La retórica oficial insiste en que “A 53 años del triunfo de la Revolución, Cuba se encuentra inmersa en la actualización de su modelo económico, proceso diseñado para garantizar la continuidad y el fortalecimiento del sistema socialista adoptado por la isla” (Prensa Latina), pero las medidas “pro mercado” y de “ajuste” que se vienen tomando descomponen paso a paso lo que queda en pie de las conquistas fundamentales de la revolución, abonando el terreno para la restauración capitalista.
Gradualismo
El Cmte. Raúl Castro ratificó tanto el rumbo elegido, como el “gradualismo” en la aplicación de los “Lineamientos de Política Económica y Social” aprobados en el VI Congreso del PCC. Según Granma del 31/12/11, que retoma su discurso al último Consejo de Ministros, advirtió que “la actualización del modelo económico no es un milagro que pueda obrarse de la noche a la mañana, como algunos piensan; su despliegue total se logrará gradualmente en el transcurso del quinquenio, pues es mucho el trabajo de detalle, planificación y coordinación, tanto en el plano jurídico como en la preparación minuciosa de todos los que intervengan en su ejecución práctica (…) La voluntad de lo que tenemos que hacer está contenida en el discurso de clausura de la Asamblea Nacional: ‘Continuaremos haciendo realidad todo lo acordado, sin prisa, pero sin pausa, con la integralidad y gradualidad requeridas, sin apresuramientos ni improvisaciones, contribuyendo a la superación de la vieja mentalidad dogmática y corrigiendo oportunamente los errores que podamos cometer. No descuidaremos, ni un instante, la unidad de la mayoría de los cubanos en torno al Partido y la Revolución’” Raúl había insistido en su discurso que “Como era de esperar, no han faltado las exhortaciones, bien y mal intencionadas, para que apresuremos el paso y se nos pretende imponer la secuencia y alcance de las medidas a adoptar como si se tratara de algo insignificante y no del destino de la Revolución y de la Patria.” Tomó distancia así tanto de los “dogmáticos” que se resisten a aceptar los cambios, como de los “impacientes” que quieren un salto inmediato, en lo que parece una seria reconvención a las distintas alas de la burocracia dirigente.
Medidas “pro mercado”, de reestructuración y “ajuste”
Desde el 2° trimestre de 2011 se han venido implementando nuevas medidas para “continuar las transformaciones del modelo económico cubano y la implementación de los Lineamientos del VI Congreso del Partido” como dice Trabajadores del 02/02/12, vocero de la central obrera CTC ampliando paulatinamente los espacios para la iniciativa privada, en la producción, comercio y el acceso al crédito.
Entre ellas, se ha autorizado la compraventa de viviendas y de vehículos, se reglamentó el arrendamiento de inmuebles estatales a trabajadores por cuenta propia, se autorizó la venta directa de productores agrícolas a centros turísticos, etc. Las nuevas normas en el sistema bancario facilitan las operaciones comerciales y financieras “a los trabajadores por cuenta propia, a los pequeños agricultores, y a quienes ejercen otras formas de gestión no estatal”. Además, se autorizó que los particulares “comercialicen sus productos y servicios a entidades estatales, incluidas las unidades presupuestadas”. Y finalmente, se permitió al sector cuentapropista la contratación de personal en relación de dependencia.
En la agricultura, unos 170.000 particulares ya tomaron en arriendo alrededor de 1.375.000 Has. de tierras estatales, autorizándose que comercialicen su producción en el mercado, al margen del sistema de acopio estatal.
El sector cuentapropista se expandió en 2011, abarcando unas 360.000 personas en más de 90 actividades, muchas en servicios y comercio, y el gobierno intenta alentarlo más para derivar al sector a los trabajadores estatales que está en sus planes retirar so pretexto de “plantillas infladas”. La política de despidos masivos choca con una sorda resistencia, por lo que sus avances son lentos y los plazos se fueron estirando, de 3 a 5 años. El Ministro de economía, Adel Yzquierdo adelanta que este año se hará “una disminución de 170 mil empleados en entidades estatales y el aumento de 240 mil en otras formas no estatales.” Es decir, se seguirá con el retiro de trabajadores y la reestructuración en diversas áreas, incluyendo educación, salud y servicios sociales, como ya se hizo anteriormente en la industria azucarera y se planea hacer durante 2012 en el Correo. Esto mientras continúa la campaña contra el “igualitarismo” y por mayor productividad, ejerciendo presión sobre la base obrera a través de gerentes y burócratas sindicales.
Una crisis estructural
En el marco de la profunda crisis capitalista internacional, las condiciones para la economía cubana son turbulentas. Si bien logró cierto crecimiento (en 2011 el PBI creció 2,5%, menor a lo planificado de 3%) y este nuevo año se prevé un modesto 3,4% (Informe del Ministro de Economía Adel Yzquierdo). Los desequilibrios más notorios: retraso en los planes de inversión y necesidad de importar masivamente alimentos básicos (arriba de los 1.500 millones de dólares anuales) así como el pobre desempeño (baja productividad y uno de los menores ritmos de crecimiento en América latina) reflejan la crisis estructural de la economía cubana, donde la desastrosa gestión de la burocracia parasitaria, con sus privilegios y corrupción, se combinan con la presión imperialista para acumular explosivas contradicciones, a las que la burocracia busca escapar fortaleciendo las tendencias procapitalistas en desmedro de la economía nacionalizada.
Si bien aún no se ha dado un salto cualitativo, las medidas que se vienen adoptando adecuan cada vez más el sistema económico a las “leyes del mercado” y fomentando en la burocracia alas dispuestas a reciclarse como burguesía aunque al principio sea bajo la cobertura de una “economía mixta”.
La descomposición en marcha
La pequeña, aislada e industrialmente atrasada Cuba nunca fue “socialista” como pretende la propaganda castrista. Pero la revolución, con la nacionalización de los medios de producción y de la tierra, la liquidación social de la burguesía como clase y la ruptura con el imperialismo, conquistó las bases de una sociedad de transición a pesar de las gravísimas deformaciones que implicó medio siglo de reinado burocrático, (esto es lo que los trotskistas llamamos Estado Obrero deformado). La burocracia dirigente está aplicando un plan que desarticula la economía nacionalizada e incrementa el sector privado, intentando una “vía cubana al capitalismo” bajo rótulo “socialista”, gradual y dirigida por el PCC, que sólo puede llevar al desastre de la restauración capitalista y de una nueva sumisión al imperialismo.
¿Preparando “válvulas de escape”?
El creciente escepticismo y descontento en sectores de la población como los jóvenes, ante las penurias cotidianas, el crecimiento de las desigualdades sociales y la dictadura burocrática alarman a la cúpula ante la posibilidad de que se desarrollen procesos de resistencia.
En este sentido, se enmarcan gestos como el perdón de las penas a unos 2.900 presos anunciado a fin de año, así como los dichos de Raúl Castro de que se podría liberalizar la política de migraciones. Y también lleva a profundizar la estrategia gubernamental de pactos con la Iglesia, intermediaria en las negociaciones con el imperialismo, que ha convertido a la jerarquía católica en interlocutor privilegiado y “oposición tolerada”. La apertura hacia los curas se vio en la magnitud de la reciente celebración del 400° aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre (“patrona” de la Isla) y en la preparación de la visita del Papa Benedicto XVI para el 26/3.
Hacia la I Conferencia del PCC
En este panorama, el 28/1 se reunirá la I Conferencia del PCC, cuyo “Documento base” hace eje en la necesidad de revisar los métodos, “oxigenar” al pesado aparato incluyendo más mujeres, negros, etc., y afrontar el deterioro de su hegemonía sobre las masas. Es indudable que estará cruzada por la necesidad de organizar la “sucesión” tras el agotamiento de la “generación histórica” en torno a Raúl y Fidel, cuyo promedio de edad ronda los 80 años pero que carece de dirigentes de recambio con autoridad para arbitrar entre las distintas alas de la burocracia y conducir el plan a través de las enormes tensiones que se acumulan.
Un programa obrero y socialista para Cuba
Frente al programa de la burocracia y a las presiones imperialistas por una rápida “apertura económica y política”, la vía no es servir de consejeros de algún sector “reformista” de la cúpula, ni ceder a la postura de que si se liberaliza la economía, se facilitará la “democratización”, como parecen creer algunas voces en el seno de la oposición socialista en medios académicos, culturales y juveniles que se viene extendiendo en los últimos años. Hace falta un programa de revolución política, para sanear la economía nacionalizada, preservar los intereses de la clase trabajadora y acabar con la dominación de la burocracia y con sus privilegios. Esto, pasa por demoler el régimen de “partido único”, conquistar la libre organización de sindicatos y de todas aquellas tendencias políticas que defiendan las conquistas de la revolución, para imponer con la movilización una verdadera democracia obrera y socialista con un doble poder basado en concejos obreros y populares, e impulsando la unidad económica y política del continente en una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.
05-01-2012
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