La inquisición fue abolida y las hogueras ya no arden, aunque muchos en estos días pensaron en resucitarlas. ¿A quién prender fuego en la Argentina del siglo XXI?
Es la combativa huelga del personal no médico del Hospital Garrahan la que hoy encabeza la lista. Ahí está el dedo inquisidor del encapuchado Ministro de Salud Ginés acusándolos de “terroristas sanitarios”.
Las voces se suman. El Consejo de Administración del Hospital, incapaz de erradicar a las ratas mudadas de la vieja cárcel de Caseros al nosocomio, amenaza con despedir a los huelguistas. Las ratas protegen a las ratas y atacan a los trabajadores.
Están todos alineados para derrotar esta huelga ejemplar. El Ministerio de Trabajo amenaza con quitarle la personería gremial a ATE (sindicato al que están afiliados los trabajadores del hospital que están luchando), una medida más acorde con una dictadura que con un gobierno que se dice hijo de las Madres de Plaza de Mayo. El Poder político, la Justicia pidiendo la indagatoria de enfermeras por “abandono de personas” —aunque a último momento un juez desestimó el pedido del fiscal. Periodistas reaccionarios y no tanto han hecho causa común. La fórmula es sencilla: primer plano de la cámara, poner cara de horror y hablar de la huelga del Garrahan como del mismo demonio.
En medio de tanta saña oficial y mediática, la dirigencia burocrática de ATE desautoriza a los dirigentes de la Comisión Interna, y declara públicamente que están por levantar las medidas de fuerza negándose a oír el pedido de paro nacional por parte de los trabajadores, aunque luego tuvo que retroceder parcialmente, ante las amenazas de despidos..
La escuela del kirchnerismo aplicada a los municipales santacruceños de Pico Truncado o a los desocupados de Caleta Olivia, hoy le muestra los dientes al personal no médico del Garrahan. Una conclusión es clara: allí donde el gobierno es la patronal -y donde las dirigencias sindicales tradicionales no mandan- crecen las persecuciones y la represión.
Tanto cortejo infame disparando a quemarropa, ensancha la figura de los huelguistas. Por eso, todo hombre y mujer de la clase trabajadora, todo luchador popular, no puede más que tomar partido por los compañeros y compañeras del Hospital.
TODOS SOMOS EL GARRAHAN.
La huelga del Garrahan se ha convertido en un conflicto testigo. Es parte además de un crecimiento de la conflictividad laboral fundamentalmente entre los trabajadores estatales, aunque también están movilizados los fraternales, docentes, empleados de supermercados, y el SMATA, entre otros. El gobierno -que en el caso del conflicto del Garrahan es la misma patronal- necesita derrotar al Garrahan porque los trabajadores osaron reclamar un salario de $1800, el equivalente al costo de la canasta familiar, es decir un precio de la fuerza de trabajo que Kirchner quiere evitar a toda costa. La voz de los huelguistas debe ser acallada porque temen que su reclamo se convierta en la voz de miles de estatales y se hunda el plan oficial de mantener bien planchados los salarios de los empleados públicos. ¿Por qué? Para garantizar los pagos al Fondo Monetario Internacional. Así, aumentaron los gastos del estado por pagos de deuda externa en un 25% en los cinco primeros meses del 2005, tiempo en que el estado acumuló 9789 millones de pesos. Ahora se entiende por qué no hay fondos para salario, para aumentar el presupuesto de la salud o el de la educación pública.
Las paradojas abundan y las ideas interesadas también: los periodistas escupen si un trabajador reclama el derecho a la subsistencia, es decir lo mínimo que una familia necesita para sostenerse, pero dedican programas enteros para festejar el “crecimiento económico”, es decir las ganancias extraordinarias de las grandes patronales que sostienen sus plumas. Actualmente, la rentabilidad capitalista se encuentra un 60% por encima de los tiempos de la convertibilidad. Hoy, los sectores exportadores ligados a la UIA representan 24.500 millones de dólares sobre el total de casi 38.000 que se exportaron el año pasado. “Nunca nos sentimos protegidos como ahora”, declara Héctor Méndez, titular de la UIA. El apoyo de los industriales al gobierno no es para menos. Es SU gobierno.
Mientras tanto, la carestía de la vida deprecia cada vez más el ingreso promedio de los asalariados en la Argentina, que no supera los 600 pesos. Según el economista Claudio Lozano Sólo “Los trabajadores del sector privado que están en blanco llegaron prácticamente a los mismos niveles salariales del año 2001. Los que dentro del sector privado están en negro quedaron un 25 por ciento por debajo. Y los estatales ganan un 28 por ciento menos que lo que recibían, en términos de poder adquisitivo, al comienzo de esta crisis.”
La derrota de la huelga del Garrahan es el objetivo central del gobierno para enfrentar y evitar los “desbordes” de la burocracia sindical en el presente período de luchas salariales y reivindicativas. Un revés de los trabajadores fortalecería la política de concertación de los burócratas sindicales, que no es otra cosa que un salario miserable y ganancias extraordinarias para las patronales. Por eso es necesario rodear su lucha de toda la solidaridad posible. Hay que acompañar las actividades a las que llaman los compañeros, formar comisiones de solidaridad en cada lugar de trabajo y estudio. Es necesario que todas las organizaciones combativas -en particular aquellas que participaron del Encuentro del 2 de abril- estén en la primera línea impulsado medidas comunes para que la lucha triunfe. El Comité de Solidaridad que se ha formado es un primer paso. Hay que retomar el camino de la coordinación de los que luchan. Se puede convertir la causa del Garrahan en una causa nacional, por el salario, por los $1800 para todos y por la defensa de la salud pública.
A los dirigentes burocráticos de ATE y de la CTA hay que arrancarle un paro nacional de solidaridad ya y no esperar a que sucedan los despidos. ¡Que rompan ya su subordinación al gobierno!. Hay que imponerles a la CGT y a la CTA un plan de lucha nacional por un salario equivalente a la canasta familiar, indexado según inflación, junto a un subsidio universal de 800$ para los trabajadores desocupados y el 82% móvil para los jubilados..
* José Montes es primer candidato a Senador por la Provincia de Buenos Aires por el Frente PTS-MAS; integrante de la Mesa de Conducción del Cuerpo del Delegados por Secciones del Astillero Río Santiago y dirigente nacional del PTS.
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