Traducción especial para ft-ci.org: Laura Varlet
Los hechos del pasado otoño cambiaron el estado de cosas. En efecto, el gobierno ha podido imponer su reforma con la colaboración de las direcciones sindicales que bloquearon el ascenso hacia la huelga general. Sin embargo, el hecho nuevo es el despertar de la conciencia de clase, poniendo a la orden del día la reconstrucción del movimiento obrero en el momento en que la crisis del capitalismo vuelve inevitable la radicalización de la lucha de clases.
Pero nuestro partido llegó mal preparado a este enfrentamiento. Para nosotros, la ambigüedad de los principios fundadores, que proponían la construcción de un partido sin una clara delimitación de clase y sin zanjar la discusión entre reforma y revolución, está en el origen de nuestra débil implantación en los grandes bastiones obreros así como del seguidismo constante de la dirección respecto de los reformistas.
El NPA debe dar un giro radical. Nosotros no queremos construir un partido electoralista. Queremos construir un partido proletario y revolucionario forjado en la lucha de clases, integrado por los elementos más radicales de la nueva generación obrera que está surgiendo.
Al proyecto de “revolución a través de las urnas” de Mélenchon, nosotros debemos oponerle una estrategia para ganar, la de la movilización revolucionaria de los trabajadores y de la constitución de su propio gobierno que expropiará a los capitalistas, destruirá al Estado burgués y construirá la sociedad socialista planificando democráticamente la economía.
A las traiciones y a las jornadas de acción sin perspectiva de las direcciones sindicales, nosotros le oponemos una política de frente único obrero que ayude a la clase obrera a hacer la experiencia con éstas, poniendo todas nuestras fuerzas en las luchas para desarrollar la auto-organización (comités de huelga, asambleas interprofesionales), la convergencia de las luchas y la huelga general. Al mismo tiempo, damos esta pelea dentro de los sindicatos, por una corriente intersindical de clase.
A la crisis capitalista, le oponemos un programa de transición heredero del de la IV Internacional, ligando las reivindicaciones inmediatas al objetivo del poder de los trabajadores.
Es sólo de esta manera que el NPA podrá atraer a los elementos más combativos de este otoño y constituirse en alternativa obrera y revolucionaria a las direcciones sindicales y partidos reformistas. Así, ayudará a la clase obrera a terminar con el espiral de derrotas y avanzar hacia su emancipación.
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