La tensión social en el Magreb está creciendo rápidamente. Todo empezó con la dramática situación de Mohamed Bouazizi, un informático tunecino de 26 años desempleado, que se inmoló después de que unos policías volcaran su carro de vendedor ambulante por no tener licencia. A partir de allí cientos de protestas se extendieron por todo el país. Unos días después, las protestas se extienden a Argelia.
Provistos de palos y barras de hierro, una rebelión, sobre todo de jóvenes, se apoderó del centro de Orán y de al menos cuatro barrios de Argel, incluido el céntrico de Bab el Oued. Los manifestantes apedrearon y lanzaron cócteles “molotov” contra edificios públicos, empezando por alguna comisaría como la de Bab el Oued.
En ambos casos se pone de relieve la desesperación de una juventud mayoritariamente desocupado, que se considera sin futuro y oprimida por regímenes pro-imperialistas reaccionarios. En Túnez, son las manifestaciones más importantes desde los años ‘80 y por su extensión a todo el país su impacto es mayor a las grandes manifestaciones de los obreros mineros en 2008.
En este pequeño país del Magreb, “según un estudio oficial realizado por el ministerio del empleo tunecino en colaboración con el Banco Mundial, si la tasa de desempleo global era de 14% en 2008, la de los jóvenes de 18 a 29 años era casi 3 veces superior a la de los adultos” (Le Monde, 7/1/11). En ese sentido no hay que sorprenderse de que el desempleo entre los jóvenes sea “la chispa que ha provocado esta revuelta” como explica una joven tunecina de 27 años a un diario español, “pero los manifestantes critican también al poder”. “Los tunecinos están hartos de los 23 años de dictadura, corrupción y de la falta de libertad de expresión” (El País, 5/1/11).
Túnez ya lleva 4 semanas de protestas y disturbios. Tras la muerte de este joven, se realizó una manifestación en la localidad de Menzel Buzayane que finalizó con el asesinato, con dos disparos en el pecho, de Mohamed Amri, estudiante de 25 años. Chawki Hidri de 43 años fue herido de bala y falleció pocos días después. El total de muertos ya es de 50 según fuentes sindicales.
A estas protestas se sumaron los abogados que protestaron contra la represión lanzada por el gobierno. De los 8.000 abogados de Túnez el 95% hizo huelga. También en París se realizó una manifestación “en solidaridad con nuestros hermanos en Túnez (…) Lo que está pasando es un mal por un bien (…) un día la rabia tenía que expresarse”, como contó uno de los participantes (Le Monde, 6/7/11).
Ante la magnitud de la revuelta el gobierno intenta desesperadamente calmar los ánimos: el ministro del Interior fue destituido y el presidente Ben Ali ordenó la liberación de todos los detenidos desde el comienzo de las protestas. Hay que ver qué impacto tienen estas medidas pero hasta el momento ningún anuncio del gobierno hizo bajar la presión.
La golpeada juventud argelina sale a las calles
En Argelia la rebelión es más juvenil, menos masiva, y más violenta que en Túnez. Pero la explosión social puede provocar que se extienda al resto de los países del Magreb. Hay que tener en cuenta que el 75% de los argelinos son menores de 30 años y el 20% está desempleado. Es una explosión que expresa el malestar contra los aumentos de precios de los alimentos y el creciente desempleo. Además, en esta joven y nueva generación hay un creciente descontento contra el régimen.
En Argelia llevan casi una semana con cientos de jóvenes enfrentándose con la policía en las calles. Según los índices, “El coste de la harina y del aceite se ha doblado en los últimos meses, hasta alcanzar precios récord, mientras que el kilogramo de azúcar, que hace pocos meses apenas costaba 70 dinares, unos 0,7 euros, ha llegado hasta los 150 dinares, unos 1,5 euros” (La Vanguardia, 6/1/11). Según fuentes oficiales la desocupación se sitúa en el 10% pero organizaciones independientes lo sitúan en el 25%.
Según datos oficiales, en Argelia ya hay 3 muertos y 400 heridos (de los cuales 300 serían policías). Uno de ellos es un joven de 18 años, Azzedine Lebza, de la provincia de Msila. Otro, un hombre de 32 años asesinado en Bou Smail al recibir un tiro de gas lacrimógeno en la cara. Los enfrentamientos alcanzaron las ciudades de Orán y Blida. El diario El Watan, comenta que las protestas llegaron a la capital y también a las localidades de Dejlfa, Ouargla y a otras regiones del país. Un argelino de 55 años que vive en el distrito de Bad el Oued explicaba que “La juventud está loca contra el régimen. No entiende por qué un país rico es incapaz de ofrecer trabajo, casas y una vida decente a su gente”. Otro de 47 años decía que “los precios son demasiado caros para gente como nosotros. Demasiado, es demasiado”.
La UE y los EE.UU., cómplices de la dramática situación del Magreb
Como no podía ser de otra forma, recién a la cuarta semana de feroz y brutal represión por parte del gobierno tunecino la Unión Europea (UE) ha hecho una declaración condenando “el uso desmedido de la fuerza contra manifestantes pacíficos”. El imperialismo francés por boca del ministro de Agricultura, Bruno Le Maire, con un cinismo vergonzoso declara: “No tengo por qué calificar al régimen tunecino. Soy francés, no tengo por qué juzgar desde el exterior a un gobierno extranjero” (Le Monde, 11/1/11). ¡Como si la injerencia en los asuntos internos de un país, el nombramiento de dictadores serviles y la destitución de los que no lo son más, no fueran una costumbre del imperialismo francés en África!
A los distintos países imperialistas, principalmente quienes mantienen mayor volumen de negocio y expoliación como EEUU, Francia, el Estado Español e Italia, no les interesa en lo más mínimo la vida de los trabajadores del Magreb. Las fuentes distribuidas en los periódicos facilitadas por Wikileaks “confirman que Bouteflika (actual presidente de Argelia) es apoyado por Francia y la UE y que la cúpula militar permitió su reelección pensando que estaba gravemente enfermo” [1]. “El otro cable publicado por El País es del 25 de enero de 2008, o sea 15 meses antes de la elección presidencial argelina de abril de 2009. En un encuentro con su homólogo americano, Bernard Bajolet, entonces embajador de Francia en Argel, había explicado que el gobierno francés y él mismo temían que Argelia se dirigiera hacia una mayor inestabilidad. Explicó que no veía ninguna alternativa a un tercer mandato del Presidente Bouteflika. El Sr. Bajolet explicó que, para Francia, la prioridad en Argelia es la permanencia de la estabilidad económica y el crecimiento” [2].
A efectos prácticos, a la UE (en este caso al Estado Español, Francia e Italia) le interesa que lleguen a buen puerto los acuerdos para la creación de un área de libre comercio (Asociación Euromediterránea) pretendiendo la liberalización total de los intercambios entre la UE y Argel, sobre todo para los ingresos por exportación de hidrocarburos (ya que Marruecos y Túnez tienen un acuerdo parecido). Para el caso de la UE el consumo de gas es proporcionalmente grande, se excede el 20% del consumo de las diferentes energías nacionales, aunque el grado de dependencia del gas de Argelia es menor, gracias a las ramificaciones del gasoducto que viene de Siberia. Para el Estado español el consumo de gas argelino supone un 11% -según el Plan Energético Nacional (PEN)- que abastece a la UE el gasoducto euromagrebí.
Desde este punto de vista, los distintos países imperialistas no van a permitir ninguna inestabilidad social en estos países y van a defender a las élites gobernantes argelinas o tunecinas que asesinan a los jóvenes y los trabajadores que se rebelan contra las condiciones de vida deplorables y la opresión de sus regímenes.
Es necesaria una alternativa revolucionaria
Mientras escribimos estas líneas, nos enteramos que otro hombre en Sidi Bouzid, la misma ciudad que el vendedor ambulante fallecido, intentó suicidarse inmolándose. Su estado de salud es grave. Estos gestos de desesperación son el reflejo claro del grado de descomposición del capitalismo y de la barbarie que representa este sistema. Pero también son una prueba más de la imperiosidad que hay de organizar a la clase obrera mundial en grandes partidos de trabajadores revolucionarios en cada país, coordinados en una internacional revolucionaria. La burguesía, cuanto más bajo cae, más violenta se torna. En estos tiempos de crisis se prepara todo tipo de ataques a las condiciones de vida, ya precarias, de la inmensa mayoría de la humanidad para que los parásitos sigan disfrutando del fruto de nuestro trabajo; para que se sigan despilfarrando vidas destruidas por la miseria, el hambre, las deudas, el desempleo… Solo el movimiento de las masas revolucionarias auto-organizadas puede poner fin a este sistema putrefacto. Es necesario luchar por el resurgir del marxismo revolucionario, por un “renacimiento” de la perspectiva de la revolución socialista.
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