Tres ministros tunecinos abandonaron el martes el "gobierno de unidad" formado la víspera y miles de personas volvieron a las calles para protestar contra la permanencia en el gabinete de aliados del ex presidente Zine El Abidine Ben Alí, derrocado por una rebelión popular.
Los tres ministros tomaron su decisión a instancias de su sindicato, la influyente central UGTT, que decidió no reconocer a las nuevas autoridades, anunció uno de ellos Husin Dimasi, fugaz titular de la cartera de Trabajo.
Otra formación, el Foro Democrático para el Trabajo y las Libertades (FDLT) suspendió por su parte su participación en el gobierno, lo cual llevó a uno de sus dirigentes a abstenerse de jurar el cargo de ministro de Salud.
Los islamistas, por su lado, buscan reorganizarse tras la caída de Ben Alí, que el viernes pasado huyó del país hacia Arabia Saudita tras aferrarse al poder durante 23 años.
El movimiento islamista Ennahda (Renacimiento) indicó que pediría su legalización para participar en las elecciones legislativas previstas en julio próximo.
El nuevo gobierno, de 24 carteras, conservó a varias figuras prominentes del régimen derrocado en puestos claves, incluyendo los cargos de primer ministro y los ministerios de Interior, Relaciones Exteriores, Defensa y Finanzas, entre otros.
Miles de tunecinos volvieron a salir a la calle este martes, para manifestar su repulsa contra la permanencia de esas figuras.
Unas 5.000 personas se manifestaron durante la jornada en Sfax (centro-este), centro económico del país, indicó un testigo.
Además, miles de personas se congregaron en Sidi Buzid, en la misma región, donde empezó a mediados de diciembre la movilización popular que el viernes pasado obligó a Ben Alí a huir del país, indicó un colaborador de la AFP en esa ciudad.
Para tratar de distanciarse de su pasado, el presidente provisional Fued Mebaza y el primer ministro Mohamed Ghanuchi dimitieron este martes de la Asamblea Constitucional Democrática (RCD), el partido del derrocado Ben Alí, anunció la agencia oficial tunecina TAP.
La RCD, por su lado, anunció haber expulsado de sus filas a Ben Alí y a seis de sus colaboradores, por "la investigación llevada a cabo en el partido, ante los graves acontecimientos que sacudieron al país" durante las últimas semanas.
La rebelión, que según fuentes oficiales dejó 78 muertos, causó pérdidas por 1.600 millones de euros (2.200 millones de dólares), equivalentes a cerca de un 4% del PIB del país norafricano.
El movimiento de protesta popular se inició el 17 de diciembre, cuando un joven de 26 años se inmoló por el fuego en Sidi Buzid.
Ese gesto trágico inspiró a disidentes de otros países árabes: dos casos se produjeron este martes, uno de los cuales se saldó con la muerte de un desempleado de 25 años, Ahmed Hashem al Sayyed.
En total las inmolaciones a lo bonzo recientes en Túnez, Argelia, Egipto y Mauritania causaron ocho heridos y dos muertos.
En Yemen, la policía dispersó con gases lacrimógenos a centenares de personas que coreaban eslóganes a favor de Túnez en la Universidad de Saná.
En Marsella (sur de Francia), un adolescente francés intentó, por motivos desconocidos, quemarse a lo bonzo en un establecimiento escolar privado y fue trasladado al hospital en estado grave.
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