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Grecia: Que la crisis la paguen los capitalistas
por : Alejandra Ríos

23 Jun 2011 | La crisis política en Grecia y la creciente resistencia y movilización obrera y popular expresan con más agudeza las contradicciones que se viven en el viejo continente

La crisis política en Grecia y la creciente resistencia y movilización obrera y popular expresan con más agudeza las contradicciones que se viven en el viejo continente

En Grecia, la resistencia popular al programa económico del gobierno y el acuerdo de rescate con la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo y el FMI está en el centro de la escena. Así lo expresan las manifestaciones que han llegado a convocar a más de medio millón de personas en casi 50 ciudades del país. Desde el anuncio del primer plan de ajuste en mayo de 2010 las centrales sindicales GSEE (del sector público) y ADEDY (sector privado) convocaron 14 paros generales de 24hs, la mayoría con movilización en las calles, pero al estar sus direcciones controladas por el PASOK (partido de gobierno) limitan los paros a meras acciones de presión. Sin embargo, la resistencia y el rechazo al gobierno y la clase política, que pegó un salto con la emergencia del movimiento de los ‘aganaktismenoi’ (indignados) en la Plaza Syntagma con su multitudinaria marcha del 5/6 puso al gobierno al borde la crisis.

El voto de confianza al PASOK no resuelve la crisis

El gobierno del PASOK viene de una semana de profunda crisis, que incluyó la “rebelión” interna de 16 diputados que desertaron en discrepancia con los nuevos recortes e impuestos y el llamado fracasado del Primer Ministro George Papandreou a formar alianza con el partido de oposición, el derechista Nueva Democracia. Tras este fracaso y presionado, por un lado, por centenares de miles de trabajadores, jubilados y desocupados en las calles y, por otro, por el endurecimiento de los ministros de finanzas de la UE y los organismos acreedores internacionales que se negaban a desembolsar un nuevo préstamo, el PASOK optó por presentar un cambio de gabinete nombrando como ministro de Finanzas a Evangelos Venizelos, un neófito en materia económica, conocido como hábil ‘operador político’, que se ha ganado fama por solucionar los problemas del partido tras bambalinas.
El nuevo gabinete de gobierno logró, aunque por muy poco margen, un voto de confianza en el Parlamento (155 a favor y 143 en contra) el 22/6 con el que intentaría aprobar un nuevo paquete de medidas el próximo martes. Este voto de confianza era una de las condiciones del FMI y la UE para destrabar el último tramo de 12.000 millones de euros del rescate para Grecia.

Sin embargo, la crisis política que atraviesa el régimen griego no se resuelve con este voto de confianza ya que el recambio mismo que representó el PASOK hace menos de 2 años se muestra hoy debilitado y erosionado para pasar los ajustes frente a las duras condiciones de la UE, por un lado, y la resistencia obrera y popular, por otro. Esta tibia medida de recambio está lejos de ser vista como una solución para los problemas de los trabajadores y las masas, ya que sólo redoblará la injerencia de los acreedores internacionales, que exigen un recorte presupuestario de 28.000 millones de euros y que recaude 50.000 millones de euros en nuevos impuestos y un plan de privatizaciones de las empresas de agua, energía, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos y otros bienes públicos. Por otra parte, bajo el nuevo plan de ajuste, para 2015 la deuda equivaldrá al 200% del PBI.

El fantasma del default

Aún bajo estas terribles condiciones de ajuste no hay garantía de que el país no entre en default, perspectiva que de plantearse representaría enormes pérdidas para los bancos alemanes y franceses tenedores de la deuda griega que están más expuestos a la crisis,. Fiel a los intereses del capital, el gobierno asusta con el fantasma del ‘default’ y su subsecuente salida de la eurozona a la vez que les dice a los trabajadores y las masas griegas que ‘deben hacer sacrificios’ para volver a ‘ganar la confianza de los mercados internacionales’. El PASOK en un intento desesperado trata de restablecer cierta confianza diciendo que las medidas de ajuste ‘son contra su voluntad’, pero lo cierto es que estos ataques son exigencias de las grandes patronales y de los bancos, los principales sostenedores del PASOK, que quieren hacer pagar la crisis a los trabajadores, los jóvenes y los desocupados.
La alternativa del ajuste implicaría un grado de injerencia sin precedentes de los organismos internacionales en un país de la UE. La ‘supervisión tripartita’ de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, le daría luz verde a una intervención directa sobre Grecia (de acuerdo con los tratados de la UE cuando se somete a un miembro a la ‘supervisión’, los ministros de finanzas de otros países pueden decidir sobre la política económica de dicho país sin su consentimiento). Esto no es más que una lisa y llana intervención económica directa sobre un estado soberano.

Las direcciones del movimiento obrero

Hasta el momento, la masividad en las calles no ha logrado tomar una dinámica que articule una alternativa obrera y una salida a la crisis. Según algunas encuestas el 47% de la población habría participado en al menos una movilización y el 75% apoya al movimiento de resistencia. Esta cifra contrasta con la política totalmente miserable de las direcciones sindicales de la GSEE y ADEDY, que sólo llaman a huelgas aisladas, sin continuidad, actuando como mecanismo de presión para negociar un ajuste menos severo. Su rol es el de ser sostenedores del gobierno, para salvarlo y que siga actuando como fiel representante del gran capital.
El movimiento de los ‘aganaktismenoi’ (indignados) deja al descubierto la incapacidad de estas direcciones para levantar una política unificadora que aglutine los reclamos contra el desempleo, el aumento de los impuestos y los ataques a las pensiones.

Por su parte, el Partido Comunista de Grecia (KKE), que controla el frente sindical PAME, que cuenta con agrupaciones sindicales del sector público y privado, tiene una política totalmente autoproclamatoria de construir su frente sindical, negándose a dialogar o tener una política hacia el resto de las organizaciones del movimiento obrero. A su vez, acusa a las centrales GSEE y ADEDY de ser agentes del capital sin diferenciar a las direcciones de estos sindicatos de los trabajadores de base y tiene una línea totalmente sectaria hacia el movimiento de los indignados. Al mismo tiempo, el KKE luego de la huelga del 15/6 se limita a plantear como alternativa una elección general como solución para darle un “golpe al gobierno”, según consta en su declaración de emergencia: “demandamos elecciones de manera que el pueblo puede ocasionar la primera herida profunda en el sistema político burgués. Cuanto más débil es el gobierno que se forme, más fácil será para el pueblo evitar lo peor”.

A la izquierda del PASOK se encuentra Synaspismos, que viene originariamente de la Coalición de la Izquierda y Fuerzas Progresivas fundada en 1989. Esta coalición tiene un diputado en el parlamento heleno y a nivel europeo es parte del grupo Izquierda Unida Europea, en alianza entre otros con IU de España, Bloque de Esquerda de Portugal, Refundazione Comunista de Italia y el PC de Francia, actuando conjuntamente en el bloque verde-rojo del parlamento Europeo cuyo lema es ‘Otro mundo es posible. Otra Europa es posible’. Dentro de Synapsismos actúa Syriza, y frente al ajuste plantean una reestructuración y renegociación de la deuda pública griega, mientras depositan esperanzas en los espacios electorales y en las bancas de sus propios aliados en la coalición de la izquierda europea, sin otorgarle ninguna participación a la clase obrera.

Ante la agudización de la crisis política, los grupos de izquierda están llamado a un frente unido de la izquierda con el partido Comunista de Grecia (KKE), Syriza y Antarsya (Frente de Izquierda Anticapitalista de Grecia), que va desde la participación en luchas comunes y podría llegar a materializarse en una intervención común en las próximas elecciones. Plantean la participación de la clase obrera pero para llevar sus energías al terreno electoral.

Se convocó un nuevo paro general de 48hs para el 27 y 28 de junio (el 28 es el día que se aprobarían las nuevas medidas). Estas jornadas son una oportunidad para empezar a preparar una salida que supere la estrategia de desgaste de la burocracia, que prepare la huelga general y la unificación de la clase obrera con los jóvenes precarios, los desocupados y jubilados que están participando del movimiento en las plazas. Ligado a esto, la clase obrera debe incorporar las demandas de los jóvenes precarios, los desocupados, los inmigrantes y demás sectores para como parte de la lucha por una salida política independiente de la burguesía y el capital, evitar que sus reclamos sean capitalizados por alternativas burguesas.

Toda salida dentro de las estructuras del capital –ya sean devaluacionistas o de ajuste- implicarán más miseria y sacrificios para los trabajadores y las masas urbanas y representará un nivel mayor de dependencia semicolonial para el país. En 13 meses los trabajadores protagonizaron 14 paros generales, que no han servido para frenar el ajuste del PASOK. Las direcciones del movimiento obrero se han dedicado a mantener a los trabajadores divididos con acciones impotentes. Está claro que la salida no vendrá de estas direcciones, es necesario forjar una alternativa de independencia de clase que plantee la huelga general política como medida para tirar abajo este gobierno y que plantee el no pago de la deuda, la nacionalización de la banca y de las grandes empresas sin compensación bajo control de los trabajadores, un plan económico de emergencia que de solución a los problemas más acuciantes de los trabajadores y las masas pobres que entre otras medidas plantee la eliminación del IVA, el reparto de las horas de trabajo sin rebaja salarial y un salario equivalente a la canasta familiar.

El gobierno alemán de Angela Merkel, que encabeza la eurozona, busca dividir a la clase obrera, tratando de ganarse a los asalariados alemanes con una política chauvinista contra los trabajadores griegos, acusándolos de ‘vagos’ que no pueden ser subsidiados a expensas del sacrificio de los trabajadores alemanes. Frente a esta división de la Europa del Capital es necesario contraponer la solidaridad de una Europa de y para los trabajadores y las masas, con una perspectiva que unifique los reclamos en todo el continente sin divisiones entre países ricos y pobres que son utilizados para descargar sobre ellos el peso de la crisis. La pelea por una alternativa de clase en Grecia y por una salida obrera a la crisis debe estar íntimamente ligada a la perspectiva de una Federación de Estados Socialistas de Europa.


¿Es la devaluación una opción favorable para las masas?

La actuación de la UE como una ‘junta’ interventora que lleva adelante los intereses del capital ha llevado a algunos sectores, incluso referentes de la izquierda, a apoyar una salida pro-default pero ‘ordenado’ e incluso hay sectores que plantean salir del euro frente a los dictámenes de los organismos internacionales.
La profunda crisis política y económica griega cuestiona profundamente la política monetaria europea y la moneda común. Frente a esto y a la resistencia popular contra el ajuste y las terribles condiciones de un nuevo paquete de rescate, algunos sectores basándose en el argumento que el default es inevitable, plantean que es mejor que ocurra de manera ‘ordenada’ y acompañado de medidas como la nacionalización de la banca, fuerte control estatal y control del mercado exterior.
La propuesta a favor del default y volver a la vieja moneda (el dracma), como forma de no someterse a los dictámenes del capital es, en realidad, una falsa ilusión. También se usa el argumento de que países como Argentina luego del default se han recuperado y lograron salir de la crisis. Sin embargo, esta salida deja de lado el inmenso costo social de la misma, como lo demostró la pérdida de un 40% del salario de los trabajadores por medio dela devaluación. El caso argentino estuvo además favorecido por un excepcional crecimiento a nivel mundial, que incluyó un aumento de las materias primas, una reprimarización de la economía y un crecimiento brutal del empleo precario (hoy el 40% del empleo en Argentina es informal). Es decir, tanto los planes de ajuste en el marco del euro como el default y posterior devaluación, son salidas de la patronal y sus gobiernos para descargar la crisis sobre las espaldas de la clase trabajadora y el pueblo griego.

23 de junio de 2011

 

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