Por William MaClean | Agencia Reuters
En un país sediento de estabilidad, que busca cambiar las balas por las urnas electorales, las disputas por el poder dentro del nuevo gobierno podrían agravarse tras la muerte del depuesto líder Muammar Khadafy, un acontecimiento que provocó en Libia tanta ansiedad como alegría.
El gobierno interino se dedicará a garantizar que los resabios de las fuerzas leales a Khadafy no puedan organizar una insurgencia guerrillera desde las zonas rurales, algo que podría desestabilizar al país del norte de Africa y a su industria petrolera. Pero quizá la prueba más importante para el Consejo Nacional de Transición (CNT) interino sea lidiar con las enormes expectativas de los seis millones de habitantes, liberados finalmente del temor de que Khadafy pudiera volver a imponer su viejo régimen autoritario y personalista.
"Ahora existe una expectativa masiva. Hasta el momento tenían la excusa de que estaban librando una guerra. Ya no tienen eso [...]. Ahora tiene que pasar todo", dijo el experto en Libia John Hamilton, de la consultora Cross Border Information. "Esta es una tarea difícil. Tienen que cumplir con el pueblo. [...] Por otro lado, esto podría renovar la luna de miel que tuvieron cuando cayó Trípoli, si pueden formar un gobierno decente en un breve lapso", agregó.
La noticia sobre la captura y muerte de Khadafy se conoció minutos después de los reportes de que su ciudad natal, Sirte, había caído en medio de bombardeos de la OTAN. Era el último bastión significativo de apoyo al depuesto líder.
La captura de Sirte y la muerte del líder significan que el CNT deberá ahora comenzar la tarea de forjar un nuevo sistema democrático, tal como prometió que haría una vez que cayera la ciudad, símbolo del antiguo régimen.
Algunos, sin embargo, temen que persista la inestabilidad y surjan nuevos problemas para llevar adelante ese proceso.
"Khadafy ahora es un mártir y por lo tanto puede convertirse en un ícono para la insurrección o la violencia tribal; quizá no en el futuro inmediato, pero sí en el mediano o largo plazo", opinó George Joffe, experto de la Universidad de Cambridge sobre el norte de Africa.
"El hecho de que la OTAN pueda ser culpada por su muerte es preocupante, en términos del apoyo regional, y puede minar la legitimidad del CNT", añadió.
Pero las autoridades interinas enfrentan actualmente una tarea posiblemente más crítica, como controlar a un grupo de milicias armadas opositoras a Khadafy que compiten -hasta ahora de forma pacífica- por participar activamente de la fundación y la representación política en la nueva Libia.
El experto en Libia Alex Warren, de Frontier MEA, una firma de investigación y asesoramiento sobre Medio Oriente y el norte de Africa, sostuvo que la muerte de Khadafy "es claramente un evento trascendental con una carga mucho más que simbólica".
Pero, en cuanto a las milicias del CNT, opinó: "Estos grupos necesitan ser desarmados cuidadosamente o integrados en las fuerzas armadas. [...] Aun quedan dudas acerca de a quién responden estas milicias, cómo manejan sus relaciones entre sí y cuáles son sus demandas".
Cuando declare la liberación, posiblemente mañana, el CNT mudará su sede de Benghazi a Trípoli para formar un gobierno de transición en un plazo de 30 días. A los 240 días debería surgir una conferencia nacional de 200 miembros, que un mes más tarde nombraría a un primer ministro, que a su vez constituiría su gobierno.
La conferencia nacional recibiría además plazos para supervisar la redacción de una nueva Constitución y la celebración de elecciones para un Parlamento.
Algunos temen que las disputas políticas que podrían surgir en la formación de un nuevo gobierno tensionen al máximo la alianza de conveniencia entre las fuerzas provinciales que formaron la oposición armada a Khadafy. Con su muerte, aquello que los unía podría desaparecer.
Warren dijo que aún no está claro si el actual jefe del CNT, Mustafa Abdel Jalil, considerado el político con más apoyo del consejo, renunciará o se quedará en el poder.
"Ante la ausencia actual de cualquier otra institución política organizada, es vital que haya un liderazgo que supervise elementos cruciales de la transición, como el nacimiento de partidos políticos, la organización de elecciones y el desmembramiento o la desintegración de las milicias", enfatizó el analista.
En las últimas semanas, en Trípoli ha tenido lugar una especie de competencia entre los numerosos grupos armados para erigirse como la única fuerza de seguridad legitima.
El mes pasado, durante una visita a Libia, el senador republicano norteamericano John McCain llamó al CNT a moverse con rapidez para poner bajo control a las milicias armadas.
"Este es el fin de una era, pero la lucha por el nuevo gobierno recién empieza", dijo Ali Abullatif Ahmida, un politólogo libio de la Universidad de Nueva Inglaterra.
"Todo dependerá de si el CNT logra sanar las heridas del país y reconciliar a su gente... o si elige la venganza e intenta saldar las cuentas pendientes. Ese puede ser un camino peligroso."
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