¿DONDE ESTA KHADAFI?: ENTREVISTA CON EL ANALISTA JUAN GABRIEL TOKATLIAN
Las fuerzas leales a Khadafi se disgregaron o desertaron. El coronel terminó aislado y la oposición ganó adhesiones internacionales: factores que enumera Tokatlian. El experto ve en el Consejo de Transición una nueva fase de pugnas.
La rebelión se unió para terminar con Muammar Khadafi, pero el interrogante que se abre es qué pasará con esta fuerza tan dispersa y heterogénea a la hora de gobernar. “El Consejo Nacional de Transición no es más que una nueva fase de las luchas por el control del poder”, afirma como anticipándose a lo que vendrá Juan Gabriel Tokatlian. El analista y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella dialogó con Página/12 sobre los motivos del declive del régimen libio y el reto que debieran asumir las potencias para evitar reproducir los errores de Irak y Afganistán.
–¿Por qué la caída de Khadafi sucede ahora?
–Considero que existen tres factores fundamentales que ayudan a entender las razones por las que se precipitó un desenlace: el primero, la dispersión, variedad y complejidad de las fuerzas que forman parte del movimiento opositor. A esto se añade que la diferencia militar la hizo la OTAN con sus ataques dirigidos a dañar objetivos e infraestructuras clave. El segundo aspecto es el aislamiento internacional al que fue llevando la actitud de Khadafi. El coronel no logró una salida negociada y, en contrapartida, el grupo de resistencia fue ganando adhesión del mundo, no sólo de Occidente, también de los países árabes. En tercer lugar, se dio la deserción de los cuerpos de inteligencia y de seguridad de Khadafi y los que se quedaron se concentraron en Trípoli como última frontera. La fuerza leal se disgregó.
–El coronel libio fue perdiendo apoyo también de sus funcionarios...
–Se fue aislando cada vez más en la medida en que fue creciendo el respaldo a la oposición. Y sirve mirar quiénes son los rebeldes, que van desde grupos islamistas, socialistas, nacionalistas hasta bandidos, empresarios, guerrilleros y ex militares.
–¿Cómo imagina el escenario pos Khadafi frente a tamaña heterogeneidad del movimiento opositor? ¿Se esperan rivalidades entre tribus?
–La heterogeneidad del Consejo Nacional de Transición está cargada de una enorme cantidad de pugnas intestinas de fuertes facciones, que llevó al asesinato del comandante militar Abdel Fatah Yunes por supuestos segmentos islamistas, debido en parte a que el líder militar había sido pro Khadafi y participó en masacres contra islamistas en los ’90. Libia es por razones histórico-demográficas tres países a la vez: en el este la Cirenaica; en el oeste la Tripolitania y en el sur el Fazzan. Son tres divisiones que han representado tradicionalmente rivalidades y luchas contra el poder de Trípoli. El Consejo Nacional de Transición no es más que una nueva fase de las luchas por el control del poder.
–¿Quién gobernará entonces?
–En términos de liderazgo existen dos cabezas visibles: Mustafa Abdul Jalil, ex ministro de Justicia de Khadafi y Mahmoud Jibril, el ex responsable del proceso de privatización y apertura de Libia. Podría haber tensiones entre ambos, ya que no mostraron que actuaban con armonía. Si uno mira el futuro inmediato, es probable que haya pugnas por llenar el vacío que queda.
–La OTAN apoyó militarmente la revuelta. ¿Cómo se asegura que haya estabilidad en el país?
–Los europeos de la OTAN no quieren tener que hacer intervenir tropas por tierra durante el proceso de transición. En cambio, en Estados Unidos hay algunos generales que opinan que sería indispensable que se requieran tropas en el terreno. O sea, tenemos dos miradas distintas sobre el rol de la OTAN. Otra cuestión que entra en el debate es evitar cometer los mismos errores que en Irak y Afganistán. Cómo evitar perseguir a todos los leales de Khadafi y no desmantelar las estructura institucional civil y militar del régimen. Fue un despropósito. A esto hay que añadirle otro elemento: el papel de Occidente con sus intereses petroleros. En la lista de las principales petroleras que trabajan en Libia destacan la italiana Eni, la alemana Wintershall, la francesa Total y las norteamericanas Conoco, Hess y Occidental. El modo en que se maneje la transición en materia petrolera es clave. Demorará por lo menos un año que el país vuelva a producir un millón de barriles por día. La estabilidad de Libia va a depender en gran medida de las construcción de su economía. Occidente, en medio de una crisis económica como la actual, no va a prometer nada.
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