento San José. Para poder realizar el acto, tuvo que recurrir al resguardo policial. ¿No resulta extraño que este señor, que ha aumentado su “aprobación ciudadana” a niveles altísimos y que comienza a ser indicado como una posible carta presidencial de la derecha, gracias a sus lágrimas farsantes ante el accidente minero en la televisión y a la campaña que buscó mostrarlo como un “salvador”, tenga que recurrir a la policía? ¿Quién perturbó su tranquilidad?
Fueron los mineros de San Esteban que han quedado en la calle. A los 300 trabajadores de la empresa propietaria del yacimiento de San José, no les querían pagar sus salarios de septiembre ni sus aguinaldos. Los señores Bohn y Kemeny, propietarios de esta minera, se declararon en quiebra. Los trabajadores se movilizaron y obtuvieron que la Empresa Nacional de Minería –perteneciente al Estado- se hiciera cargo de lo que se les adeudaba. Pero ahora que es claro que no recuperarán sus puestos de trabajo en San Esteban, exigen que se les pague el finiquito. La patronal está respondiendo con una miserable propuesta, de pagar la mitad en diciembre y la otra parte en cuotas en 2011. El ministro Golborne, descartó cualquier intervención. “Está más allá de las atribuciones del gobierno” (La Tercera, 20 de octubre). Como vemos, no tiene ningún problema en aceptar que los trabajadores queden en la calle.
El miércoles 19 estos trabajadores marcharon en común junto a los huelguistas de Supermercados LIDER y cortaron algunas calles en señal de protesta. La policía respondió deteniendo al secretario del sindicato minero y a dos trabajadores del supermercado y desplegó un operativo con carros lanza-gases.
…pero nos muestran una farsa
Mientras se desarrolla esta lucha en Copiapó, los hogares son invadidos por las imágenes de una intensa campaña de “unidad nacional”. Uno de los ejes de esta campaña consiste en crear una farsa: el gobierno se preocupa de los trabajadores. Ya en agosto, el gobierno creó una Comisión de Seguridad Laboral, presidida por la ministra de Trabajo, Camila Merino. El informe de esta comisión estará listo en noviembre. Ya se han anunciado los ejes centrales de éste: una mayor rigurosidad en la fiscalización a las empresas; una mayor dotación de personal para el Servicio Nacional de Geología y Minería –que en la zona del accidente contaba con sólo 4 funcionarios para más de 300 yacimientos- y una mayor cantidad de dinero para estos cometidos. Haciendo gala de una hipocresía extrema, Piñera llamó a los empresarios a “preocuparse por sus trabajadores”. Pero la propia ministra Merino reconoció “involuntariamente” que todo era mera hipocresía, destinada a evitar cuestionamientos. En un “lapsus” reconoció que el gobierno tenía “indicios de estos problemas de seguridad (en San José). Planteó que se debía “haber actuado con anticipación”. Luego de una reunión con la vocera de gobierno, la UDI Ena Von Baer, intentó borrar sus palabras: “si a lo mejor me expresé mal, hay que corregirlo (…) los indicios son después. Yo me he refería a que después de este accidente hemos sabido que esta empresa tenía serios problemas”... ¿No es raro que ahora esta ministra hable de “indicios”? ¿Cómo puede hablar de “indicios” después de un derrumbe que es una evidencia del tamaño de un buque? La ministra nos miente en la cara.
Esta campaña de unidad nacional es favorecida a través de los medios de comunicación masiva. Los programas de farándula de los canales televisivos ya han comenzado a invitar a los mineros. Se anuncia un viaje a España de cuatro trabajadores y el mediático empresario minero Leonardo Farkas les organizó una cena en homenaje. Algunos “expertos” empiezan a aconsejar a los mineros respecto a su futuro ahora “promisorio”. Buscan instalar así la idea de que el estar sepultados a setecientos metros constituyó un “golpe de suerte”. ¡Farsantes! ¡Quieren ocultar su responsabilidad de este accidente! ¡Quieren ocultar que les interesa sólo aumentar sus ganancias a costa de la explotación obrera!
El royalty: la “oposición” al servicio del oficialismo
Casi al mismo tiempo que se realizaba el rescate, la derecha y la Concertación aprobaron en el Senado y en la Cámara de Diputados una “nueva” política tributaria para la minería, que en realidad no hace más que mantener intacto el saqueo del cobre. El resultado es una invariabilidad tributaria hasta 2023. Con Ricardo Lagos, en 2005, esta se iba a extender hasta 2017. Es decir, aunque los precios del cobre vuelvan a dispararse “a los cielos”, el Estado no podrá imponerle mayores impuestos a estos empresarios. Con ello revela que no es más que un comité que administra los intereses de los capitalistas.
Abrumada por la legitimación de Golborne y el gobierno, nuevamente la Concertación demostró ser una oposición “de cartón”. Bastó que el gobierno suba del 5% al 14% la tributación de las empresas, con un periodo de transición hasta 2012 donde subirá hasta un 9%, dependiendo de la magnitud de las operaciones. El senador Lagos Weber estuvo a la cabeza de las negociaciones con la derecha. Al realizarse las votaciones, sólo el senador Ruiz-Esquide, de la DC, votó en contra. La Concertación revela que predomina más su afán por defender los intereses patronales, que su intención de ubicarse como una oposición.
Estos intereses se pueden calcular en cifras. Codelco –que es estatal- posee sólo el 28% del cobre. Pese a eso aportará al fisco en 2010, 10 mil millones de dólares, mientras que la minería privada que posee el 72% restante, aportará sólo 2.500 millones. Los capitalistas del cobre saquean este recurso y ponen sus ganancias en bancos extranjeros, en los grandes centros capitalistas a nivel mundial. ¿Cómo creer entonces en toda la farsa piñerista de preocupación por el pueblo trabajador?
Hace falta una política obrera, independiente de toda variante patronal Que el gobierno de Piñera pueda montar esta enorme farsa, es fruto de la pasividad del movimiento obrero. Pero esta pasividad no es casual. Los dirigentes oficiales de los principales sindicatos como la CUT o la propia Federación Minera de Chile no movieron un dedo para solidarizarse con los compañeros en el fondo de la mina y con sus familiares. Con ello, permitieron que la iniciativa recayese en el gobierno derechista y en la patronal.
Quienes militamos en Clase contra Clase luchamos por desplazar a estos dirigentes del dialogo social. Luchamos por refundar la CUT con una política clasista y combativa y por una gran Coordinadora Sindical para unificar al conjunto de sindicatos y obreros aun sin organización.
Llamamos a levantar cuerpos de delegados de base en cada lugar de trabajo, para garantizar la seguridad laboral. Luchamos por la renacionalización del cobre bajo control de los trabajadores.
También llamamos a solidarizar activamente con los trabajadores de San Esteban. Es necesario rodear de solidaridad esta lucha, desde otros sindicatos. Es necesario que la Federación Minera de Chile, la Confederación de Trabajadores del Cobre y los principales sindicatos de la minería, llamen a un paro de al menos un día de los mineros del norte, y a acciones de apoyo, para que los compañeros reciban lo que se les adeuda y sean reincorporados en otros yacimientos.
Para dar este conjunto de batallas, es necesario poner en pie una Izquierda Obrera y Socialista, un Partido de Trabajadores Revolucionario. Esta es la batalla de Clase contra Clase.
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