El sábado 4 de junio salió de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, la caravana “por la paz con justicia y dignidad” convocada por el poeta Javier Sicilia (cuyo hijo fue asesinado), con destino a Ciudad Juárez, Chihuahua. A continuación entrevistamos a Javier Lucero, quien fue parte de la delegación de la LTS y de la agrupación estudiantil Contracorriente durante el recorrido. Pueden leerse todos los artículos sobre la caravana como así también la polémica de la LTS con la política levantada por Sicilia en www.ltscc.org.mx
¿Cuéntanos cómo fue el recorrido de la Caravana y su impacto por los lugares que visitaron?
En su recorrido, la caravana visitó algunas de las ciudades más golpeadas por la militarización y la “guerra contra el narco” como Morelia, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Saltillo, Torreón, Monterrey, Chihuahua y finalmente Ciudad Juárez; en cada una de esas ciudades se efectuaron movilizaciones a las que se incorporó la población local, cuya participación ha expresado el importante alcance que ha tenido el llamado de Sicilia así como la potencialidad que tendría un movimiento en las calles contra la militarización del país. Participamos del recorrido integrantes del SME, del magisterio, de telefonistas, organizaciones estudiantiles, la Coordinadora Metropolitana contra la Militarización, familiares de las víctimas de la guerra contra el narco, organizaciones de izquierda, adherentes de La otra campaña de EZLN, etc.
Durante los mítines, se expresaron por decenas los familiares de las víctimas de la militarización y la guerra contra el narco, predominando la denuncia de los asesinatos, feminicidios y desapariciones forzadas, resultado del ataque a las libertades democráticas y la represión. En una enorme cantidad de los casos expuestos en cada ciudad se señaló directamente a los gobiernos y policías municipales, locales, federales, al ejército y la marina como responsables de los asesinatos, desapariciones y demás atrocidades que vienen padeciendo el pueblo y los trabajadores.
Entre testimonios vertidos en los mítines encontramos el del pueblo Wirarika de Wirikuta en San Luis Potosí que padecen la represión del ejército; el de la población de Cherán en el Estado de Michoacán, que se ha organizado para la autodefensa frente al hostigamiento y los ataques de las bandas de narcotraficantes y paramilitares que pretenden hacerse con el control de la región para asegurar sus negocios como la tala clandestina y el contrabando de drogas. Se escuchó el caso de Josefina Reyes Salazar y su familia, luchadores por los derechos humanos, asesinados y perseguidos por su lucha contra la militarización de Ciudad Juárez.
Durante nuestra estancia en las ciudades de Torreón y Monterrey, mientras se realizaban los respectivos mítines, los manifestantes fuimos rodeados y vigilados por elementos de las policías federal y estatal, así como por elementos del ejército; la fuerte presencia policial fue parte sin duda de los intentos de intimidación a los asistentes.
En Chihuahua el día 9 de Junio se realizó un gran acto político frente al palacio de gobierno de la ciudad con la asistencia de más de 5 mil personas donde se retomó el caso de Marisela Escobedo, asesinada frente al palacio de Gobierno de la Ciudad de esa ciudad, mientras exigía castigo para el asesino confeso de su hija, capturado gracias a sus propias investigaciones y luego liberado por un Tribunal Colegiado de Circuito; durante este emotivo acto político se develó una placa de bronce en el lugar de su asesinato.
Por la noche del mismo día la caravana llegó a Ciudad Juárez, con cientos de personas en las calles que la recibían a la entrada de la ciudad. El acto de recepción terminó en la madrugada del 10, a pesar del temor al hostigamiento de los militares, los federales y los sicarios al servicio de los carteles. Dieciocho camiones que provenían de la Caravana fueron recibidos por casi 5 mil personas en Villas de Salvárcar. La Asamblea Ciudadana Juarense clamó con claridad: desde que inició la “guerra contra el narco”, los asesinatos en Juárez se dispararon en un 500%; lo mismo que las desapariciones forzadas y los asesinatos de trabajadoras de la maquila.
El 10 de junio tuvo lugar un mitin en el predio llamado Campo Algodonero, sitio emblemático de los asesinatos de mujeres en ciudad Juárez. Fue un acto de mucha denuncia a las autoridades, que contó con la asistencia de cientos de personas, donde decenas de familiares de mujeres asesinadas y desaparecidas y organizaciones como Nuestras Hijas de Regreso a Casa señalaron a las autoridades tanto federales como locales, como culpables del feminicidio.
¿Cómo fue la discusión para la firma del “Pacto ciudadano” y cuál es la política de la dirección del movimiento?
En la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez se llevó a cabo la discusión del documento del “pacto” propuesto por Sicilia. La discusión se realizó en 9 mesas donde se abordó la situación de las víctimas, el fin de la estrategia de guerra contra el narco y la militarización, la impunidad y corrupción de las instituciones del régimen, las condiciones de vida de la juventud, también la reforma laboral, el desempleo y las condiciones de trabajo, los derechos de las culturas y pueblos indígenas y la situación del campo, así como las formas de organización del movimiento, su carácter e identidad.
El objetivo de los convocantes, era la firma de un “pacto con la sociedad civil” para, en un segundo momento, emplazar a las autoridades gubernamentales a que resuelvan una serie de puntos que como lógica general, plantean la auto reforma política del régimen para permitir una mayor participación democrática, y resolver el problema de corrupción que permea a las instituciones políticas y de impartición de justicia. Esto fue lo más defendido por el Poeta Javier Sicilia. Como complemento de este programa, los notables y Sicilia han intentado imponer al movimiento una estrategia de lucha de corte pacifista inspirada en el Gandhismo, que usando los métodos de la resistencia civil y pacífica logre “convencer” a los culpables al día de hoy de los 44 mil muertos y los miles de desaparecidos de modificar su estrategia y sacudirse el yugo de la subordinación al imperialismo estadounidense.
¿Cuál fue la política impulsada por la LTS y por Contracorriente?
Nosotros consideramos que la única manera de frenar la guerra contra el narcotráfico, la militarización del país, la represión, criminalización de la protesta y de la lucha así como los ataques de las libertades democráticas, requiere conformar un gran Movimiento Nacional Contra la Militarización, a través de una alianza con la clase trabajadora y sus organizaciones, así como con el conjunto del pueblo oprimido y explotado, que viene siendo el más golpeado por la permanencia de los militares en las calles.
En correspondencia con esto, durante la discusión sobre la llamada “guerra contra el narco” de Calderón, desde la LTS dimos una pelea para que la lucha contra la militarización sea por la desmilitarización inmediata del país, planteando que los militares deben estar ya fuera de las calles, pues son la causa primordial de la violencia que afecta a los trabajadores, las mujeres, los migrantes, los jóvenes y el pueblo pobre. Al mismo tiempo que planteamos el legítimo derecho de los trabajadores y el pueblo a organizar su autodefensa y la lucha por la disolución de los cuerpos represivos y paramilitares. Esta pelea se dio frente a aquellas posiciones que consideran que la desmilitarización inmediata es imposible por los niveles de violencia generados por la “guerra entre carteles” y que la policía es incapaz de controlar: olvidan que la militarización del país además de haber desatado la enorme cantidad de asesinatos, las desapariciones y feminicidios, es parte de una estrategia de lucha contra la protesta obrera y popular; a su vez ignoran que esta misma es parte de los planes del imperialismo para México. Por ello bregamos por incorporar la lucha contra todos los acuerdos en seguridad con el imperialismo como el Plan Mérida.
En la discusión relativa a la organización y el carácter del movimiento planteamos la necesidad de forjar la unidad de los trabajadores y sectores populares y que esta permita agrupar a los sectores golpeados por la militarización y los planes anti obreros y antipopulares de éste régimen antidemocrático, para formar gran Movimiento Contra la Militarización, que pelee en las calles y con los métodos del lucha de los trabajadores por el fin de la militarización, una alianza que además tenga un carácter de independencia política de los partidos patronales y figuras políticas del régimen. Esto se hizo debatiendo en contra de las posiciones que argumentaban a favor de la participación de sectores de los empresarios en este movimiento. Pero son los empresarios quienes engrosan sus ganancias mediante la sobre explotación de la juventud y precarizan el salario chantajeando a las y los trabajadores con el desempleo, son ellos los que piden más “mano dura” y más policías. Son estas condiciones de vida lo que lleva a los jóvenes a ser carne de cañón del narcotráfico y sus bandas.
Planteamos que esta alianza debe impulsar un Encuentro Nacional contra la militarización que aglutine las demandas de todos los sectores y que se construya desde las bases a través de comités en centros de trabajo, estudio, barrio, comunidades. Un encuentro donde resolvamos un Plan de Lucha a Nivel Nacional que impulse paros y una huelga general por la salida inmediata de los militares y su vuelta a los cuarteles. A través de la conformación de estos comités de base se permitiría incorporar a aquellos sectores que vienen sufriendo de la represión y no se encuentran organizados en ningún lugar hasta ahora, y que desde éstos puedan votarse delegados rotativos y revocables que integrarían comités o comisiones de carácter territorial a nivel estatal o regional que permitirían articular un enorme movimiento a nivel nacional en contra de la militarización. Algunas de nuestras propuestas fueron retomadas pero al día siguiente, Javier Sicilia desconoció la discusión en forma muy antidemocrática.
Además de esta política, la LTS ha criticado la estrategia de Javier Sicilia ¿Por qué?
Los militantes de la LTS y de Contracorriente nos mantenemos en pos de impulsar y desarrollar toda iniciativa de organización y movilización contra la militarización (por ello hemos participado activamente en todas las acciones convocadas por Sicilia, incluyendo la Caravana), pero disentimos profundamente con la estrategia política de resistencia civil y pacífica del poeta. Ya la experiencia del SME nos mostró lo impotente y desastrosa que puede ser esta estrategia ajena a la historia y tradición de lucha y organización de la clase obrera, los explotados y oprimidos en México y América Latina. Por ello hemos planteado abiertamente la necesidad de recuperar los métodos de lucha, organización y movilización independiente en las calles; retomando el ejemplo de la APPO en Oaxaca. De la misma manera, hemos criticado mucho la lógica de la dirección del Pacto que plantea la auto reforma del régimen y del estado. Nosotros creemos que no podemos “reformar” estas instituciones y sus aparatos represivos; cambiar la situación actual, va de la mano de soldar las mas fuerte unidad de las y los trabajadores, las y los campesinos, los pueblos originarios, los jóvenes y las clases medias arruinadas por la crisis y golpeadas por la militarización. Solo en esta poderosa alianza es que podemos confiar.
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