La última asamblea de Carta Abierta ha sido uno de los acontecimientos más comentados de los últimos días. Allí Horacio González dijo que el FPV no había propuesto ni una sola idea, quedando a merced de “una dirección política que no está en condiciones de balbucear absolutamente nada, no ha dicho nada, ni ha balbuceado”. Ricardo Forster habló “campaña de cuarta, pobre, pero pobre en el peor de los sentidos […] pobre en el sentido de lo berreta”. Sin embargo, detrás de estas críticas al desarrollo de la campaña K, no hubo ninguna voz que se atreviese a explicar las profundas causas que hicieron que la agenda de Filmus-Tomada no se diferenciase sustancialmente de la de Durán Barba y Mauricio Macri; que explicase el por qué de la competencia de ambos candidatos para militarizar la zona sur de la ciudad o la análoga reivindicación de la represión a los docentes de Santa Cruz. Tampoco se dijo nada, de la relación de Tomada con Pedraza, el asesino de Mariano Ferreyra.
En la asamblea se escucharon críticas a 6,7,8, pero ninguno mencionó que luego de la Ley de Medios Audiovisuales, que fue presentada como un iniciativa “democratizadora”, hoy los medios supuestamente públicos se han transformado en una corporación más pero de la propaganda gubernamental, emulando a las corporaciones privadas respecto a la oposición patronal.
Tampoco se habló del primer intento desde 1983 a esta parte de proscribir legalmente a la izquierda con la Reforma Electoral, sancionada por el PJ y la UCR, que exige al Frente de Izquierda que obtenga 400 mil votos el 14 de agosto para poder presentarse a las elecciones presidenciales y de diputados y senadores nacionales. Una supuesta “elección” donde no se vota ningún cargo público y su principal consecuencia es el intento de proscripción de los partidos nuevos y la izquierda.
Hoy el silencio sobre este intento proscriptivo es un aval a la sanción legal de un régimen plutocrático. Macri argumentó en su momento, para bajarse de su candidatura presidencial, que no estaba dispuesto a gastar los 100 millones de pesos que necesitaba para costear la campaña, sin contar los millones en publicidad oficial del gobierno de la Ciudad. El kirchnerismo, solo de presupuesto de publicidad oficial tuvo en estos meses 512 millones de pesos, sin contar la publicidad de “Fútbol para Todos”. Gobierno y opositores patronales reciben millones en “aportes” de la burguesía local y las multinacionales imperialistas, una verdadera inversión en favores que reditúa con creces. Solo de aportes privados legales, el Ministerio del Interior estableció 70 millones de pesos entre fórmula presidencial, senadores y diputados. Una ínfima porción de los gastos reales, aportes en “especias” incluidos. Cuando Cristina sostiene a los cuatro vientos que quiere que los empresarios se enriquezcan lo único que está haciendo es reconocer a quienes aportaron los medios para que llegue al sillón de Rivadavia. A todo esto se suma el aparato de punteros que se extiende a nivel nacional, donde la utilización de los recursos estatales es la base para el clientelismo político, con su máxima expresión en los Barones de Conurbano.
En la asamblea de Carta Abierta se sucedieron las apelaciones a la memoria histórica, a la tradición de lo popular, a la necesidad de ampliar el espacio de lo democrático, y muchos etcéteras. Sin embargo, sobre la reforma electoral que pretende instaurar un régimen aún más antidemocrático en la Argentina, mutis por el foro.
Queda poco menos de un mes para que se termine de demostrar que a diferencia de lo que postulan algunos de sus miembros, y a pesar de la catarsis post-electoral, Carta Abierta no cuenta en sus filas con ningún intelectual crítico, sino más bien con defensores acríticos de la línea oficialista.
IPS Karl Marx | 21 julio, 2011 |
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