El Frente Amplio y los engaños de esta democracia para ricos
El gobierno del Frente Amplio está haciendo agua en su intento por dar una respuesta al tema de los Derechos Humanos, pero su intención es seguir garantizando la impunidad de los militares y promoviendo la reconciliación y el perdón.
A partir de la media sanción de la Ley Interpretativa que dejaría sin efecto los principales artículos de la Ley de Caducidad, se abrió una crisis al interior del Frente Amplio de difícil salida.
Primero el Senador frenteamplista Saravia votó en contra de la Ley impulsada por el oficialismo, luego el senador Eleuterio Fernandez Huidobro votó según mandataba el Plenario del FA aunque inmediatamente renunció a su banca, en repudio a la ley. Estas eran las primeras muestras (por derecha) de las contradicciones que tiene el oficialismo.
Más tarde vinieron las posiciones en diputados, y ahí la peor postura la tuvo el presidente Mujica, que salió a decir que si no se reveía la medida peligraba el futuro del FA en el poder y metía miedo con que se iban a acabar los derechos humanos, como si ellos durante todos estos años los hubieran garantizado!
Por su parte, el Plenario del Fa volvió a expedirse a favor de la votación de la Ley, esta vez incluyéndole la posibilidad de que sea refrendada por un nuevo plebiscito.
La crisis se hizo más grande en estos días cuando el diputado frenteamplista Semproni anunció que no votaría la Ley Interpretativa en Diputados en consonancia con los dichos de Mujica y haciendo suyos los argumentos de que la votación favorecería a la derecha. Esta posición haría perder el número de votos que precisa el oficialismo para votar la Ley que tiene prevista la sesión para el jueves 19 de mayo. Semproni, quien luego mantuvo una reunión con Mujica, reafirmó su votación contraria a la Ley.
Es un verdadero escándalo que el FA haga votar una ley que luego quiera someterla a plebiscito y transforme todo esto en un nuevo fracaso desligándose de toda responsabilidad y excusándose diciendo “el pueblo volvió a laudar”.
Esta maniobra pretende sancionar una ley para dejar contenta a la comunidad internacional que se expidió en el caso Gelman y apelar a una retórica izquierdista y de los derechos humanos, y a lo sumo meter en cana a algún jerarca más, pero manteniendo la impunidad del conjunto de las Fuerzas Armadas que participaron. Por si fuera poco, quieren hacer meter al pueblo en un nuevo referéndum sobre un tema que no se puede plebiscitar, como son los Derechos Humanos. Quieren canalizar el reclamo de Justicia en otro referéndum. Es una nueva trampa para desmovilizarnos y sacarnos de nuestro terreno de lucha que es EN LAS CALLES. Solo con la lucha y la movilización lograremos imponer el Juicio y Castigo a los militares y sus cómplices.
El régimen, los militares y el rol de las Fuerzas Armadas
Desde el Pacto del Club Naval, pasando por el último plebiscito (que no impulsaron) y hasta la falta de voluntad política de anular la Ley de Caducidad cuando tuvieron mayoría parlamentaria, demuestra que el FA no quiere juzgar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad sino que quiere dar vuelta la página, cerrar este capítulo de nuestra historia (que tiene consecuencias en el presente) y meter en el olvido todo lo que nos pasó. Hay pactos (secretos y no) que atan a miembros del FA en mantener la impunidad de los militares.
Esta política de reconciliación con las FFAA y de seguridad es necesaria para el gobierno que garantiza los intereses de los capitalistas. Se precisan unas fuerzas armadas y una policía creíbles y prontas para intervenir cuando sea necesario. Ya las usaron en la represión a los artesanos. También en las razzias y detenciones arbitrarias y en el constante maltrato policial hacia la juventud. Ésta es la verdadera utilidad de las fuerzas de represión en un Estado que mantiene la desigualdad de clase y la perpetúa. Tanto Mujica como Topolansky se quejan de las críticas que reciben desde la derecha por el mamarracho que están haciendo con el tema de los Derechos Humanos, pero no dicen ni una palabra de la campaña fascista montada por la derecha partidaria y continuada por los medios masivos de comunicación contra la juventud a partir del fantasma de la inseguridad, creando una “sensación térmica” que justifique mayores medidas represivas y criminalizando la pobreza y la juventud. Así los “progresistas” del Frente Amplio trasladan la responsabilidad, pero ellos mantuvieron lo esencial del modelo económico que los partidos tradicionales implementaron y continuaron sin ninguna contradicción. Este es el verdadero problema estructural de la “inseguridad”: la desigualdad social que genera el capitalismo a partir de la falta de empleo digno y estable, la proliferación de trabajo en negro, mal pago, la precariedad en los sistemas de salud y educación, la discriminación de todo tipo, la falta de vivienda, la miseria de los asentamientos, el excesivo costo de la canasta básica, estas son las causas estructurales que nadie quiere tocar porque llevaría a cuestionar la riqueza capitalista.
La caída de la popularidad de Mujica
Durante los últimos días vimos cómo las estadísticas mostraban una importante caída en la popularidad de Mujica en relación a los altos índices con que contaba al inicio de su mandato. Bajó 9 puntos desde marzo y actualmente está en 41% de aceptación de su gobierno, mientras que cuando asumió en 2010 contaba con un 75%. Esto estaría expresando un descontento de sectores frenteamplistas que tenían expectativas en que el ex tupamaro en el poder avanzaría en aspectos que el anterior presidente Tabaré Vazquez no hizo, como reducir la brecha de ingresos entre ricos y pobres, terminar con el trabajo en negro, precario y mal pago, disminuir la pobreza y la marginación. Sin embargo, el gobierno de Mujica, tal como lo anticipó, mantuvo el modelo económico anterior profundizando la desigualdad social.
Por otro lado, sus dichos de que no quería encarcelar “viejitos” o que los adictos a la pasta base debían hacer el servicio militar obligatorio, fueron comentarios que no cayeron bien en su base frenteamplista, y mostraban un giro a la derecha inclusive mayor al de Tabaré Vazquez.
Los últimos comentarios fueron alrededor de la ley interpretativa cuando en declaraciones dijo que a él le interesaban los problemas de la gente de la calle y que estas cosas eran inventos de los medios, quitándole legitimidad a la lucha histórica de los organismos de derechos humanos y familiares y presos políticos.
“No tengo ninguna expectativa, después a los 10 o 15 días veremos” dijo Mujica sobre la votación de este jueves, restándole importancia al tema y ninguneándolo.
La Marcha del 20 de Mayo
Como en otros años, la Marcha de Silencio viene siendo utilizada por el Frente Amplio para convencernos de que la pelea es solo para saber la verdad sobre el destino de los desaparecidos presionando para que los militares den alguna pista. Con esto bastaría para perdonar a los asesinos y torturadores. Se olvidan de los miles de casos de presos políticos, de torturados, de exiliados, de mujeres militantes atacadas sexualmente. Tanto la desaparición como el resto de los crímenes exigen justicia. ¡NO NOS RECONCILIAMOS CON NUESTROS VERDUGOS! Organizaciones estudiantiles opositoras a la política oficialista de la FEUU como el Centro de estudiantes de Humanidades estaremos convocando para marchar con una postura independiente que claramente denuncie la reconciliación que nos quieren imponer y exija el Juicio y Castigo.
Frente a las acciones, paros y movilizaciones que convoca el PIT-CNT, aliado incondicional del gobierno, y frente a la política del Partido Comunista que se empeña en sostener a Mujica, tenemos que oponerle una política de total independencia del oficialismo y su intención de reconciliación.
Hay un llamado del mismo Frente Amplio que convoca a movilizarse el jueves 19 para abrazar la votación de la Ley en Diputados. Sin embargo, quienes no confiamos en la ley interpretativa tenemos que decir claramente: Hay que anular YA la Ley de Caducidad. Si el Frente Amplio no lo hace es porque quiere mantener la impunidad, como lo hizo durante todos estos años.
Hay que seguir manteniendo nuestras banderas bien en alto: tenemos que poner en pie un movimiento amplio en la defensa de los derechos humanos que impulse una gran campaña democrática pero sin demostrar ninguna confianza en que esta ley interpretativa vaya a acabar con la impunidad, y exigir la anulación de la Ley de Caducidad y el juicio y castigo a TODOS los represores.
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