Terminando el 2010, el gobierno del empresario y multimillonario derechista Sebastián Piñera, desde el directorio de la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP, estatal) firmó un acuerdo con la empresa privada Gasco para aumentar los precios del gas en la región de Punta Arenas en el sur del país. El 31 de Diciembre anunció la medida. Ya la región venía siendo golpeada con despidos y recortes presupuestarios.
El alza que sería según el gobierno de un 16,8% en el gas (cuestión que no se sabe al ser “secreto” el acuerdo) y entraría en vigencia desde el 1 de Febrero, significa un aumento sobre el 20% en los productos de consumo básico, el transporte público y el uso del gas.
El anuncio ha provocado las movilizaciones de masas más importantes desde la dictadura en la región de Punta Arenas, ha desarrollado bloqueos de carreteras y del aeropuerto, paralización del comercio y del transporte, cacerolazos en sectores de pobladores y el inicio de un Paro Regional masivo el día miércoles y diversas barricadas en Magallanes, epicentro de la protesta, con 2 mujeres jóvenes muertas la noche del martes en una barricada producto del atropello de un auto que se dio a la fuga y más de 30 detenidos, y que el gobierno y los medio de comunicación han calificado como “una noche de violencia y saqueos”.
Un ataque neoliberal de masas para satisfacer el negocio capitalista
La principal planta de ENAP se encuentra en la región de Punta Arenas, y es la región que recibe los principales subsidios del uso del combustible por los costos más bajos que implica la producción en el país. En el país hay una crisis energética hace años, que los gobiernos de la Concertación intentaron encubrir con diversos negociados con empresas privadas y a costa de mantener un enorme déficit en ENAP, aumentando la importación del gas y los precios al conjunto de los trabajadores en todo el país. Los sectores patronales agrupados en la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) vienen haciendo del tema energético y la productividad (flexibilización y sobreexplotación del trabajo) sus banderas de lucha para aprovechar lo más posible el crecimiento económico que viene teniendo el país (terminando el año con un crecimiento esperado sobre el 5,5%).
Lo que busca Piñera con esta medida es terminar con el déficit de ENAP haciéndolo recaer sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo pobre, quitando los subsidios para igualar los precios “a los del mercado internacional” para garantizar una mayor rentabilidad al negocio capitalista buscando atraer mayor inversión, y con eso de paso, preparar una futura privatización de ENAP y otras empresas estatales como ya se inició con la privatización total de las 4 sanitarias donde todavía quedaba cierta participación estatal (privatizaciones iniciadas por el Demócrata-Cristiano Eduardo Frei abriendo el 70% de sus acciones al mercado el año ’98).
El gobierno intenta resolver la crisis energética con quite de subsidios, aumento de precios y ataques a las masas trabajadores y pobres, mientras satisface a empresas multinacionales como Methanex que es la principal consumidora del combustible en la región.
Una respuesta de masas contra el ataque neoliberal
El alza del combustible ha provocado una respuesta de masas sin precedentes en los 20 años de la “democracia pactada” entre la Concertación y la Derecha tras la dictadura. El miércoles 5 de enero más de 7.000 personas iniciaron un Paro Regional de mediodía como primera medida de fuerza. Hubo bloqueos de las principales arterias de la ciudad, bloqueo del aeropuerto y paralización regional, además de una movilización masiva en el centro de la ciudad de Magallanes. El domingo 9 de Enero, cerca de 20.000 personas marcharon hacia el centro de la ciudad de Magallanes en un acto público contra el alza del Gas y pidiendo la renuncia de la Intendenta.
Este martes desde la tarde se iniciaron los bloqueos de caminos y miles de personas han salido a las calles, se han cortado las rutas y se han hecho decenas de barricadas en diversos puntos de la región preparando el Paro Regional Indefinido iniciado el día miércoles. Han muerto dos jóvenes mujeres en una barricada, donde un auto que se dio a la fuga pasó sobre ellas asesinándolas y dejando en estado de gravedad a una niña de 6 años. El gobierno hipócritamente ha responsabilizado a los dirigentes de esta situación. Además, el día de ayer se registró más de 30 detenidos por la policía.
Se han paralizado empresas, se ha cerrado el comercio y han colapsado las bencineras. Miles de manifestantes han marchado al centro de la ciudad.
Estamos viendo un cambio importante en la situación nacional signado por el inicio de la actividad de masas de resistencia ante un ataque del gobierno derechista, que ya ha anunciado llevar a cabo este año con su plan de “7 reformas” que intenta implementar. Estas protestas muestran –junto a las protestas de fines de año de miles de trabajadores del sector público contra el reajuste mísero del gobierno- que los ataques de la derecha empezarán a encontrar resistencia en sectores de masas que puedan cambiar la situación nacional, luego de un 2010 signado por diversos sucesos (el terremoto y la crisis social en ciudades del sur; el derrumbe de la mina con los 33 mineros atrapados; la masacre en la cárcel de San Miguel donde murieron 81 jóvenes) que tuvo al movimiento de masas sin ser protagonista de esos fenómenos con una respuesta independiente, producto de la política pasiva y colaboradora de las direcciones sindicales del PC y el PS.
Empresarios y políticos patronales se montan sobre la protesta y movilización de masas para contener y desviar el proceso
Estas movilizaciones vienen siendo convocadas por la “Asamblea Ciudadana de Magallanes” que se formó a fines del año pasado, y que reúne en su seno tanto a organizaciones sindicales como la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), la ANEF (Asociación Nacional de Empleados Fiscales), el sindicato de ENAP, junto a organizaciones vecinales, así como a organizaciones de pequeños empresarios de la locomoción y taxi buses, y a organizaciones directamente patronales como la CPC, además de políticos patronales regionalistas, senadores y diputados de la Concertación y figurines regionalistas como el alcalde ex PS, Vladimiro Mimica. Es decir, una asamblea policlasista sin un carácter definidamente obrero y del pueblo pobre.
Estas direcciones tanto patronales y sus políticos (regionalistas independientes o concertacionistas) como las direcciones conciliadoras de los sindicatos y juntas vecinales intentan llevar la lucha hacia una “mesa de negociación con el gobierno” para poner paños fríos a la movilización que se ha tomado las calles y ha paralizado la región, buscando impedir que se profundice y se extienda a nuevos sectores de la clase trabajadora. Por otra parte, lo intentan desviar hacia la “interpelación parlamentaria” que los diputados regionalistas han entablado junto a la Concertación contra el ministro de Energía, quien provocativamente anunció la medida diciendo que “la fiesta se había acabado”.
Pero el gobierno derechista se ha mostrado intransigente con el alza. Desde el primer comienzo ha salido denunciado las protestas y el fin de semana buscó la combinación de migajas paliativas como la extensión de subvenciones a 6.000 familias más pobres, o ayudar a arreglar la calefacción en algunos hogares. Con ello busca dividir al movimiento obrero y el pueblo pobre que le permita desactivar el conflicto. Y actuando provocativamente diciendo que va a hacer respetar el sagrado “orden público” con el envío de policías a la región.
Pero esta intransigencia también limita la política de contención y desvío de las direcciones de la Asamblea de Magallanes. Por eso el gobierno ha buscado “flexibilización” en las negociaciones y las direcciones buscan que el gobierno se comprometa a una “verdadera mesa de negociación”.
El conflicto le ha costado más caro al gobierno de lo que pensaba. Se ha encontrado con la movilización de masas en las calles, un hecho inesperado. Hasta los propios partidos de la derecha han pedido al gobierno “comprensión” de la situación. El conflicto amenaza con escalar y hacer entrar en una crisis política al gobierno, que ha venido de desastres en desastres en todas las encuestas recientes, bajando su nivel de popularidad y aumentado el nivel de rechazo.
Necesitamos fortalecer la movilización y organización obrera y del pueblo pobre de manera independiente y llamar al Paro Nacional
Es necesario frenar este ataque neoliberal del gobierno derechista. Pero eso sólo podemos hacerlo fortaleciendo el Paro en las fábricas y las empresas, la movilización en las calles y la unidad de los trabajadores con el pueblo pobre. ¡Hay que rechazar toda negociación con el gobierno como pretenden las direcciones actuales para sacar la movilización de las calles! ¡Hay que fortalecer el Paro Indefinido y la movilización hasta el retiro del alza y la renuncia de la intendenta!
Para ello, tenemos que exigir la expulsión de las organizaciones patronales, que son directamente enemigas de los trabajadores como se muestra en su agenda de aumentar la precarización laboral junto al gobierno. Debemos desarrollar un programa genuinamente obrero y del pueblo pobre que contemple además de las medidas arriba expuestas: un salario mínimo acorde a la canasta familiar que permita soportar las alzas sostenidas el año pasado; transporte público con pasajes a precios de costo y pelear por la administración obrera de ENAP para impedir una futura privatización que quiere el gobierno. Pero para llevar esta lucha hasta el final es necesario organizarnos independientemente de los empresarios y sus políticos, con una Asamblea Obrera y Popular, abierta al conjunto de los trabajadores, convocada por la CUT y los sindicatos y que funcione con delegados mandatados por asambleas de fábricas, de empresas y de las juntas vecinales para preparar y coordinar lo más ampliamente en las bases la lucha y el Paro Regional.
Pero además necesitamos la solidaridad del conjunto de la clase trabajadora. La dirección nacional de la CUT del PS y PC se han callado la boca con el conflicto. ¡Es necesario un Paro Nacional contra las alzas y la carestía de la vida, así como la solidaridad con el pueblo trabajador de Punta Arenas! Sólo así podremos derrotar el ataque neoliberal del gobierno como hicieron los trabajadores y el pueblo pobre en Bolivia contra el “gasolinazo” neoliberal hace una semana atrás.
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