El pasado 16 de septiembre, se realizó en el Zócalo de la ciudad de México la Convención Nacional Democrática (CND). Convocada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el Frente Amplio Progresista (encabezado por el PRD, el PT y Convergencia) reunió a una cantidad que algunos estiman en un millón de personas. Llamada por AMLO con el fin de “desconocer el cómputo oficial; rechazar la usurpación y desconocer a Calderón como presidente; (y decidir) si se constituye un gobierno de la República”, se planteó “sentar las bases de una nueva republica” y “crear nuestras instituciones de acuerdo con lo establecido en el artículo 39 de la Constitución’’ (La Jornada, 28/8/06). La CND se realizó en medio de gran descontento con el fraude y mientras continúa en pie de lucha la heroica Comuna de Oaxaca, liderada por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que es el punto más alto de la lucha de clases en nuestro país. Para distintas organizaciones de izquierda (algunas de las cuales se reclaman trotskistas) la CND era un paso favorable en la lucha de las masas [1]. Nuestra posición, presentada en Estrategia Obrera 53, sostenía la necesidad de una política claramente independiente respecto al PRD, desarrollando una lucha nacional que unifique la heroica lucha del pueblo oaxaqueño con el descontento contra el fraude. Opinamos que es necesaria una discusión respecto al resultado de la CND y a cómo luchar contra el fraude y por el conjunto de las demandas de las masas oprimidas y explotadas, así como balancear las posturas planteadas por las organizaciones de izquierda. Aquí presentamos algunos apuntes para avanzar en ese sentido.
La lucha contra el fraude y la política de la CND
La CND expresó el gran descontento existente en amplias franjas de la población que se movilizaron al Zócalo, para quienes este llamado aparecía como una política alternativa y una oportunidad para discutir y resolver los pasos a seguir en la lucha contra el fraude.
Las declaraciones de AMLO del estilo de “Al diablo con las instituciones” y su desconocimiento del triunfo de Calderón son un fuerte elemento de enfrentamiento al interior del régimen político. El principal y más popular dirigente del PRD, partido pilar de la transición pactada y del posterior régimen de la alternancia, está confrontado con el resto de las instituciones y en particular con el partido de gobierno.
Sin embargo, más allá de las expectativas de los trabajadores y jóvenes que acudieron a la CND, su dinámica y resultados echan luz sobre el carácter de la política de la dirección perredista.
– El nombramiento de AMLO como “presidente legítimo” y su “plan de acción” (que no se propone unificar la lucha de Oaxaca con el descontento contra el fraude ni avanzar a la huelga nacional), demuestran que se trata de una política de presión extrema sobre las instituciones, que no cuestiona la esencia de los mecanismos políticos e institucionales de dominación de la burguesía ni busca acabar con el régimen por la vía de la acción de masas, sino más bien su reforma y “democratización”. El resultado de esta política ya lo vimos en 1994, cuando la transición pactada entre los tres partidos (PRI, PAN y PRD) posibilitó que el viejo priato se autorreformara y diera lugar, en el 2000, a un nuevo régimen burgués, la alternancia, el cual, más allá de los cambios cosméticos, preservó la antidemocracia, opresión y explotación sobre los trabajadores y campesinos de México.
– Y es que, más allá de las declaraciones de AMLO, el PRD demostró que no está dispuesto a darle la espalda a las instituciones. Por ello, mientras AMLO convoca a la CND, los senadores y diputados toman sus cargos en el fraudulento Congreso de la Unión (asì como Marcelo Ebrard en el Gobierno del DF), demostrando que están lejos de querer romper con las mismas instituciones a las que en el discurso denuncia. Como en la reciente reunión de la Convención Nacional de Gobernadores, donde los cuatro gobernadores del PRD acordaron -junto a los del PRI y del PAN-, un punto de acuerdo en apoyo a Ulises Ruiz,. De igual forma, en Oaxaca, los diputados estatales del PRD y del Frente Amplio Progresista impulsaron el llamamiento a la Secretaria de Gobernación para que envíe la Policía Federal Preventiva para “restablecer el orden”.El sol azteca se muestra como un defensor de las instituciones y un enemigo de la principal acción de las masas a nivel nacional, como es la lucha de la APPO. De la misma forma que AMLO y su partido mantiene un silencio cómplice por los presos políticos de Atenco, violentamente reprimidos por la policía municipal, estatal y federal bajo las ordenes de los gobiernos de los tres partidos (recordemos que el presidente municipal es perredista, en tanto el gobierno estatal es del PRI).
– Las declaraciones en contra de la pobreza formuladas por la dirección de la CND, son un discurso que logra aglutinar el descontento con la miseria provocada por seis años de gobierno panista. Pero la realidad es que, más allá de sus discursos, AMLO y el PRD no cuestionan este sistema basado en el dominio de unas cuantas familias de capitalistas y terratenientes (como el emporio Slim, amigo y “socio” de AMLO) sobre la economía, y en la explotación y opresión de la gran mayoría de los mexicanos.
– Como decimos arriba, el plan de acción impuesto a la CND muestra el carácter de la dirección perredista. De igual forma en que evitaron convocar a nuevas acciones como las del 16 y 30 de julio, y que el 1° de septiembre no quisieron una gran concentración frente al Congreso de la Unión, el plan de acción decidido el 16/9 no esta orientado a derrotar y derribar al régimen político. El mismo es, en los hechos, un instrumento de presión sobre las instituciones y para consolidar a AMLO como dirigente nacional de un gran movimiento de oposición, durante los próximos años.
– La causa de esto es que López Obrador y el PRD -por su pertenencia al mismo régimen burgués y sus vínculos con el sector patronal representado por el magnate de las telecomunicaciones Carlos Slim Helú-, no están a favor de una movilización que vaya contra el régimen anti-obrero y anti-popular, y solo pueden limitarse a una presión extrema sobre las instituciones cuyo objetivo es reformar al régimen. Esta política ya demostró ser impotente para derrotar al fraude y para desarrollar, generalizar y darle una perspectiva combativa y de lucha al descontento que se expresó en toda su magnitud el 16 y 30 de julio. La CND y su plan de acción buscan llevar el movimiento antifraude a ser la base de apoyo política de AMLO y de su brazo político, el Frente Amplio Progresista, tras un programa “antineoliberal” de conciliación de clases.
– Bajo esta estrategia política, la CND estuvo lejos de ser un embrión de poder popular, como incorrectamente plantean algunas organizaciones que se reclaman socialistas (que plantean incluso que “puede ser la base de un órgano de gobierno que integre colectiva y democráticamente a las fuerzas que sostienen” dejando de lado que sería un poder hegemonizado por políticos burgueses). Nosotros sostenemos que, mientras que la CND se realizó bajo la política burguesa de mantener un “movimiento pacífico y no violento” que no cuestione la “legalidad”, la comuna de Oaxaca sí representa un embrión de un verdadero poder alternativo al poder burgués, que se sostiene en métodos radicalizados de lucha, en la acción insurrecta de las masas y en una organización que controla territorialmente la ciudad.
La CND, muy lejos de ser democrática
La CND estuvo lejos de ser una verdadera instancia de decisión y resolución democrática; no se realizaron mesas de discusión, los resolutivos fueron votados a mano alzada sin escuchar las opiniones y disidencias existentes. No hubo ninguna posibilidad de que se expresaran propuestas alternativas a las de AMLO, ni que las organizaciones obreras, campesinas, populares y de izquierda pudiéramos presentar nuestro programa. Fue un mitin organizado para apoyar políticamente a AMLO, y no para escuchar y debatir las demandas obreras y populares. Asimismo, no tuvieron lugar los sectores en lucha contra el gobierno, como los trabajadores y luchadores de la APPO, los presos y ex presos políticos de Atenco, los huelguistas de Sicartsa. Pero quienes si tuvieron un lugar reservado fueron los políticos salinistas provenientes del PRI (como Camacho Solís y Ebrard). La CND, más allá de la voluntad de los cientos de miles de participantes, estuvo organizada de forma vertical y burocrática, con el fin de refrendar la política lopezobradorista e impedir que surgiesen posiciones de izquierda que fueran más allá de la línea del PRD y AMLO.
¡Qué lejos del funcionamiento de la APPO donde se expresan (con todos sus límites) los distintos sindicatos y organizaciones en lucha! Hay que decirlo, esto desmintió las expectativas que muchas organizaciones de la izquierda tenían en que la CND sería un “paso” en la lucha popular...
Por una lucha radical y revolucionaria contra el régimen de la alternancia
Lamentablemente, los sindicatos como el SME no expresaron ninguna posición alternativa y su dirigente Martín Esparza se hizo parte de esta política, llamando a los trabajadores a subordinarse a la misma (mientras que dos de sus dirigentes son diputados por el PRD).
Por otra parte, distintas organizaciones de izquierda (como las que firman el documento mencionado) olvidaron no sólo la necesaria crítica a AMLO por su política frente al fraude, sino también sostener -ante esta dirección de carácter burgués- una orientación para que los trabajadores intervengan en la actual crisis con una perspectiva independiente y en defensa de sus reivindicaciones, impulsando la alianza obrera, campesina y popular.
Los socialistas estamos en la primera trinchera del combate por las demandas democráticas, como es el caso de la lucha contra el fraude y lo hacemos sin ningún sectarismo. Pero lo hacemos impulsando el único camino para imponerlas: la movilización independiente de las instituciones y mecanismos de desvío que instrumentan los regímenes y sus partidos.
En ese sentido, sostener que la CND era un “gran paso”, obviando que la política de AMLO buscó contener y encauzar el movimiento bajo una política burguesa, es un craso error. Bajo esa perspectiva se llegó a plantear que “los 5 temas a discutir (propuestos por AMLO) son correctos” y que “proponemos tomar en cuenta elaboraciones programáticas que ya han surgido del propio movimiento”, lo cual lleva a mejorar el programa de esta dirección burguesa, sembrando expectativas en lo que es a todas luces una trampa para institucionalizar la movilización democrática y transformarlo en un movimiento político de apoyo a AMLO.
Frente a esto, es necesaria una gran lucha nacional, que unifique la heroica lucha de la Comuna de Oaxaca con el descontento con el fraude, encabezada por los trabajadores con sus métodos de lucha (y en primer lugar por la CNTE y la APPO) y apuntando a que se incorporen a la misma los grandes destacamentos de la clase obrera de la industria y los servicios a nivel nacional, preparando el camino para una Huelga General que eche abajo el régimen de la alternancia e imponga una Asamblea Constituyente Revolucionaria. Esto es algo que AMLO y el PRD jamás harán, y los socialistas debemos ser claros y contundentes en una salida para que la clase obrera responda a las demandas democráticas del conjunto de la población, la cual no podrá lograrse en los marcos de la legislación burguesa (sea la Constitución de 1917 o una eventual nueva constitución reformada a la medida de los Slim y otros magnates).
En esa Asamblea Constituyente Revolucionaria los trabajadores y campesinos podremos discutir libremente nuestras reivindicaciones, comenzando por las demandas del magisterio y la APPO de Oaxaca.
En el camino de imponer esta Constituyente Revolucionaria, los trabajadores y el pueblo desarrollarán su autoorganización y sus métodos de lucha, así como la convicción de que, como apunta el ejemplo de Oaxaca, es necesario un gobierno de los trabajadores y el pueblo que acabe de una vez por todas con este sistema de explotación y miseria.
Llamamos a las organizaciones que se reclaman socialistas (POS, LUS, GAR, PRT) a iniciar un debate publico, abierto a la vanguardia obrera y juvenil, sobre la política a tener frente al movimiento democrático y ante AMLO y el PRD, como parte esencial de la discusión sobre el programa y la estrategia que debe tener un nuevo partido de trabajadores revolucionario unificado en México, lo que es una necesidad cada vez más acuciante para poder dar una orientación y un programa correcto frente a las luchas heroicas como la que están dando los trabajadores y el pueblo oaxaqueño. Dirigimos también este llamado a los militantes del Militante, a quienes les proponemos que rompan con el PRD, ya que, para avanzar en la construcción de un partido genuinamente revolucionario en México es necesaria la independencia política y organizativa respecto a todos los partidos de la burguesía.
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