La moción de confianza que pidió el Cavaliere será votada hoy
Por Elisabetta Piqué | LA NACION
.
"A quien me pide que dé un paso atrás, digo que ahora como nunca siento la responsabilidad de no hacerlo. No para preservar poderes, sino porque no hay alternativas creíbles de gobierno, y las elecciones anticipadas no son la solución para los problemas que tenemos."
Ante un hemiciclo semivacío, porque la oposición decidió abandonarlo en señal de rechazo, con esas palabras Silvio Berlusconi pidió ayer al Parlamento su confianza, en una moción que será votada hoy. Se descuenta que el Cavaliere volverá a sortear esta prueba de fuego, porque cuenta con los números para sobrevivir, más allá del clima de agonía que reina en Italia.
En una tensión al rojo vivo, con la zona del Parlamento blindada, protestas de "indignados" en todas las ciudades del país, Berlusconi aprovechó la severa crisis económico-financiera que sacude a Italia para advertir que sería irresponsable abrir una crisis política en este momento.
"Hoy la prioridad es poner a Italia al reparo de la crisis económica", sentenció el Cavaliere . "Italia puede salir adelante, saldrá adelante y puede relanzarse derrotando una estrategia de parálisis y pesimismo", dijo.
Al lado de su aliado indispensable, Umberto Bossi, de la Liga Norte, que bostezó 12 veces, Berlusconi pronunció un discurso muy corto (menos de 20 minutos). En él, reiteró que su gobierno no va a tirar la toalla, sino que piensa concluir la legislatura en tiempos naturales (2013), más allá de los reiterados pedidos de dimisión de parte de la oposición.
Berlusconi se vio obligado a someterse a un voto de confianza después de perder, el martes pasado, una votación parlamentaria crucial, relativa a la rendición de cuentas del Estado. Un hecho inédito y más que significativo, que en su discurso calificó como "un incidente técnico que determinó una situación anómala", de la que se excusó.
El discurso
Desgastado como nunca y acorralado por escándalos judiciales y sexuales, Berlusconi se presentó como una víctima de "una campaña mediático-judicial" de una "violencia inusitada". Amén de reiterar que no piensa renunciar, el Cavaliere también descartó cualquier posibilidad de un "gobierno técnico" o elecciones anticipadas.
Prometió poner en marcha reformas relativas al fisco y a la justicia en lo que le queda de legislatura. Y atacó duramente a la oposición "fragmentada y dividida, es más, desaparecida" (en alusión a su decisión de retirarse del aula durante su intervención), que no tiene programa, algo en verdad cierto. Por otra parte, aseguró que su mayoría está "unida", algo, en cambio, bastante dudable.
Aunque se descuenta que Berlusconi tendrá los votos para superar esta nueva moción de confianza, son notorias las diferencias en el oficialismo, tal como quedó demostrado en la votación del martes último sobre la rendición de cuentas, que el gobierno perdió por un voto.
"Mañana seguramente se logrará la confianza, pero no a un gobierno, sino a un no gobierno", escribió, muy gráficamente, el analista Stefano Folli, del diario Il Sole 24 Ore, que, como muchos otros, cree que la "era de Berlusconi" ha llegado a su fin y que el país, paralizado, necesita un cambio.
Mientras el Banco Central Europeo indicó que harán falta nuevos ajustes en Italia, estancada económicamente desde hace diez años, el discurso de Berlusconi pareció no gustar a los mercados: las bolsas europeas cerraron todas en baja, con la de Milán, con -3,71%, en profundo rojo..
|