Mientras se continuaban analizando las consecuencias de la derrota sufrida por el gobierno de Silvio Berlusconi en las elecciones municipales del pasado 29 de mayo, nuevamente, esta vez mediante cuatro referéndums, el domingo 12 de junio fue derrotada la alianza de centro derecha que encabeza Il Cavalieri.
Las consultas eran cuatro: dos se referían a la privatización del agua, una sobre la instalación de centrales nucleares en la península y la última giraba en torno al “legitimo impedimento” que era una ley aprobada hace un año por ambas cámaras, para que Berlusconi no se presentase en los juicios que tiene en su contra (corrupción, fraude fiscal, abuso de poder y prostitución de menores) con la “excusa” de que estaba llevando adelante actividades oficiales.
Volvió a expresarse el descontento con el gobierno de Berlusconi
En Italia desde la década de 1990 vienen fracasando los referéndums, dado que para que los mismos tengan validez es necesario que vote al menos el 50 % del padrón electoral.
La derecha se había jugado a que como en ocasiones anteriores no se alcance ese porcentaje y de esa manera anular la jugada de la centroizquierda encabezada por el Partido Democrático.
Pues bien, si no había quedado claro el estado de ánimo en la península con los resultados electorales de los últimos comicios municipales, donde la derecha fue derrotada en las principales ciudades que estaban en juego (incluidas Nápoles y los centros industriales y financieros como Turín y Milán), en esta oportunidad las cosas se han vuelto a profundizar y la brecha con el gobierno creció.
La participación alcanzó el 57 % (54 % si se cuentan los italianos residentes en el exterior). Y los resultados por el SI, que implicaron la derogación de las leyes que estaban en juego, alcanzaron al menos el 94 % de los votos.
Es interesante la lectura que hace el mismísimo Berlusconi cuando afirma: “Es el viento de los “indignados” que recorre Europa, pero eso no cambia nada para el gobierno”, dando cuenta de la situación que se está desarrollando en la Europa mediterránea, con epicentros en España y Grecia, y que esos vientos están moviendo el aire italiano.
Un marco de crisis
Los resultados del domingo no podían darse para el gobierno en un peor momento, luego de la derrota electoral de semanas atrás; privatizar el servicio de agua en medio de la crisis económica que recorre el continente, estando a la vista la “salida griega”, que implica entre otras cosas la privatización del conjunto de los servicios públicos.
Tampoco la consulta sobre la instalación de centrales atómicas en el país para abaratar el costo de la energía se daba en una buena época, con el desastre de Fukuyima todavía latente.
Y no menos importante la maniobra que implicaba que Il Cavalieri pudiese esquivar los estrados judiciales, en momentos en que tiene abiertos cuatro importantes causas judiciales: Mills, Mediaset, Mediatrade y en el escandaloso caso Ruby en el cual está acusado de prostitución de menores y de abuso de poder, causa por la que se vienen llevando adelante audiencias en estos días.
El tembladeral que han producido los últimos resultados electorales ya se expresa en la coalición de gobierno tornándose cada vez más tirante la relación con la Liga Norte, que le impondría duras condiciones a Berlusconi para continuar en la alianza de gobierno.
No hay que perder de vista que los días 21 y 22 de junio se realizarán reuniones de verificación parlamentaria del gobierno en ambas cámaras convocadas por el presidente de la república, Giorgio Napolitano, y se le torna imprescindible al gobierno mantener su alianza en las cámaras.
Es necesaria una salida obrera independiente
La situación del país y del gobierno vuelven cada vez más urgente la coordinación de los distintos sectores en lucha, junto a los agrupamientos de sindicalismo de base a lo largo de la península, en torno a un programa que evite que sean los trabajadores los que paguen las consecuencia de la crisis, e imponga el retorno de las tropas que están en distintos escenarios de guerra tanto en Medio Oriente, como en Libia, entre otros puntos.
En este sentido es necesario poner en pie al movimiento obrero italiano, que con una política independiente de todas las variantes patronales (tanto de la derecha como de la centro izquierda que siempre aplicó cuando fue gobierno los planes de la patronal encabezada por Cofindustria y fue brazo ejecutor de las acciones militares llevadas a cabo por el imperialismo italiano), sea capaz de evitar las consecuencias de la crisis instalada en el continente y en el país.
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