La ONU votará el jueves un proyecto de resolución preparado por Arabia Saudí y Catar
Las fuerzas del régimen de Bachar el Asad han empezado esta mañana a bombardear varios barrios de la ciudad siria de Hama, según denuncian varios activistas. Tanques desplegados en las afueras de la ciudad han comenzado a disparar de madrugada, mientras unidades militares avanzaban desde el aeropuerto hacia el centro de la ciudad. Los activistas de oposición y los rebeldes alzados en armas aseguran que los soldados disparan desde vehículos blindados y emplean piezas de artillería antiaérea. Pocas horas después, uniformados de la Cuarta División del Ejército, comandada por Maher el Asad, hermano del presidente, irrumpía en el barrio de Barzeh de Damasco para montar controles y lanzar una redada en la que se ha detenido a varias personas en sus viviendas, según relatan algunos vecinos a Reuters. Nunca en 11 meses de revuelta popular los soldados se habían desplegado en un distrito tan céntrico de la capital.
Un ciudadano llamado Amer, citado por Reuters y que se comunicaba mediante un teléfono por satélite, ha comentado que las líneas telefónicas terrestres están cortadas en Hama y que tampoco funciona la red de telefonía móvil. Es un patrón seguido por los militares en varias otras ciudades, y ahora de nuevo en Hama, que meses atrás sufrió una embestida de las tropas leales a Bachar el Asad y que padeció en 1982 una matanza de suníes —entre 10.000 y 30.000 muertos, según las fuentes— ordenada por el padre del actual presidente después de un levantamiento organizado por los Hermanos Musulmanes.
La nueva ofensiva en Hama amplía el frente de combate. Alrededor de 40 personas han muerto este martes en varias ciudades de Siria como consecuencia de actuaciones de las fuerzas leales al Gobierno de Bachar el Asad, según han denunciado los Comités de Coordinación Local, grupo de organizaciones opositoras que recoge de forma diaria este tipo de balances. Los Comités de Coordinación Local han asegurado que nueve personas han sido abatidas en Idlib, ocho en Homs, cuatro en Deraa, cuatro en Alepo, tres en Hama y uno en Latakia. Además, tres soldados desertores y dos mujeres han perdido la vida en los suburbios de Damasco, mientras que una persona más ha fallecido en la capital.
En el caso de Hama, los bombardeos han alcanzado incluso el hospital de Midani, situado en el distrito de Hamidieh y donde, según el comunicado de los activistas, más de un centenar de personas han resultado heridas. Las fuerzas del régimen se sirven también de las azoteas de los hospitales para apostar ahí a sus francotiradores, repartidos también en edificios oficiales. En Homs, durante la mañana de este miércoles, los vecinos de Bab Amro, uno de los barrios más castigados, explicaban a las agencias de noticias que el oleoducto que termina en una refinería de la ciudad y que abastece de gasolina a Damasco y al sur del país había sido alcanzado por algún proyectil que, a su vez, causó una explosión. Este oleoducto ha sufrido ya varios ataques. Los alzados contra el régimen aseguran que las tropas leales a El Asad dañaron el conducto por error. El Gobierno atribuye los daños al "sabotaje de grupos terroristas".
Los bombardeos se producen el mismo día en que Damasco ha rechazado las acusaciones de la ONU de cometer "crímenes contra la humanidad". En los últimos días, se han intensificado los movimientos diplomáticos para presionar al Gobierno, que acusa a la ONU de falta de neutralidad y objetividad.
La Asamblea General de la ONU decide el jueves sobre la resolución
La Asamblea General de la ONU votará el jueves un proyecto de resolución preparado por Arabia Saudí y Catar que condena la represión que ejerce el Gobierno de Siria y que respalda los planes de transición de la Liga Árabe. El texto, que condena las violaciones "sistemáticas" de derechos humanos en Siria y exige a Damasco detener "de forma inmediata" los ataques contra la población civil, fue distribuido este martes entre los Estados miembros y se votará en el pleno de la Asamblea el jueves a las 20.00 horas (GMT), según fuentes diplomáticas.
El voto en la Asamblea General, donde no existe el poder de veto y cuyas resoluciones son más bien simbólicas al tratarse de un órgano consultivo, se producirá después de que Rusia y China vetaran en el Consejo de Seguridad una resolución de condena a Damasco el pasado 4 de febrero. Se prevé que el proyecto de resolución sea defendido en el órgano donde están representados todos los miembros de la ONU por Egipto, país que preside el grupo de países árabes en la Asamblea, aunque el texto cuenta con el respaldo de muchas naciones occidentales.
La resolución llama a un "proceso político sin exclusiones" liderado por los sirios, desarrollado en un ambiente "libre de violencia, intimidación y extremismo", y que permita al pueblo sirio afrontar sus "legítimas aspiraciones".
Aunque no pide de forma expresa la salida del poder del presidente Bachar el Asad, el texto sí muestra su "total apoyo" a la propuesta de la Liga Árabe de "facilitar" una transición política a partir de un diálogo "serio" entre el régimen y "todo el espectro de la oposición", que termine en un sistema "democrático y plural". La iniciativa de la Liga Árabe establecía que El Asad debía renunciar al poder antes de iniciarse la transición política y la manifestación de "total apoyo" pudo ser interpretada por Rusia como una vía indirecta para aprobar en el Consejo de Seguridad de la ONU el derrocamiento del dictador sirio.
El documento invita también al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a designar a un enviado especial para Siria que ayude a promover una "solución pacífica" a la crisis, y a informar sobre la implementación de la resolución una vez que pasen quince días desde su aprobación.
La resolución no hace referencia, sin embargo, a la creación de una fuerza de paz conjunta entre la ONU y la Liga Árabe, tal y como propuso ese organismo regional el pasado domingo en El Cairo.
Rusia y China han ejercido su poder de veto en el Consejo de Seguridad ya en dos ocasiones para evitar que la ONU condene a Damasco, aunque la Asamblea General adoptó en diciembre pasado una resolución de condena de la situación de los derechos humanos en Siria y pidió el fin de la represión contra los manifestantes. Esa resolución fue aprobada entonces por 133 países, mientras que 41 se abstuvieron (Rusia y China entre ellos) y trece votaron en contra, entre los que estuvieron Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, así como Irán, entre otros. Este martes, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha afirmado que el Gobierno de Pekín "no protegerá oficialmente a ninguna de las partes del conflicto, incluído el Gobierno".
Con todo, las negociaciones con Rusia prosiguen. El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, acaba de asegurar que está negociando con Rusia para establecer "corredores humanitarios" que ayuden a paliar la dramática situación que se vive en varias ciudades sirias.
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