Los tres primeros meses del gobierno de Dilma fueron coronados con su primera gran crisis política. La caída de Palocci, ministro de la casa civil, el "hombre fuerte" del gobierno, expresa una crisis más estructural de un gobierno marcado por intereses tan heterogeneos en su base. El gobierno sale con otra cara de esta crisis, no por la nueva figura que ocupará el cargo de Palocci, la ministra Gleisi Hoffmann, del PT de Paraná, sino como un gobierno más debilitado con fracturas expuestas en su propa base.
La crisis de Palocci explotó en un principio tras una denuncia de que sus bienes se habían multiplicado por seis en un período de cuatro años, momento en el que el ministro brindaba "consultoría" (lobby, tráfico de influencias) a grandes empresarios y período marcado por la preparación de la disputa electoral para la presidencia. Palocci ya estuvo envuelto en un escándalo de corrupción en el gobierno de Lula en 2006, lo que fue uno de los factores para que Lula retrocediese en lanzarlo como candidato a la presidencia antes de la figura de Dilma.
La caída de Palocci se dió por la debilidad estructural del actual gobierno en lograr hegemonizar una base de aliados con intereses tan distintos, como un costo pagado por la extensión de esa base que reune decenas de partidos, desde ex stalinistas hasta evangelistas y ruralistas. Antes de la caída de Palocci el gobierno ya estaba sangrando mientras no se decidía entre defenderlo o defenestrarlo. La votación del Código Forestal, sobre la que Dilma tenía solo algunas diferencias (en lo esencial tenía acuerdo con el código que ayuda a desmatar y fortalece a los latifundios) permitió abrir una crisis con el PMDB que apoyó el proyecto de Aldo Rebelo, del PCdoB, también de la base oficialista y que estuvo de manos dadas en la defensa de la votación del proyecto con la ganadera Kátia Abreu, del PSD (partido de Kassab, ruptura del PSDB, del estado de Tocantins). La segunda crisis se dió con el veto de Dilma al kit antihomofobia, programa que sería aplicado en los colegios como medida de combate a la homofobia, que abrió más de una crisis con el ministro de educación Fernando Haddad. Por más tímido que fuese el proyecto del kit, la bancada evangelista y la Iglesia Católica salieron al combate contra su implementación y Dilma tuvo que retroceder bajo amenazas de que nuevos sectores aumentaran las denuncias contra Palocci.
Ante esta crisis con una de las principales figuras del gobierno, la Procuraduría General de la República garantizó que Palocci fuese declarado inocente de las acusaciones y esa fue la cartada final de Palocci. La Procuraduría General actuó como "abogada" de Palocci, dando un "parecer" de inocencia sin cualquier investigación y relevamiento. Palocci necesitaba esta garantía "legal" para aceptar su demisión, logrando, una vez más, salir del gobierno sin correr riesgos judiciales. Y ese fue el hecho: Palocci usó las palabras de la Procuraduría para decir que optaba por dejar el cargo para no entorpecer la gobernabilidad de Dilma y para "preservar el diálogo" del gobierno. Antes de la caída de Palocci, Lula y Dilma habrían evaludado las contradicciones de su continuidad en el gobierno. Sin embargo, ni siquiera la bancada petista salió en defensa del ministro luego del pronunciamiento de la Procuraduría y sectores del PMDB estaban listos para integrar una comisión con el pedido de testificación y clarificación de los voluptuosos aumentos de la renta de Palocci en la Cámara de Diputados. Mientras tanto, petistas "progresistas" como Paulo Hernique Amorim, sindicalistas vendidos pero base importante del gobierno como Paulinho de Força Sindical (PDT-SP), y diversos gobernadores y senadores del PT exigían la cabeza de Palocci junto con la oposición.
Detrás de este movimiento, quien salió más beneficiado fue el PMDB, partido que fue puesto en segundo plano en las divisiones de cargos en el período de transición del gobierno. Con el desarrollo de la crisis de Palocci, luego de la votación del Código Forestal, Michel Temer, presidente del partido, vice de Dilma, ya había dejado en claro que el cacique del mayor partido de alquiler del país ya no estaba jugando con Dilma, y que su partido debería tener otra ubicación en el gobierno. Así que antes de salir en defensa de Palocci, Temer dijo en entrevista a periodistas que cuestionaban si todavía era base oficialista, que no era de la base del gobierno sino que su partido era "el" gobierno.
Dentro del PT, en la disputa fraccional en relación a Palocci, salieron fortalecidos los sectores que nunca se "tragaron" el papel preponderante de Palocci (Zé Dirceu, principalmente). Desde el mensalào (escándalo de pago de coimas mensuales a parlamentarios ocurrida en 2005, NdT) Lula pasó a contar con Palocci como su "brazo derecho", y siempre fue pensado como sucesor de Lula y hasta estaba en su lista para candidatearse antes de Dilma (plan que se cayó con las primeras denuncias contra Palocci en 2006). Con la elección de Dilma, Palocci pasó a ser la "sombra" de Lula en el gobierno, habiendo generado problemas desde la comisión de transición - antes de la posesión - cuando fue colocado como "coordinador " de esa comisión que generó una serie de conflictos con el PMDB que fue colocado en segundo plano en los arreglos de cargos gubernamentales. Después de la queja del PMDB, Lula, Dilma y Cia. tuvieron que retroceder y aceptar compartir la transición con Temer. Desde ese momento, las peleas se transformaron en resentimientos, y el PMDB de Temer no dejó de aprovecharse de esa nueva situación; sin embargo, las fracciones petistas le soltaron la mano a Palocci, dejándolo solo.
La caída de Palocci afecta también los planes de Lula de comandar las elecciones municipales de 2012 pues uno de los candidatos a los que apoyaría, Fernando Haddad, es mal visto por los problemas en el Ministerio de Educación (con las crisis en el Enem, Sisu y ahora el más reciente con el kit anti-homofobia) y Lula no puede contar más con Palocci, su brazo derecho. Para las elecciones municipales en San Pablo, fundamental para el proyecto 2014 del PT, solo quedaron los grupos ligados a Marta Suplicy y los ex mensaleros.
No maior “fogo amigo” que passou o governo, este teve que sangrar e permitir uma mínima homogeneidade na oposição, que até então não via nenhuma via para amenizar a crise que entraram após três eleições por fora da presidência assim como não poderem contar com uma figura de peso nacional para hegemonizar um perfil da oposição e preparar os rumos de seus partidos para as próximas eleições presidenciais.
En el mayor “fogo amigo” que pasó el gobierno, este tuvo que sangrar y permitir una mínima homogeneidad en la oposición, que hasta entonces no veía ninguna vía para amenizar la crisis en la que entraron después de tres elecciones por fuera de la presidencia así como no pueden contar con una figura de peso nacional para hegemonizar un perfil de la oposición y preparar el rumbo de sus partidos para las próximas elecciones presidenciales.
El gobierno Dilma sale aún más debilitado ya que será cada vez más dependiente del PMDB y quedó claro que la base del gobierno puede chantajear para conseguir sus intereses. No fue necesario que la oposición mostrara sus debilidades estratégicas. Todo este escenario de crisis estructural del gobierno Dilma puede agravarse aun más según la dinámica que adopte la crisis económica internacional y la cuan estable el gobierno de Dilma logre mantener su economía mínimamente estable, elemento fundamental para la estabilidad mayor del régimen.
La ministra que tomará el cargo de Palocci, Gleisi Hoffmann, pasa a atender sectores del propio PT descontentos con la hegemonía del PT paulista en el gobierno, aunque es una figura sin el peso institucional de Palocci. La ministra en su primer pronunciamiento dejó claro que su compromiso con la Casa Civil es el compromiso como gestora. Así muchas figuras de la oposición como Sérgio Guerra, presidente nacional del PSDB, dio la “bienvenida” a la actual ministra aunque anunciando la debilidad que mantiene el actual gobierno, una vez que Gleisi no tiene la “llegada” política de Palocci.
Este fue el mismo argumento político que el del diputado Chico Alencar del PSOL, quien dijo “rey depuesto reina puesta. Un primer ministro que sale y ella no es una primera ministra que asume”. Sim embargo el PSOL sigue dando muestra de cómo es un partido que forma parte del régimen, lejos de cualquier interés genuino de los trabajadores y la juventud. Chico Alencar, líder de la bancada del PSOL, exigió “claridad en los proyectos, transparencia y sobretodo espíritu republicano, que fue lo que dijo al ministro Palocci”. Y continuó: “Palocci mezcló demasiado el negocio privado con el interés publico. Si se pierde esa frontera la contradicción va aumentando. Ninguna Casa Civil aguanta tanta sombra. ¡Falta fotosíntesis!” El PSOL prefiere tratar la actual crisis política como una parte mala del gobierno que cayó y no la de un gobierno que tiene como una de sus bases el trabajo semi-esclavo y el lucro gigantesco de las grandes empresas. Apunta las debilidades de la nueva ministra sin decir en ningún momento que Palocci fue apenas la punta de un iceberg que esconde bajo suyo la pudrición de la democracia burguesa. El PSOL continua buscando una “luz” para la fotosíntesis y salvar el régimen democrático burgués de sus crisis intrínsecas.
Al contrario de los argumentos de Chico Alencar, los esquemas de tráfico de influencia de Palocci muestran las frágiles bases del gobierno de Dilma y la pudrición de la democracia de los ricos. Luego de la denuncia del tráfico de influencia de Palocci, hubo denuncias de grandes esquemas de corrupción en la ciudad de Campinas, en el interior del Estado de San Pablo, región donde se forjó políticamente la figura de Palocci. Las empresas vinculadas con estas denuncias, como Camargo Correia, WTorre, Odebrecht, entre otras, están involucradas en obras en todo el país, en gobiernos petitas y tucanos y hace décadas están ligadas al Estado brasilero, al menos desde las grandes obras de la dictadura militar. Son las caras petistas actuales de un esquema supra-partidario de esta corrupta democracia burguesa brasilera que garantiza los negocios de magnates contra los intereses del pueblo. Distintas fracciones de la burguesía y distintos grupos de los principales partidos están involucrados. Esta situación nada inédita en el país, pero que muestra crisis más estructurales del gobierno de Dilma saliendo a flote, muestra una vez más como solo la clase trabajadora desde sus sindicatos y lugares de trabajo puede dar una salida progresista, investigando todos los fraudes y confiscando los bienes de estos ladrones del dinero del pueblo. Es necesario exigir de las grandes centrales como la CUT; CTB, Força Sindical que abandonen sus silencio cómplice y organicen un plan de lucha. Los sindicatos anti oficialistas y principalmente CSP-Conlutas están llamadas a liderar este proceso.
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