A fuerza de frecuentar las altas cumbres, Dominique Strauss-Kahn (DSK), precandidato favorito en las encuestas del Partido Socialista francés (PS) para las elecciones presidenciales de 2012 y Director Gerente del FMI, terminó despeñándose.
El terremoto que está produciendo el “fuera de juego” de DSK sobrepasa las fronteras de Francia. El hecho de que venga a perturbar los sabios cálculos políticos de la burguesía y de uno de sus partidos, el PS, es ante todo el problema de la burguesía. Esto no cambia demasiado las posibilidades de los trabajadores, de la juventud, de las clases populares, de verse atacados en toda la línea si en 2012 se elige un presidente del PS o de la UMP (Unión por un Movimiento Popular), ya sea que se llame DSK, F. Hollande, S. Royal, L. Fabius (precandidatos del PS) o el actual presidente derechista Sarkozy.
Sin embargo, para hacernos creer que las clases populares o el “pueblo de izquierda” correrían la misma suerte que DSK, nos bombardean desde el pasado domingo con sondeos de opinión para saber si DSK es un hombre honesto y si no es objeto de un horrible complot. En realidad, el principal complot hoy en día es el que se trama contra los trabajadores griegos, irlandeses y portugueses (y la lista podría alargarse) del que el FMI y la burguesía piensan aprovecharse. La sola y única víctima de esta historia y a través de la cual se supo el escándalo es la mujer que acusa a DSK de tentativa de violación, una trabajadora inmigrante del Bronx.
La extraña paradoja de DSK es ser un hombre muy avaro con lo público, como cuando fue ministro de economía bajo el gobierno de la “izquierda plural” de L. Jospin, y lanzó un programa de privatización más ambicioso que el de todos los gobiernos de derecha precedentes; además adepto al régimen de la miseria (para los que cobran el salario mínimo y los trabajadores) y, sin embargo, tan generoso cuando se trataba de su confort personal, de paseos en Porche, generoso en caricias no consentidas y en derecho carnal medieval en versión socialista.
¿Quién se beneficia con la caída de DSK?
La exclusión de DSK de la candidatura presidencial podría relanzar la guerra interna entre los pesos pesados del PS. Este hecho rinde un fabuloso servicio tanto a la izquierda reformista, como a la derecha de Sarkozy.
Antes que nada, Sarkozy aún siendo prudente y dando orden a sus ministros y gente cercana de mantener un perfil bajo, se deshizo de su mejor contrincante para 2012. DSK había sido objeto en 2007 de su estrategia “de apertura” a través del apoyo que le había dado al mando del FMI, y así pensaba, de manera equivocada, que lo había separado por un tiempo del panorama político francés. Esta vez, sin que haya sido previsto o buscado (en realidad casi una constante del sarkozysmo), DSK está definitivamente fuera de juego.
El affaire DSK le viene bien también a Jean Luc Mélenchon y el Frente de Izquierda (FdG, Front de Gauche, integrado por el Partido de Izquierda y el PCF). Más allá de las apariciones mediáticas del jefe del Partido de Izquierda contra los “social-liberales”, entre los que colocaba en primer lugar a su antiguo colega cuando él también como ministro aprobaba todas las infamias “social-liberales” del gobierno PS-PC-Verdes entre el año 2000 y 2002, la exclusión de DSK de la carrera presidencial resuelve muchos problemas. Efectivamente, el FdG no puede ni por un momento pensar la idea de no llamar a votar al PS en segunda vuelta en 2012, a menos que acepte dar por terminada su representación parlamentaria en la Asamblea Nacional (especialmente la del PC). Como dijo el diario Libération, tanto si va M. Aubry (presidenta del PS) como F. Hollande (precandidato del PS), Mélenchon tendrá libertad de acción para obtener algunos beneficios en la segunda vuelta con la hipótesis bastante probable de un enfrentamiento PS/UMP y negociar su apoyo al gobierno de centro-izquierda.
¿DSK del lado de los trabajadores europeos o del lado del euro?
El arresto y la probable renuncia de DSK como director del FMI abre un período de importantes incertidumbres para las burguesías europeas, sobre todo a causa de la vuelta del FMI al centro de la escena desde la explosión de la crisis financiera internacional y de su implicancia en las cuestiones europeas. A menos que uno sea más o menos partidario de una suerte de regulacionismo de los mercados que DSK predicaba y crea que las recetas administradas por el FMI en Grecia, Irlanda o Portugal habrían sido menos malas para las clases populares que el escenario de la cesación de pagos (o viceversa), es inútil precisar que el rol jugado por DSK en la dirección del FMI ha sido el de asegurar una cohesión de los mercados internacionales, en un primer momento frente a las dificultades de Islandia, Pakistán y de Ucrania, luego con el fin de evitar una fisura quizás irremediable, que habría significado la salida de Grecia o de Irlanda de la zona euro.
Como destaca el Financial Times “los programas más importantes del FMI conciernen hoy a Europa. La crisis de la zona euro, potencialmente contagiosa, representa la principal amenaza para la estabilidad financiera internacional. (…) La talla de sus programas pone en segundo plano a las otras acciones del FMI” (15/05/11). Es por eso que el Financial Times reclama a un europeo para reemplazar a DSK porque su sucesor tendrá que asumir un rol ante todo político más que técnico, en las negociaciones entre las diferentes burguesías europeas, cuyos intereses son cada vez más divergentes mientras se profundiza la crisis; y esto aunque Paris, Berlín y las demás capitales por ahora no tengan otra alternativa que unirse para solucionar lo más urgente. Esto no quiere decir, por ejemplo, que Merkel esté dispuesta a participar de buena gana en los más de 60.000 millones de euros destinados a Grecia con el fin de evitar que Atenas entre en cesación de pagos. Es en este sentido que “la importancia primordial del FMI durante la crisis de la zona euro ha sido política: en una situación marcada por una falta de líder político de la zona euro, el FMI [en este caso DSK] había llenado el vacío” (ídem). Es sin duda por esto que inclusive Washington está a favor de que el puesto sea ocupado por un europeo.
Sin embargo, reemplazar a DSK no será un asunto menor. Esta es la decisión de las economías llamadas “emergentes”, India y China en primer lugar, que quisieran poner a uno de los suyos al mando de la institución. De hecho, estos países quieren sacar provecho de las actuales dificultades de las economías imperialistas para negociar en posición de fuerza y hacer presión sobre las grandes capitales en el marco de las importantes negociaciones que tendrán lugar en la reunión del G20 este año. Por otra parte, las diferencias internas en el seno de la Unión Europea no permiten asegurar que Bruselas logrará hacer nombrar a uno de sus representantes al mando del FMI con el objetivo de evitar que se profundice la crisis de la zona euro. En tal caso, una cosa es cierta. Sea cual fuera la nacionalidad del financista mundial, los trabajadores, también sea cual fuera su nacionalidad, no tienen que esperar nada bueno de esto.
El escándalo “berlusconiano” de la burguesía francesa y la alternativa de clase
Esta nueva crisis que se abre para el PS está lejos de ser una crisis para los que quieren deshacerse de la política pro-patronal que Sarkozy lleva adelante. Por el contrario esto es una crisis para los que desean deshacerse de Sarkozy pero manteniendo su política. Este era el proyecto de DSK. Lo atestigua el vibrante homenaje que le rindió Laurence Parisot, de la central patronal MEDEF. El escándalo “berlusconiano” de DSK podría favorecer el fortalecimiento de uno de los campos burgueses a menos que los trabajadores logren a partir de hoy, sin esperar a 2012, iniciar la pelea para hacer oír su voz, sobre los salarios, el empleo y los derechos de los sectores más empobrecidos de las clases populares, empezando por los precarizados y los trabajadores inmigrantes. Por eso es necesario fortalecer una alternativa de clase, radicalmente opuesta a la izquierda burguesa y a sus aliados del Frente de Izquierda. Es en este sentido que el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) no puede aparecer como una variante izquierdista de ese mismo FdG y mucho menos “refundarse” para poder diluirse mejor en él. Estamos convencidos de que no solamente es necesario sino posible que el NPA no aparezca como una variante suplementaria de la oferta política francesa, sino como un partido de la lucha de clases, revolucionario, radicalmente alternativo a este sistema. Por esta perspectiva lucha la Corriente Comunista Revolucionaria-Plataforma 4 del NPA.
París, 17-5-11
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