Gerardo Lissardy, París
Con la reforma de las pensiones aprobada por el Parlamento y las protestas en su contra diluyéndose, el presidente francés Nicolas Sarkozy parece anotarse una victoria política mayor, aunque tal vez pírrica.
Este jueves hubo una señal de que los sindicatos pierden fuerza en su pulso con Sarkozy, cuando los paros y manifestaciones contra el retraso de la jubilación menguaron respecto a las jornadas previas de protestas.
La aprobación parlamentaria definitiva del proyecto de ley el miércoles, con el voto de 336 diputados a favor y 233 en contra, sugiere que el aumento de 60 a 62 años en la edad mínima de retiro es casi un hecho en Francia.
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Se trata quizás del mayor logro político como presidente de Sarkozy, que había convertido esta reforma en una pieza clave de su quinquenio y una carta de presentación para buscar posiblemente su reelección en 2012.
Sin embargo, advierten analistas, la aprobación de una reforma impopular en Francia según las encuestas puede suponer un costo político elevado para un presidente que pasa por su índice más bajo de aprobación.
Baja en las calles
Sarkozy apuntaló con firmeza la reforma a pesar de la fuerte resistencia que generó en las calles desde septiembre, e insistió en que es impostergable para revertir el enorme déficit del sistema francés de pensiones.
El presidente se mantuvo intransigente la semana pasada, el momento más álgido de las protestas, cuando chocaron manifestantes y policías y los bloqueos en refinerías de petróleo hicieron escasear el combustible.
Esa firmeza marca una diferencia con gobiernos anteriores, que en 1995 y 2006 dejaron en suspenso reformas de las pensiones y de las normas laborales francesas ante el vigor de las protestas callejeras.
Este jueves, en la séptima jornada de protestas y justo en medio de un período de vacaciones otoñales, los sindicatos admitieron que la cantidad de manifestantes bajó considerablemente respecto a las marchas anteriores.
La CGT, el mayor sindicato francés, estimó que las 270 manifestaciones en todo el país reunieron "cerca de dos millones" de personas, contra 3,5 millones la semana pasada.
El ministerio francés del Interior calculó 560.000 manifestantes y dijo que se trató de "la participación más débil" desde septiembre.
Sarkozy ya ha hecho saber que espera promulgar la ley el 15 de noviembre, si el texto es ratificado antes por el Consejo Constitucional francés, donde la oposición socialista planea desafiar su legalidad.
Para Sarkozy "es una victoria, absolutamente, porque la ley pasó como el gobierno la quería", dijo Guy Groux, director de investigación en el Centro de Estudios de la Vida Política Francesa (CEVIPOF).
Récord de impopularidad
Sin embargo, Groux evitó especular sobre cómo esto puede modificar el apoyo de Sarkozy de cara los comicios presidenciales que se realizarán en 18 meses. "No se puede decir", explicó a BBC Mundo.
Las encuestas son unánimes sobre la enorme pérdida de popularidad que ha tenido el presidente francés desde su elección en 2007.
Esta semana, un sondeo de BVA Orange L’Express indicó que 71% de los franceses están descontentos con las políticas de Sarkozy y apenas 5% de quienes las apoyan dicen respaldar plenamente al presidente.
Algunos señalan que el de Sarkozy sería el rating más bajo de aprobación de un jefe de Estado francés desde que Charles de Gaulle fundó la Quinta República en 1958.
La aprobación de la reforma de las pensiones "puede permitirle (a Sarkozy) ganar algunos puntos en los meses que vienen porque satisface a un tercio del electorado que pide cambios y valora su intransigencia", dijo Federico Vacas, de la empresa encuestadora IPSOS Francia.
Pero, en diálogo con BBC Mundo, Vacas indicó que "a mediano plazo, es difícil suponer que Sarkozy va a lograr remontar de manera significativa su nivel de popularidad".
"Cicatrices profundas"
Sarkozy fue electo en 2007 con la promesa de promover esfuerzos compartidos en la sociedad francesa que darían resultados en la economía nacional y en los bolsillos de los ciudadanos.
"Hoy la percepción que tiene una buena parte de la sociedad francesa es que los esfuerzos están, pero no son ni compartidos ni dan resultados, y esta reforma del sistema de jubilaciones es vista en ese sentido", explicó Vacas.
Los sindicatos prometen seguir con las protestas a pesar de que la ley ya fue votada en el Parlamento y han convocado a una nueva jornada de huelgas y manifestaciones para el 6 de noviembre.
De hecho, aunque los paros rotativos ahora afectan sólo seis de las 12 refinerías de petróleo, la escasez de combustibles continúa y afecta a una de cada cinco gasolineras, según estimaciones del sector.
Y aunque las encuestas señalan que una mayoría de los franceses rechaza los bloqueos de depósitos de combustibles y rutas, un sondeo de la firma CSA indicó que dos de cada tres aún apoyan las protestas sindicales.
Algunos gremialistas como Jean-Claude Mailly, del sindicato Fuerza Obrera, advierten que aún con la ley aprobada aumentará la tensión laboral en el país, porque la batalla dejó "cicatrices profundas" en los obreros.
Todo esto significa que aún es temprano para calcular exactamente cuál será el saldo final de la batalla que Sarkozy hoy parece haber ganado a los sindicatos franceses.
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