Luego de varios meses de lucha, el régimen presiona por una salida al conflicto de Oaxaca. Con el chantaje de la represión busca imponer una negociación con los sectores conciliadores de la dirección de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), poniendo en una encrucijada a esta heroica lucha.

Si el gobierno de Vicente Fox no adoptó hasta ahora la salida represiva (la cual respondería a la necesidad de “limpiarle el camino” al nuevo gobierno de Calderón), es porque enfrentaría a un movimiento de masas dispuesto a resistir, lo que podría llevar a una insurrección generalizada con consecuencias insospechadas a nivel estatal y repercusiones en otros estados. Podría detonar también un resurgimiento del movimiento democrático contra el fraude electoral. Esto es aún más real considerando que la marcha llegó al Distrito Federal. En este contexto, una represión generalizada evidenciaría además al PAN como represor y masacrador, profundizando la crisis nacional y del régimen. La lucha del valeroso pueblo oaxaqueño, arroja ya lecciones importantes en la lucha de clases a nivel nacional.

Por otra parte, Fox se ha mantenido, hasta ahora, firme en no ceder a la demanda de ¡Fuera Ulises Ruiz! (URO) debido a que su caída podría convertirse en un ejemplo para las masas de todo el país. Por eso que, aunque sectores del régimen proponen que URO se haga a un lado como vía para desactivar el movimiento, la política predominante busca debilitar a la Comuna sin conceder su caída. Sostener a URO le permite preservar los pactos y acuerdos que tiene con el PRI en el Congreso, necesarios para que el gobierno de Calderón goce de cierta estabilidad y avance en los planes contra las masas. Esta política provoca brechas en el régimen, donde el PRD aprovecha para reposicionarse como “opositor”, al mismo tiempo que busca fortalecer a los sectores más conciliadores y pactistas de la dirección de la APPO, para contener las tendencias más radicalizadas y que se acepte una “solución” en los marcos institucionales. Si se levanta esta lucha y se mantiene URO, éste se cobrará duramente los “agravios” que le propinó el pueblo trabajador.

La política del gobierno busca, mediante el chantaje y el ultimátum de una posible entrada de la PFP y el ejército, imponer una negociación que no resuelva las demandas y desactive el movimiento. De forma sorpresiva, sectores de la dirección de la APPO y la Sección XXII de la CNTE (maestros) aceptaron las “propuestas” de la Secretaría de Gobernación, acordando en la mesa de negociación del Distrito Federal la entrega de Oaxaca a la “custodia” de la policía municipal y estatal y que la renuncia de URO se discuta y resuelva en el Congreso de la Unión. Al cierre de esta edición, la comisión de Gobernación del Senado anunciaba el viaje de una comisión a Oaxaca, con la clara intención de presionar para una salida “institucional”. Es evidente que esta “salida” es una trampa que ni siquiera cede en la demanda de ¡Fuera URO! La comisión negociadora aceptó someter a consulta entre las bases lo que antes fue rechazado por la asamblea de la APPO.

Este acuerdo va en contra de los resolutivos de la APPO, que rechazó la propuesta que “incluía la destitución de funcionarios, principalmente en mandos policíacos; el ingreso de la Policía Federal Preventiva (PFP) a la ciudad para realizar tareas de vigilancia, y aceptar que una comisión de integrantes de la sociedad civil, sean parte del diálogo con la asamblea.” (Noticias de Oaxaca), ratificando la demanda de la salida de URO. Además, la comisión negociadora utilizó mal el "voto de confianza" que había pedido a la Asamblea el pasado fin de semana, por el que se les permitía acordar para luego discutirlo en las bases, contrariando totalmente en su negociación el espíritu de la lucha.

Está por verse cuál será la respuesta de las bases combativas, que hasta ahora han rechazado en varias ocasiones las propuestas de ciertos sectores de la dirección de levantar la lucha, a una negociación desfavorable. En caso de que estos acuerdos se impongan, significarían la entrega de la Comuna de Oaxaca a las fuerzas del Estado, como parte de la política de los sectores más conciliadores de la dirección de la APPO y de la Sección XXII.

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Un programa para triunfar

Ante el peligro que entraña esta política que puede llevar a la entrega del movimiento, desde la LTS-CC estamos proponiendo una serie de medidas políticas para que triunfe la comuna de Oaxaca, y para que las organizaciones que nos reivindicamos socialistas, junto a los trabajadores, jóvenes y mujeres combativas de Oaxaca, las propongamos a la APPO. En primer lugar, opinamos que, ante la amenaza de la intervención federal, es necesario impulsar una gran megamarcha en Oaxaca que ponga un alto a toda amenaza represiva, demostrando la disposición del pueblo oaxaqueño a defender su comuna y enfrentar las incursiones militares. Hay que organizar una gran huelga general política en todo el estado (algo que los sindicatos no han hecho aún), para que la fuerza de los trabajadores del sector energético, la salud, el turismo, la construcción y las distintas industrias, junto al magisterio, sean la punta de lanza para darle el golpe de gracia al gobierno de URO.

Los trabajadores y el pueblo oaxaqueño, encabezados por la APPO y la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas (COMO), sólo pueden confiar en sus fuerzas para imponer sus demandas, y por ello deben enfrentar la trampa y las maniobras en la mesa de negociación. Por eso, la lucha por la caída de URO no debe quedar ahí: la solución a las demandas obreras y populares no vendrá de la mano de otro político burgués ni de la “democratización” de las instituciones del podrido régimen estatal. Hay que luchar para que se vaya URO y apuntar a imponer un Gobierno Provisional de la APPO y las demás organizaciones obreras, campesinas y populares en lucha, mediante el cual sean los trabajadores y sus aliados de la ciudad y el campo quienes tomen en sus manos el poder, haciendo realidad la idea de “tomar el cielo por asalto”. Este gobierno obrero y popular, en lugar de confiar en que los representantes de los capitalistas y terratenientes vayan a “democratizar” sus instituciones (como el Senado), tendría que convocar a una Asamblea Constituyente revolucionaria donde las grandes mayorías discutan cómo hacer realidad sus reivindicaciones más sentidas.

A diferencia de quienes quieren limitar la lucha a un cambio en el personal político del gobierno, y transformar la APPO en un nuevo partido político en los marcos del actual régimen, consideramos que para luchar por el poder para los explotados y oprimidos del Estado, es fundamental que la APPO, que hoy agrupa a las distintas tendencias y direcciones sindicales políticas, sociales y barriales y de mujeres, se transforme en un organismo basado en delegados electos en las comunas, barrios y centros de trabajo, con mandato de base (con carácter revocable), donde se decida de forma democrática -después de ser ampliamente informados- todos los pasos a seguir. La APPO debe incorporar democráticamente a los trabajadores de todo el estado y a los representantes de las comunidades.

Nosotros creemos que es imprescindible que en la APPO se expresen con voz y voto quienes sostienen, en los hechos, el poder territorial de la Comuna, la “primera línea” que ha evitado la ocupación policíaco-militar de la ciudad: las barricadas y los cuerpos de autodefensa, basados en la fuerza y la disposición a la lucha de una amplia base combativa. Es necesario que las cientos de barricadas envíen sus representantes a la APPO, y que además se establezca una coordinación que integre a todos los destacamentos de autodefensa, donde se defina democráticamente los pasos a seguir. De igual forma, las organizaciones que siguen la estrategia militarista deberían ponerse al servicio de los organismos democráticos de autodefensa y subordinarse a sus decisiones. Estas medidas son fundamentales para defender la Comuna ante una eventual intervención, y para coordinar y centralizar los destacamentos de autodefensa, con el fin de preparar una huelga general política en todo el Estado, que abra el camino a una verdadera insurrección de los explotados y oprimidos y el establecimiento de un real poder obrero y popular en Oaxaca.

Es urgente que los sindicatos (el SME, la UNT, la CNTE) así como las organizaciones de la otra campaña, convoquen urgentemente a un paro nacional en solidaridad y a una gran movilización en el DF y en las principales ciudades del país, por el alto a la represión y la solución a las demandas de la APPO, así como impulsar una coordinación nacional en apoyo a Oaxaca, poniendo todos sus recursos políticos y materiales.

El violento desalojo del 14 de junio, nuestros presos políticos, los compañeros torturados y asesinados y el heroísmo de las masas en las barricadas, obligan a no realizar ningún acuerdo con el gobierno que vaya en contra de las demandas centrales del pueblo oaxaqueño.
¡Viva la comuna de Oaxaca!